martes, 31 de julio de 2012

Viví lleno de alegría y sintiéndome acogido como en casa propia

Al cumplirse el primer mes de la partida material de nuestro profeta y amigo Jesús Arroyo ocd, queremos compartir con todos ustedes queridos amigos y amigas, la carta que escribiera días antes del lamentable suceso, con la cual pedía al señor Presidente del Ecuador, se le concediera la Nacionalidad Ecuatoriana, la misma que tenía programado presentarla a su retorno de España.

Todo lo expresado en esta carta, solo demuestra el gran amor de su vida, su pueblo de Sucumbíos, en el cual encontro su verdadero hogar y donde la gente sencilla que le acogía, constituyó su familia.


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Fecha: 13 de junio de 2012

Carmelitas Descalzos
Comunidad de Santa Teresita
9 de octubre de 470
Apartado 17 – 03 – 714
QUITO = Ecuador =

Ec. Rafael Correa Delgado
Presidente Constitucional del Ecuador


De mi consideración:
Por medio de la presente quiero hacerle llegar mis mejores deseos de éxito en la gestión que viene realizando como primer mandatario de esa querida nación. Todo lo que pueda hacer por el bien de ese pueblo al que siento mi pueblo y de ese país al que siento mi país cuenta con mi oración y estímulo, precisamente porque lo siento como algo propio.
Soy un religioso carmelita que llegué al Ecuador el año 1981 cuando acababa de cumplir veintiséis años. Venía destinado a la entonces Prefectura de San Miguel de Sucumbíos en la actual provincia de Sucumbíos, entonces provincia de Napo.
Lleno de ilusiones trabajé hasta el año de 1986 en la zona de la vía a Colombia y las comunidades campesinas aledañas a La Agrio. Viví lleno de alegría y sintiéndome acogido como en casa propia entre campesinos y campesinas de las vías a Colombia, Coca y Tarapoa. Acompañar la vida de las familias que acababan de llegar de toda parte del país en busca de mejores días y sueños inalcanzables fue mi tarea fundamental. Acompañarles en las gestiones ante el IERAC, motivar la organización, animar a la legítima defensa de su derecho a tener un pedazo de tierra fueron tareas que hundían sus raíces en su profunda fe en Cristo que se unían en la mía. Fue un verdadero regalo del Dios de la vida poder vivir junta a ellos estos años.
El año de 1986 pasé a ser párroco de la única iglesia que había en lago Agrio, donde estuve hasta el año 1994. La vida de los barrios, la formación de sus comunidades cristianas y el alentar la organización barrial ocuparon mis desvelos. En Lago Agrio me encontró el terremoto del año 198 y tuve la dicha de trabajar arduamente por una población que se sentía desvalida por el aislamiento que el terremoto produjo. Por ser párroco formaba parte de la junta de Defensa, que al lado de las autoridades y presididos por el militar de más alto rango pretendimos paliar el sufrimiento y la angustia de quienes más sufrían por lo que había sucedido. Allí tuve la alegría de acoger a un joven venido espontáneamente de Suiza, de nombre Toni, con quien mantengo todavía una entrañable amistad y que tanto ha hecho por nuestro país y otros muchos.
También debido al cargo de párroco y en aquellos difíciles momentos del Gobierno de León Febres Cordero fui elegido presidente del naciente Comité de Derechos Humanos del Nororiente (CDHNO) que con el apoyo de personas más profesionales fue creciendo y ofreciendo resistencia a los desmanes que constituían el pan de cada día en una tierra que era considerada tierra de nadie y donde lo importante no eran las personas sino el petróleo que aportaba a la economía del país.
Del año 1990 al 1994 tuve la dicha además de poner en marcha uno de los proyectos más emblemáticos de la Iglesia de Sucumbíos: la Radio Sucumbíos. Con este medio pudimos soñar que era posible sacar a esta provincia y a la provincia de Orellana, todavía no creada, del aislamiento al que se les tenía relegadas. Pudimos construir una verdadera escuela de comunicadores de la mano de entidades como CORAPE y ALER, que nos abrieron al mirada al ámbito nacional y latinoamericano. Logramos integrar a una provincia que todavía no tenía adecuadas vías y escasa cultura de integración por estar formada por pobladores venidos de todas las provincias del país. Soñamos con un medio de comunicación que aportase a la provincia y por eso mismo el pueblo le puso el nombre con el que la identifica hasta el día de hoy: Radio Sucumbíos.
El año 1994 salí a estudiar tres años y al regreso me fue concedido el privilegio de trabajar con las nacionalidades indígenas que habitan en esta provincia, de manera muy particular con la población shuar emigrada desde Morona Santiago y Zamora Chinchipe y la población kichwa (runa), venida anteriormente del alto Napo. Además de acompañar a las comunidades cristianas y a sus servidores, tuve la oportunidad de trabajar en el crecimiento del Centro Cultural Indígena P. Ramón López, llamado así en memoria de un Carmelita asesinado el año 1969 en Puerto Libre por defender a la comunidad cofán que allá vivía, actual comuna Sinango’e. En estos mismos años apoyamos el nacimiento de la Federación Shuar de Sucumbíos con la intención de que la población shuar de la provincia se fuese articulando y apoyando mutuamente en contacto con la Federación Shuar de Macas.
Después de seis años en la ciudad de Quito por responsabilidades de la Orden a la que pertenezco, volví a Sucumbíos para trabajar en uno de los proyectos más ambicionados por los Carmelitas de esa provincia: el Centro de Espiritualidad Monte Carmelo. Con él queríamos ofrecer un espacio de reflexión, orientación y cultivo de valores a la población de una provincia siempre asediada por problemas complejos que usted conoce muy bien. Ese proyecto que sigue llevando adelante por las hermanas de la Compañía de Santa Teresa fue el lugar en el que cerré mi estadía en Sucumbíos por problemas que también son de su conocimiento.
Todo lo vivido ha sido un regalo del Dios de la Vida y es por eso que le solicito de la manera más comedida a su persona, se digne extender el decreto ejecutivo correspondiente para que se me conceda la nacionalidad ecuatoriana por SERVICIOS RELEVANTES prestados. Eso hará posible mi deseo de contar con la nacionalidad ecuatoriana y sentirme más unido a ese pueblo y a ese país que usted hoy preside.
En espera de una acogida favorable a i ruego, me suscribo de usted atentamente:


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Fr. Jesús M. Arroyo

lunes, 30 de julio de 2012

LO QUE OCURRE BAJO TIERRA

La Iglesia asiste en nuestros días a una grave crisis de humanidad, que traerá consigo enormes mutaciones. Un nuevo orden se está gestando, y la Iglesia tiene ante sí misiones inmensas, como en las épocas más trágicas de la historia. Porque lo que se exige hoy de la Iglesia es que infunda en las venas de la humanidad actual la virtud perenne, vital y divina del Evangelio. […] La visión de estos males impresiona sobremanera a algunos espíritus que sólo ven tinieblas a su alrededor, como si este mundo estuviera totalmente envuelto por ellas. Nos, sin embargo, preferimos poner toda nuestra firme confianza en el divino Salvador de la humanidad, quien no ha abandonado a los hombres por Él redimidos…
 (Constitución Apostólica de Juan XXIII convocando el Concilio Vaticano II, 25 diciembre 1961)

A pesar de lo que pueda parecer, y porque muchos datos de la realidad lo sugieren, no es momento para el derrotismo. Algo nuevo está surgiendo, algo que es imparable y que nace de forma subterránea en las conciencias de gente de buena voluntad. Ese camino imparable es obra del Espíritu de Dios que no deja a la humanidad desamparada. Ese camino va a implicar cambios sustanciales. Esto es lo que viene a decir Juan XXIII cuando convoca el Concilio Vaticano II.  Desde su punto de vista, frente a la ansiedad de los que sucede, la actitud no es la desesperación ni el abatimiento, la actitud correcta es la reflexión que prueba qué necesaria es la vigilancia y el sentido de responsabilidad de cada quien para afrontar las urgencias y necesidades del mundo actual. La Iglesia debiera ser cauce para que se promuevan los cambios.

Pero, ¿dónde están ocurriendo los cambios? Los cambios significativos no ocurren en el orden establecido, político, religioso o económico, el orden que impera en la actualidad. Los cambios están ocurriendo en la oscuridad de la tierra, en las conciencias de las personas que sufren, en las situaciones sin salida de los pobres, en lo que está abocado al fracaso. En esas situaciones límite ocurren los cambios. ¿Por qué? Porque ahí está la verdad de todo.

Entonces, toca mirar lo que hay bajo el asfalto, lo que hay bajo el lodazal, lo que hay bajo las ruinas, lo que hay bajo los escombros, lo que hay bajo los brillos, los triunfos y las medallas. Y eso que hay, nos mostrará el camino a seguir. Un camino que será de vida definitiva e inmanipulable.

Ahora observemos en nuestras comunidades: ¿dónde están ocurriendo los cambios? Quizás estén ocurriendo más allá de lo que aparece o de lo que está funcionando. Quizás el motor de los cambios esté en esas mujeres que persisten en compartir semanalmente la Palabra de Dios aunque la mayor parte de sus vecinos y vecinas no sientan la misma necesidad y aunque no se quieran asumir determinadas responsabilidades como el ornato, la animación, el compartir o la catequesis. Quizás los cambios estén viniendo de esos ministerios que llevan años en sus comunidades esperando un rebrote de algo distinto y que no son considerados por cristianos que buscan un sacramentalismo sin compromiso. Y puede que los cambios estén en ese esfuerzo colectivo y compartido que brota de una minga espontánea ante un próximo acontecimiento. O en la persistencia de esa familia que mantiene viva la comunidad con su propio testimonio y preocupación por lo que le pasa a quienes tienen al lado. O quizás los cambios estén viniendo de aquella mujer que supera el maltrato a la que es sometida y se pone en pie buscando ayudas y medios para salir adelante. Y por supuesto, quizás los cambios lleguen de esa actitud solidaria de resistencia que es fiel al Evangelio frente al intento de violencia y aniquilación que el fundamentalismo con tinte católico pretende.

Por todo esto, nosotros, nosotras también preferimos poner toda nuestra confianza en Jesús y esperar contra toda esperanza a que ocurra lo que tantas veces pasa en el Evangelio: que la semilla amenazada es la que genera el fruto, que el grano débil de mostaza es el que se convierte en árbol, que la mujer humillada por la cultura patriarcal es la que recibe la alabanza y fortaleza de Dios, que quienes se ponen a servir, acaban siendo los importantes... Y mientras, quienes se creen justos ante Dios acaban estando en mentira, quienes utilizan su poder religioso para imponer cargas a los débiles están fuera del Reino de Dios, quienes quieren protegerse teniendo primeros puestos y dignidades, acaban siendo descubiertos y humillados.

domingo, 29 de julio de 2012

MOVERSE AL ESTILO DE DIOS PARA TRANSFORMAR EL MUNDO - Juan 6,1-15

El Hijo también da la vida a los que quiere. (Jn 5,21)  Ésta es la respuesta que Jesús da a quienes tienen ganas de matarle. Ese “también” se refiere al Padre Dios. Jesús está totalmente vinculado a Dios y ha llegado un momento en su vida en el que todo lo que hace es lo que Dios hace. El reino de Dios ha llegado porque las cosas están cambiando, porque ese Dios no se queda callado ni quieto, ni conforme con la maldad, sino que en total actividad, da la vida a los que quiere.  ¿Cómo puede ser ésta una razón para matar a alguien? Parece lo contrario, que la gente que está más vinculada a Dios debe tener su favor, debe totalmente pacífica como para no hacerse objeto de miradas asesinas.
En el contexto de la Pascua judía, ¿por qué un judío justo como Jesús se hace objeto de miradas que quieren acabar con su vida? Es quizás que cuando actúa el bien, se desatan las fuerzas del mal para ahogarlo. Es dinámica de Reino de Dios.
Lo cierto es que en este contexto de Pascua y persecución, Jesús se atreve a moverse. Pasa a la otra parte del lago de Galilea. El movimiento le da nueva perspectiva sobre las cosas, esa itinerancia le pone en contacto permanente con la precariedad, con la multitud de gente que está desorientada y abandonada por los gobernantes y gente religiosa. No hay otro camino de encuentro con el pobre que moverse.

Pero este movimiento implica una contemplación de lo que ocurre y una contemplación del interior del ser humano. Y a la vez que contempla, sus manos actúan. Pero su acción no es compulsiva, ni obedece a sus propios intereses. Su actuación está motivada por la compasión que le quema las entrañas. No puede consentir el sufrimiento. No hará lo que otros hacen, tiene que hacer lo que Él puede, debe y quiere hacer que es aliviar, curar, sanar, alimentar… porque así lo hace Dios.
El contacto con lo público, la capacidad de liderazgo podría generar en él el deseo de tomar un atajo, de buscar mejores resultados, de encontrar medidas de calidad, de computar estadísticamente… Lejos de eso, lo único que se computa en el evangelio y esto se lo sugieren los discípulos es la cantidad de recursos con los q ue cuentan para saciar el hambre de la gente. Interesante, ¿no? Y estos recursos no se encuentran en Él principalmente, sino en la fuerza de la comunidad y en su capacidad para compadecerse como Él lo hace: no dejen de saciar el hambre y la sed, pero como Dios lo hace, sin paternalismos, sin compra-venta, sin cobrarse nada… sacien porque tienen la capacidad y el poder de hacerlo, desde la solidaridad más absoluta con el sufrimiento humano, desde las entrañas de la compasión y con la libertad de los hijos e hijas de Dios.
La soledad es el lugar del discernimiento para no confundirse: la tentación es permanente y hay que vigilar. Jesús quiere dejar claro para qué ha venido y quién es. Por eso ora solo y desaparece, para que sea Dios mismo quien le revele su rostro auténtico de Hijo.

Junto con el movimiento, la transformación de la realidad.  Si el mundo está dividido entre quienes gozan de abundancia y quienes están privados de lo necesario, Jesús viene a derrocar ese sistema y sueña con un cambio radical a través de poner en común lo que se tiene. Ese cambio radical está pendiente en el mundo. Nosotros, nosotras sólo somos aprendices. Pero por la misericordia de Dios tenemos experiencia de la multiplicación de panes en Sucumbíos. Esa multiplicación ha sido abundante, sorprendente y ha confundido a quienes se miden y lo miden todo por categorías de poder, legalidad o pureza. De hecho, la experiencia de compartir es un arma poderosa que el Espíritu confía a los pobres y da para confundir a los poderosos. Confiemos en la Palabra de Jesús, sintamos su Presencia,  vivamos de su Palabra y corramos tras sus huellas.

viernes, 27 de julio de 2012

Solidaridad ante la agresión, desde Venezuela


Unidos en solidaridad con los hermanos de Sucumbios.
Iglesia Ecuménica de Base. Caracas, Venezuela

jueves, 26 de julio de 2012

“No se puede sepultar la luz, no se puede sepultar la VIDA”


CARTA DE LA ZONA COCA - GUANTA

Quienes hacemos el Consejo Pastoral, Equipo Misionero, comunidades cristianas, y ministerios de la Zona Coca Guanta, ante lo que viene ocurriendo en nuestra Zona y en nuestra Iglesia de Sucumbíos, hacemos pública nuestra situación, de manera especial por la amenaza a la que nos exponemos lo ocurrido el pasado 11 de julio en Puerto Aguarico.

Desde el pasado mes de marzo el sacerdote colaborador Ricardo Ruiz, de la Diócesis de Ibarra, fue asignado a nuestra Zona por Mons. Paolo Mietto, Administrador Apostólico de nuestro Vicariato Apostólico de San Miguel de Sucumbíos.

Desde el principio estuvimos con expectativa por tener el apoyo de un sacerdote para fortalecer nuestro trabajo pastoral que venimos sosteniendo por largos años en las comunidades. Sin embargo, también conocíamos que desde que llegó a Sucumbíos, continuó un trabajo paralelo iniciado por los Heraldos del Evangelio, atendiendo dos comunidades, Puerto Aguarico y La Pampa, de la Parroquia Santa Ana en el Sector Sur de la ciudad de Lago Agrio, donde son responsables las Hermanas Anitas y hasta el día de hoy no hizo nada por reconciliar.

Entre las acciones desplegadas desde su llegada señalamos que de entrada empezó con visitar lugares que no estaban participando de la coordinación zonal, dejando ya entrever su nada ingenua intencionalidad. Ha fomentado un sacramentalismo de bautismos facilitos, misas por su cuenta sin ninguna programación con el Equipo Misionero, como estamos acostumbrados.

Hace parte de su estilo el llenar de mentiras y calumnias a la gente que visita por su lado, para así ganarse a la gente y ponerla en contra del Equipo Misionero, el Consejo Pastoral e incluso poniendo en contra de los sacerdotes diocesanos incardinados y los carmelitas que ya no están.

Todo demuestra un trabajo paralelo porque nunca se interesó ni se interesa por realizar una acción pastoral coordinada en equipo ya que no participa de nuestras reuniones, convivencias, celebraciones y otras actividades, más bien su trabajo es en solitario. Tampoco ha mostrado interés por participar de coordinaciones de la Unidad Pastoral Campesina y a nivel diocesano. Clara muestra de una Iglesia paralela. No es un agente de unidad  y reconciliación, sino de división.

Estas anomalías hemos dado a conocer oportunamente en nuestros espacios de coordinación de la Unidad Pastoral Campesina. Mons. Paolo Mietto, igualmente ha sido informado y tomado acuerdos conjuntamente, pero no hay manera que se respeten por parte del P. Ricardo, porque seguramente alguien le respalda y, decimos que ya nos hemos cansado y no confiamos en su buena voluntad. Por eso hemos procedido a hacer pública también nuestra denuncia. Porque relacionados los hechos evidentes en otros lugares de nuestro Vicariato y tanto del P. Ricardo como de los demás colaboradores, está por demás comprobado que están cumpliendo una consigna de destruir nuestra Iglesia.

Lo ocurrido en Puerto Aguarico nos dice que un futuro violento inmediato nos espera, sino se hace algo para solucionar nuestras propuestas manifestadas tantas veces.  La violencia está muy cerca tras las apariencias religiosas de buena voluntad. Por eso nos solidarizamos con nuestros hermanos y hermanas que fueron violentados el pasado 11 de julio, especialmente con nuestros sacerdotes diocesanos incardinados que están perseguidos como delincuentes. Hacemos un llamado a todas las comunidades y zonas pastorales en que unamos en una sola denuncia pública todos los atropellos que hemos venido soportando, y que hemos tenido paciencia para esperarles que cambien, pero más bien tienen la habilidad de mentir sin ningún cargo de conciencia.

Por lo expuesto anteriormente, pedimos públicamente porque ya lo hemos hecho personalmente a Mons. Mietto y hasta ahora no hay solución,  urgentemente el retiro del P. Ricardo, antes de que la violencia empañe nuestra Zona.

Queremos que nos envíen sacerdotes misioneros  con espíritu de pobre, de comunidad, sencillez y amor como nos enseñó Jesús en su Evangelio, así mismo Mons. Gonzalo, que anhelamos tenerle presente entre nosotros en nuestra Iglesia de Sucumbíos.

Agradecemos a Mons. Paolo Mietto acoja nuestra petición solicitada, para así poder vivir en sana paz y unidad al servicio del Reino en Comunidad. Permaneceremos vigilantes y tenemos la certeza que se hará realidad.

Porque,   “No se puede sepultar la luz, no se puede sepultar la VIDA”
Vía Coca, 22 de julio 2012

                     Sra. Silvia Chávez                                             Diá. Hugo Cevallos
    Presidente Consejo Pastoral                                Equipo Misionero   

Sr. Fidel Nieves                                                   Diá. Walter Pezántes
                   Secretario Consejo Pastoral                                Equipo Misionero

miércoles, 25 de julio de 2012

Algunos sacerdotes conocedores de la agresión en puerto Aguarico

Algunos sacerdotes conocedores de la agresión en puerto Aguarico hacemos causa comun con ustedes por la paz fraterna; enviamos carta a Obispos oferentes de colaboración para revisar la selección de sus emviados, consignas o retirarlos.

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Ambato, 23  de Julio del 20l2

Excelentísimos señores Obispos:
Monseñor Antonio Arregui Yarza: Arzobispo de Guayaquil
Monseñor Fausto Trávez Trávez : Arzobispo de Quito
Monseñor Válter Darío Maggi
Monseñor Julio Parrilla Días

Algunos sacerdotes de la diócesis de Ambato  muy respetuosamente acudimos a Ustedes que sin dudar con intenciones evangélicas enviaron “sacerdotes colaboradores” a la Iglesia de Sucumbíos; con ocasión del vergonzoso acontecimiento del 11 de Julio en Puerto Aguarico, cuando gentes al grito de “Vivan los Heraldos” arremetieron con amenaza de criminal linchamiento a hermanos que con sus propios sacerdotes, en una casa particular oraban con el rosario en la novena a Nuestra Señora del Carmen y recordaban con gratitud al gran misionero P. Jesús Arroyo.

Dijo el Señor Jesús
 Mt. 7;19 “El árbol se conoce por sus frutos”
Jn. 13;35  “Así reconocerán todos que ustedes son mis discípulos, si se aman los unos a los otros”
 Jn. 15;17  “Yo les ordeno esto: que se amen los unos a los otros”

Puerto Aguarico, era el lugar de mayor influjo de los Heraldos del Evangelio, es la parroquia dirigida por un sacerdote “colaborador”; en este lugar se cultiva odio, venganza y en frase de los atacantes “orden de no dejar entrar a esa gente”, la gente que en unidad con la autoridad legítima Monseñor Mieto, apóstol de reconciliación y de los sacerdotes propios de esa Iglesia, que sólo buscan reconstruir la caridad fraterna existente antes de la llegada inconsulta de agentes de pastoral completamente ajenos y de mentalidad probadamente contraria a la vivencia de fe, según el Vaticano II y las conferencias Episcopales latinoamericanas y del Caribe.

 Los frutos del trabajo realizado por Heraldos y por los “sacerdotes colaboradores” están claros: odio, venganza, rechazo a la llamada a la unidad cristiana, amenaza de asesinato a ancianos ,niños ,mujeres unidos en oración en una casa particular, según se evidencia en cumplimiento de consignas exteriores. Actitud aprobada por el “blog Heraldo” inmediatamente realizada al criminal intento de asesinato. 

La luchas por la salida de Heraldos, era una lucha por defensa de la unidad eclesial, que desde el comienzo estuvo amenazada. Nos consta el esfuerzo de los sacerdotes de Sucumbíos por evitar toda violencia, provocada por la actitud de los nuevos agentes de pastoral y la actitud actual junto con su Obispo Mons. Mieto de diálogo, entendimiento, reconciliación en el respeto a las legítimas aspiraciones según el evangelio.   

Rogamos Señores Obispos anhelantes del cumplimiento básico del Señor Jesús la vivencia del amor como El nos ha amado y la señal de ser sus discípulos: “si se aman los unos a los otros”, revisar la selección de sus enviados, de las consignas dadas y de las actitudes hoy vividas. Si no hay posibilidad de entendimiento eclesial retirar a los colaboradores que solo están colaborando en la división escandalosa, violenta y por tanto nada cristiana en el seno de la Iglesia. Opus Dei, Comunión y Liberación, tradicionalismo están a prueba y ante la mirada de la Iglesia y de la sociedad pero sobre todo ante los ojos misericordiosos del Dios que es amor.

 Por sacerdotes de Ambato, cuya lista guardamos para ofrecerla con responsabilidad.

SOLIDARIDAD DESDE PANAMÁ - Conrado Sanjur

 
Hermanos y hermanas de Sucumbíos,
 
Por este medio les hacemos patente la solidaridad de nuestras comunidades ante los hechos de agresión de los cuales están siendo víctimas por parte de los heraldos y de las fuerzas que están detrás de ellos en esa conflictiva situación en que viven ustedes, iglesia de base, hace ya tiempo, y que conocemos por las comunicaciones que nos llegan  Lamentamos los acontecimientos que se dieron días atrás en Aguarico que pusieron en peligro la vida, la seguridad y la paz en las comunidades de fe.  Sería necesario hacernos saber nombres y direcciones electrónicas para hacer llegar nuestra protesta, el cese de las agresiones y la exigencia de que se construya la paz verdadera respetando la vida, la libertad y los espacios de trabajo para seguir impulsando un modelo de iglesia profética como el que ustedes tienen en Sucumbíos.
 
Un abrazo para todos y todas.
Conrado Sanjur,
De las Comunidades Cristianas de Panamá.

Adhesión solidaria




Ante los hechos acaecidos el pasado 11 de julio de 2012 en Puerto Aguarico.

Querido hermanos: cuenten con mi oración, amistad y cercanía.
Que Jesús los sostenga y apoye en toda ocasión.


Mi abrazo fraterno.
P. Miguel Fuentealba M. a.a
Vicario general de Riobamba.