lunes, 29 de septiembre de 2014

SAN MIGUEL ARCÁNGEL, ruega por nosotros



29 de septiembre -
PATRONO DEL VICARIATO DE SAN MIGUEL DE SUCUMBÍOS

"¿Quién como Dios?"

"Hubo un gran combate en los cielos. Miguel y sus ángeles lucharon contra el Dragón. También el Dragón y sus ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya lugar en el Cielo para ellos. Y fue arrojado el Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles con él." (Apocalipsis 12, 7-9)

sábado, 27 de septiembre de 2014

Domingo XXVI del tiempo ordinario - Lectura orante del Evangelio en clave teresiana: Mateo 21,28-32





“Procurad no sean palabras de cumplimiento las que decís a tan gran Señor, sino esforzaos a pasar lo que Su Majestad quisiere. Porque si de otra manera dais la voluntad, es mostrar la joya e irla a dar y rogar que la tomen, y cuando extienden la mano para tomarla, tornarla Vos a guardar muy bien” (Santa Teresa, Camino 32,7).  

‘Ve hoy a trabajar en la viña’. Dios, que es amor, siempre nos llama. No nos ha creado para la nada. Oír los llamamientos de Dios siempre es una gracia. La oración nos ayuda a ello. “Entienden los llamamientos que les hace el Señor; porque como van entrando más cerca de donde está el Señor, es muy buen vecino, y tanta su misericordia y bondad, que aún estándonos en nuestros pasatiempos y negocios y baraterías del mundo, y aun cayendo y levantando en pecados, con todo esto, tiene en tanto este Señor nuestro que le queramos y procuremos su compañía, que una vez u otra no nos deja de llamar, para que nos acerquemos a Él” (2Moradas, 2). Gracias, Señor, por tantas muestras de amor.  

‘No quiero’. Pero después se arrepintió y fue. Respuestas, aparentemente negativas, pueden llevarnos a acoger las propuestas de vida que Dios nos hace, si nos reconocemos en la verdad y si acogemos la bondad, siempre fiel, de Dios. Un día todo se ilumina y ahí está Él. “Bendito sea por siempre, que tanto me esperó” (Prólogo de Vida, 2). Lo que solos no podíamos, lo podemos con Dios. “Estando hecha una cosa con el Fuerte… se le ha de pegar fortaleza” (7M 4,10). ¡Bendito seas, Señor, que tanto das y tan poco te damos! Amén.  

‘Voy, señor’. Pero no fue. Cuando la oración se queda solo en palabras bonitas, palabras sin alma, engañamos en las cosas de Dios. “Para esto es la oración… para que nazcan siempre obras, obras” (7M 4,6). Tendremos que cambiar la hipocresía, que promete y no hace lo que dice, por una mirada, humilde y confiada, a Jesús. “Poned los ojos en el Crucificado y haráseos todo poco. Si Jesús nos mostró el amor con tan espantables obras y tormentos, ¿cómo queréis contentarle con solo palabras?” (7M 4,8).  ¡Bendito seas, Señor, que aunque nosotros te dejamos a Ti, Tú nunca nos dejas!  

Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. ¡Qué sorprendentes, ¿escandalosas?, las palabras y el actuar de Jesús! En unos hombres y mujeres, mal vistos por todos, se da una riqueza de experiencia de Dios. Al dejarle sitio a Dios, se abre en ellos, para todos, un camino de bienaventuranza. Los profesionales de la religión se quedan vacíos mientras que los profesionales del pecado alcanzan la plenitud del reino. ¡Qué provocación la de Jesús! Saber esto nos debe llevar a la alegría. “¿Cómo nos podemos dejar de holgar de que haga Dios estas mercedes… y que dé a entender sus grandezas, sea en quien fuere?” (1M 1,3). Saber esto nos puede llevar al asombro. “Muchas veces he pensado espantada de la gran bondad de Dios, y regaládose mi alma de ver su gran magnificencia y misericordia. Sea bendito por todo, que he visto claro no dejar sin pagarme, aun en esta vida, ningún deseo bueno. Por ruines e imperfectas que fuesen mis obras, este Señor mío las iba mejorando y perfeccionando y dando valor, y los males y pecados luego los escondía” (Vida 4,10). Alabamos tu misericordia, Señor. Siempre nos das la mano.


 ¡Feliz Domingo! CIPE – septiembre 2014
 

domingo, 21 de septiembre de 2014

Al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. - Mateo 20,1-15




“Dios nos libre, por su Pasión, de decir ni pensar para detenerse en ello ‘si soy más antigua’, ‘si he más años’, ‘si he trabajado más’, ‘si tratan a la otra mejor’. Estos pensamientos, si vinieren, es menester atajarlos con presteza; que si se detienen en ellos, o lo ponen en práctica, es pestilencia y de donde nacen grandes males” (Camino 12,4). 

Al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Y también salió a media mañana, hacia mediodía y a media tarde. Dios es el que sale a buscarnos para invitarnos a trabajar en su proyecto de amor. Comenzamos la oración cayendo en la cuenta de esta verdad: Dios nos ama, no nos pierde de vista, nos quiere a su lado, siempre está llamando a sus criaturas. Cualquier hora es buena para hacerse el encontradizo y ofrecer sentido a una vida en paro. “No me parece os quedó a Vos nada por hacer”, “no está deseando otra cosa sino tener a quién dar” (V 1,8; 6M 4,12). A nosotros nos toca percibir su llamada en nuestra interioridad, rendirnos a ese protagonismo primero de su amor, darle crédito, consentir, abandonarnos del todo en Él, dejarnos amar. Mucho más de lo que te buscamos, Tú nos buscas. Eres fiel. .  
Salió al caer de la tarde, y encontró a otros, parados, y les dijo: ‘Id también vosotros a mi viña’. Habituados a tantas horas, días y años viviendo perdidos y tristes, ¿es posible todavía mantener vivo un hilito de esperanza? La insatisfacción nos puede llevar al consumismo o a la búsqueda. “Deseaba vivir, que bien entendía que no vivía” (V 8,12). Cuando ya no podemos, ni queremos, ni creemos en nuestro cambio, Dios sí cree en nosotros y sale a enamorarnos en esta última hora. Dios sabe esperar. “No basta una caída ni muchas, para que no le deis Vos, Señor, la mano… Los ojos en Él y no hayan miedo se ponga este Sol de justicia” (V 35,14). Aunque sea muy tarde en nuestra vida, Señor, tú haces que los atardeceres sean una madrugada. Contigo, siempre hay una puerta abierta a la alegría. 
Recibieron un denario cada uno. Dios no defrauda. Lo que es y tiene lo pone en nuestras manos, colma de bienes y empieza por los últimos. Todo es gracia Todo es derroche: de tiempo, de palabras y silencios, de presencia, de amor. Todo nuestro bien consiste en aprender a recibir. “¡Qué cosa es el amor que nos tenéis! Bendito seáis por siempre, Señor mío, que tan amigo sois de dar, que no se os pone cosa delante” (C 27,4).
Se pusieron a protestar contra el amo: ‘Estos últimos han trabajado solo una hora, y los has tratado igual que a nosotros’. No es fácil entender la gratuidad de Dios. Cuando la mirada no es limpia, empiezan los cálculos, las comparaciones; no aceptamos la igualdad de trato que Dios tiene. ¿Por qué se excede en generosidad con los últimos? Nuestra vieja mentalidad deja a Dios en la periferia del corazón. ¡Cuántas veces pensamos así! Límpianos, Señor.  
¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? Así es el Padre que nos revela Jesús, así nos enamora. Más allá de nuestra justicia está su gratuidad, más allá de nuestros cálculos estrechos está su forma fascinante de amar. Su misericordia nos recrea, nos invita a vivir de otra manera. En su manera de actuar hay una música escondida, quien la oye, comienza la danza de la fraternidad. “Alábele mucho quien esto entendiere” (4M 3,4).
                                                                        ¡Feliz Domingo! CIPE – septiembre 2014

jueves, 18 de septiembre de 2014

LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO EN SUCUMBÍOS, ECUADOR – II PARTE


 
XXVII ASAMBLEA DIOCESANA DE PASTORAL (2014)

Recordamos para contextualizar, lo que decíamos para empezar la parte I de esta nota el 28 de agosto: “Del 21 al 23 de agosto pasado en el Centro ISAMIS, y una vez más en el simbólico Kiosco de la Casa Diocesana en Nueva Loja (Lago Agrio) – Sucumbíos, se ha celebrado la XXVII Asamblea Diocesana de Pastoral, convocada por Mons. Celmo Lazzari, Obispo – Vicario Apostólico del Vicariato de San Miguel de Sucumbíos, nombrado por el Papa Francisco y posesionado el pasado 1° de febrero. Ha sido la primera Asamblea Diocesana de Pastoral que preside Mons. Celmo, de un camino emprendido hacia la Iglesia Local desde 1970, dando inicio así a una nueva etapa.” En esta segunda parte de la nota sobre la Asamblea, seguimos compartiendo esperanza con las decisiones más importantes asumidas en ella.
El consenso logrado del trabajo colectivo, se convirtió en el clamor:
Hay que pasar decididamente del momento de la agresión y la condena que no deja salir del conflicto eclesial, a un "momento nuevo" al que se debe dedicar toda la energía de todos/as: tratar de ser fieles al Evangelio de Jesús, y dejándose contagiar de su pasión por el Reino, responder a los nuevos desafíos de la realidad que nos rodea como iglesia servidora de ese Reino de Dios.”  
La Asamblea llegó a definir dos grandes rieles para caminar en este sentido: unas nuevas relaciones y una nueva etapa evangelizadora.
·         En el primero, nuevas relaciones, fomentar todo tipo de encuentros, talleres, retiros, celebraciones y hasta los pequeños detalles, espacios donde se pongan en práctica el diálogo, la reflexión, la recreación y el compartir juntos/as, en todos los niveles (presbíteros y diáconos, religiosos/as, equipos misioneros, comunidades, ministerios, movimientos, familias y personas), que nos permitan reparar y renovar el tejido de unas relaciones fraternas donde "primereen" "la misericordia" y "la revolución de la ternura", como nos invita nuestro hermano y pastor mayor, Francisco.
·         En el segundo riel, fortalecer la nueva etapa evangelizadora, está la razón de ser Iglesia para evangelizar, y eso se dará en la medida en que podamos seguir contribuyendo desde la alegría del Evangelio que produce el encuentro vivo con Jesús, para que este mundo camine hacia el "Reinado de Dios", donde habiten la justicia, la paz y la fraternidad sin límites. Compartir la alegría del Evangelio acogiendo un plan de pastoral de conjunto; escribir la historia de nuestra Iglesia, desarrollar una mirada contemplativa y buscar conjuntamente caminos para responder a los retos.
Y unas propuestas generales de concreción a todas las líneas para avanzar en el diálogo en todas las zonas y sectores donde hay división por el conflicto eclesial, en el  ritmo conjunto de calendario y de programación pastoral, en visitas de las coordinaciones diocesanas a las zonas, y revisión de la conformación y funcionamiento de las coordinaciones diocesanas.
Esto pasa por respetar la legítima tradición de la Iglesia de Sucumbíos, su memoria y su realidad presente con sus luces y sombras, una Iglesia que camina y que ha acrisolado su fe; por aceptar e "integrarse gozosamente" en el Proyecto Pastoral de Conjunto, instrumento privilegiado de comunión y participación, según Aparecida; con el eje transversal de reconciliación, recogido también en la declaración del nuevo año pastoral como el año de la comunión.
Avanzar en estos propósitos nos van a unificar en la diversidad, nos van a reconciliar en la "alegría del Evangelio" y van a reclamar la participación en un camino de comunión al que estamos convocados/as todos y todas. Y para acompañar y animar estará nuestro Obispo, "siempre fomentando la comunión misionera en su Iglesia diocesana siguiendo el ideal de las primeras comunidades cristianas, donde los creyentes tenían un sólo corazón y una sola alma" (Hch 4, 42).