domingo, 27 de abril de 2014

CONTRA EL MIEDO Jn 20,19-31



El miedo cierra puertas. No deja ser. El mundo que hemos construido cierra puertas continuamente. Eso lo traducimos en leyes en las fronteras, en alusiones a la seguridad nacional, a la defensa… y es lógico. En cualquier lugar del planeta hoy la vida está amenazada. Lo que ocurre es que las soluciones de los poderosos como las de aquellos discípulos acaban volviéndose en contra en un cerrar puertas, proteger fronteras y propiedades, contratar seguridades… sin embargo, las amenazas están ahí y surgen cuando menos se las espera. 

            El miedo no es buen compañero de las comunidades cristianas porque no permite que la paz del resucitado fluya y se produzca la reconciliación que hace falta para seguir viviendo el evangelio. Pero la comunidad cierra sus puertas. Es lógico. Jesús ha muerto como un proscrito de la ley, expulsado de la alianza de Israel. Quienes testimonien algo en su favor pueden ser tratados de la misma manera. Así que lo mejor es cerrar las puertas para evitar la persecución.

            La comunidad debe hacer todo un cambio de mentalidad. Parece que el camino que ha escogido no le va a traer alegría, encerrarse no es acertado.  Jesús atraviesa las puertas del miedo y da la paz. Esa paz que no nace del esfuerzo voluntarista por salir ni de un convencimiento ideológico porque tiene que ser así. La paz de Jesús es una paz reconciliada, vencedora de la muerte, de la injusticia y de la opresión. El Justo que ha dado su vida por el bien de todos y todas, da  la paz a la comunidad como caminante y compañera para vivir los frutos de una vida resucitada.

            Analizar y elaborar lo que sucede. Hacer una lectura creyente desde la memoria y el fortalecerse mutuamente en lo que se ve y en lo que se oye,  darse fuerza mutua en lo que da vida. Jesús invita entonces a tocar las heridas que provoca la injusticia. Y si el contacto con el sufrimiento no da lugar a la fe de la comunidad, y si la fe no lleva a tocar el sufrimiento, esa fe no es verdadera.

Rastrear y buscar los signos que Jesús sigue haciendo en la comunidad y en toda la realidad. Signos diversos que no se podrán ver si no hay una decisión a ponerse en camino del discipulado en pleno dinamismo de la vida.  

            Algunos cuestionamientos nos pueden ayudar a seguir al que traspasaron para generar vida:
-          De dónde nos vienen los miedos y por qué nos dejamos paralizar,
-          Qué heridas sociales y eclesiales debemos sanar.
-          Qué experiencias de paz en medio de las persecuciones y sufrimientos recibimos.
-          Qué señales del Espíritu de Jesús vemos en medio de tantas situaciones contradictorias.
-          Qué signos de Jesús: gestos, palabras, acciones… estamos reproduciendo en nuestras vidas cotidianas.

sábado, 26 de abril de 2014

Domingo segundo de Pascua




Lectura orante del Evangelio: Juan 20,19-31

“Miradlo resucitado: que solo imaginar cómo salió del sepulcro os alegrará. Mas ¡con qué claridad y con qué hermosura! ¡Con qué majestad, qué victorioso, qué alegre!” (C 26,4).

Estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. La muerte acosa, el miedo se adueña del corazón, la desgana reseca el verdor de las flores, las puertas de la solidaridad se cierran. La vida se paraliza, se empobrece, se apaga, se hace infecunda. Las razones para caminar han desaparecido. Parece todo perdido y, sin embargo, todo está a punto de comenzar. Jesús se acerca, provoca el encuentro. En las buenas y en las malas podemos hablar con Él. Jesús nos ama aun cuando nos equivoquemos. En la oración nos dejamos sorprender por Jesús. Gracias, Jesús, por mirar con ternura nuestra vida, también en los momentos difíciles.

Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: ‘Paz a vosotros’. Si algo necesita la vida herida es paz, ternura, cercanía, amor. Esto es lo que hace Jesús. Esto es la oración. Jesús se sienta a nuestro lado –“cabe mí”, decía Teresa de Jesús- y nos da a beber de su fuente. Ante su mirada –“mira que te mira”- nuestra dispersión interior se va integrando, la vida va ganándole terreno a la muerte. Entra, Jesús, entra hasta el fondo y llena nuestras entrañas de vida nueva.    

Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. La oración es ver al Señor en nosotros. Con Jesús ya nunca estamos solos. Esta presencia, que nadie nos la puede quitar, es nuestra alegría. Si nos atrevemos a dejar entrar a Jesús, quedamos ungidos con el óleo de la alegría. No es una alegría pasajera, superficial; es una alegría que llena el corazón, como le pasó a María la ‘llena de gracia’ Es una alegría que se irradia en los pensamientos, en las miradas, en las actitudes, en los gestos, en las palabras. Jesús, llena nuestra vida de alegría.  

‘Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo’. La nueva evangelización está marcada por la alegría, por la gratuidad. Un anuncio renovado ofrece a los creyentes, también a los tibios o no practicantes, una nueva alegría en la fe y una fecundidad evangelizadora. Jesús es para todos. La paz es para todos los pueblos. Por eso la oración es misionera, nos empuja a meternos en la vida, sin miedo a soñar cosas grandes para la humanidad. ¡Una iglesia alegre para los pobres! No es tiempo para encerrarse en la comodidad, ni para mirar atrás. Es tiempo de llamar a las puertas de los vecinos para llevarles la buena nueva de Jesús. Es tiempo de acercarse, como pobres, a los pobres para compartir el gozo de Jesús. Acogemos tu bondad y la entregamos con gratuidad.    

Exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo’. Es el gran don que nos regala Jesús. La presencia amorosa del Espíritu, morando secretamente en nuestra interioridad, se hace voz de verdad en nuestros diálogos, aliento en nuestras fatigas; nos susurra a cada paso el nombre de Jesús. El Espíritu nos sorprende con su constante creatividad. Espíritu Santo, tú vienes a renovar nuestra vida. Tu viento suave renueva empuja nuestra barquilla mara adentro. ¡Bendito seas!

 ¡Feliz Pascua! De parte de los que formamos el equipo del CIPE - abril de 2014

INVITACION - III Festival cultural juvenil



III FESTIVAL CULTURAL JUVENIL
 “JOVENES DIVERSOS Y UNIDOS EN JESÚS”

Invitamos a los-as  jóvenes a participar en el III Festival cultural juvenil

Fecha: Domingo 27 de abril de 2014, de 9:00 a 15:00 h.

Lugar: Catedral “Nuestra Señora del Cisne”

Aporte: $ 1,00 Dólar por participante



Programación:

09:00 h. Concentración e inscripciones en la catedral

10:00 h. Misa solemne por la santificación de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II. 

11:30  a 15:00 h. Festival. Incluido un  refrigerio.



Te esperamos…


Pastoral Juvenil del Vicariato de Sucumbíos

jueves, 24 de abril de 2014

Misa Crismal, Fiesta de los Ministerios, Servicios y Carismas, Envío para la Semana Santa.



La alegría del Evangelio
Con este título, en este ambiente de Pascua y, animad@s  por “la alegría del Evangelio (que) llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús” Resucitado, en palabras del Papa Francisco, ofrecemos las próximas notas. Empezamos compartiendo una linda experiencia ocurrida en los días de la Semana Santa.

MARTES SANTO 2014
Misa Crismal, Fiesta de los Ministerios, Servicios y Carismas, Envío para la Semana Santa.

La Semana Santa es siempre una experiencia fuerte de fe para la Iglesia Universal y para nuestra Iglesia de Sucumbíos. En esa experiencia se conjugan dos elementos: la religiosidad popular que se expresa masivamente el Domingo de Ramos y el Viernes Santo, y la experiencia pascual de Iglesia comunidad ministerial que se expresa en el compromiso de todos/as los ministerios en la Misa Crismal celebrada  el día Martes Santo, y la alegría de actualizar en nosotros la triunfante resurrección del Señor de la Vida

Con mucha alegría celebramos este Martes Santo la Misa Crismal y la Fiesta de los Ministerios en la Catedral N. Sra. del Cisne de Nueva Loja – Lago Agrio, con la presencia de cerca de 500 personas, especialmente de las Comunidades Cristianas de las Pastorales Campesina, Indígena, Negra y Urbana.

Don Bosco Warush, servidor indígena shuar de la Comuna Taruka, ubicada en la selva cerca de la frontera con Colombia, participó junto a otros hermanos, en esta celebración. El lleva muchos años de compromiso como servidor de su nacionalidad shuar, lo que le ha llevado a visitar las comunas dispersas en toda la provincia de Sucumbíos. No es el primer año que participa junto con sus herman@s en esta celebración en la que se renuevan los compromisos de los ministerios, servicios y carismas, de manera conjunta.

Tradicionalmente sólo los presbíteros renuevan las promesas sacerdotales en la Misa Crismal. En Sucumbíos ya llevamos muchos años en el que todos los servidores y servidoras, renovamos nuestro compromiso específico como parte de la Iglesia toda ella evangelizadora, como nos lo está recordando el Papa Francisco.

Ni la añoranza, ni la ignorancia sirven de excusa para aceptar lo que él, con meridiana claridad, viene afirmando y demostrando: que el nuevo estilo evangelizador es tarea de tod@s, no sólo de él, y que sin el empeño y participación de tod@s, no es posible la renovación deseada y programada. Es ahí donde reposa la novedad radical y la base y condiciones para una nueva evangelización, para un cambio de mentalidad y para un nuevo modo de estructura y gobierno de la Iglesia.

En la Iglesia de Sucumbíos, que desde inicios de los años 70 recibió el espíritu del Concilio Vaticano II y  el Documento de Medellín haciendo una iglesia de comunidades, los nuevos ministerios (laicales) surgieron de las necesidades sentidas por las mismas comunidades y fueron asumidos como un servicio desde la fe por miles de personas, hombres y mujeres sencillos, llenos de amor a los hermanos y con un testimonio de vida muy hermoso.

Algunas de ellas continuaron en ese compromiso y se han ido identificando progresivamente como discípulos misioneros de Jesús. Esto dio lugar a que aparecieran en los años 90 los Ministerios “Reconocidos” o “Instituidos” que actualmente son más de 150, con un compromiso para toda la vida. Para acompañarlos en su formación, existe desde 1992 la Escuela de Ministerios.
En la Misa Crismal de este año, junto a Mons. Celmo Lazzari, Obispo Vicario Apostólico de Sucumbíos, renovamos nuestro compromiso:
-          Presbíteros
-          Diáconos Permanentes
-          Vida Cosagrada
-          Misioner@s Laic@s y Equipo Itinerante de la Visitación
-          Las COIM (Comunidades para la iglesia y para el Mundo), Movimiento Misionero propio de la Iglesia Local de Sucumbíos
-          Ministerios y Servicios Laicales para la Evangelización y para la Pastoral Social(algunos de ellos “Reconocidos” o “Instituidos”)
-          Niños, Niñas y Jóvenes Vocacionad@s y Seminaristas
-          Movimientos: Juan XXIII, Renovación Carismática y Rosario Diario
Al final de cada grupo se cantaba “Demos gracias al Señor, demos gracias”.
El reconocimiento práctico de la unidad formando el único cuerpo de Cristo y la diversidad de funciones asegurará mayor vitalidad misionera y será signo e instrumento de reconciliación y de paz para nuestro pueblo de Sucumbíos.
La celebración finalizó con la Comida Comunitaria, como es tradición en Sucumbíos. Luego, todos nos fuimos a nuestras zonas y parroquias, junto con quienes vinieron de otros lugares para acompañarnos en esta Semana Santa.