23 de octubre de 2016
APARTES DEL MENSAJE
DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2016
PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2016
Iglesia misionera, testigo de misericordia
Agradecimiento por
los Ministerios laicales y Misioneras/os
de la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos
“…Todos los pueblos y
culturas tienen el derecho a recibir el mensaje de salvación, que es don de
Dios para todos. Esto es más necesario todavía si tenemos en cuenta la cantidad
de injusticias, guerras, crisis humanitarias que esperan una solución. Los
misioneros saben por experiencia que el Evangelio del perdón y de la
misericordia puede traer alegría y reconciliación, justicia y paz. El mandato
del Evangelio: «Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar
todo lo que os he mandado» (Mt 28,19-20) no está agotado, es más, nos
compromete a todos, en los escenarios y desafíos actuales, a sentirnos llamados
a una nueva «salida» misionera, como he señalado también en la Exhortación
apostólica Evangelii
gaudium: «Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el
camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado:
salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que
necesitan la luz del Evangelio» (20)…
…Que Santa María,
icono sublime de la humanidad redimida, modelo misionero para la Iglesia,
enseñe a todos, hombres, mujeres y familias, a generar y custodiar la presencia
viva y misteriosa del Señor Resucitado, que renueva y colma de gozosa
misericordia las relaciones entre las personas, las culturas y los pueblos.”
Vaticano, 15 de mayo de 2016, Solemnidad de
Pentecostés
Francisco
En este día Mundial
de las Misiones queremos agradecer una vez más a Dios, por todas y cada una de
las personas que han compartido varios años de su vida como misioneras en
nuestro Vicariato Apostólico de San Miguel de Sucumbíos -ISAMIS- a lo largo del
tiempo: laicas/os religiosas/os, sacerdotes ecuatorianas/os y de muy diversos
países del mundo. Todas ellas han aceptado y se han tomado en serio su vocación
y el llamado a salir de sí para servirle a Jesús en las/los más pobres. Estas
personas han promovido las comunidades cristinas -las CEBs-, y las han acompañado,
así como a las familias, a las mujeres, a líderes y lideresas de organizaciones
sociales, sembrando esperanza, favoreciendo el descubrimiento, la valoración y
el ejercicio de la dignidad y los derechos de mucha gente adultas, mayor,
niñas/os, jóvenes, seres humanos maltratados, excluidos o discriminados de
diversas maneras, saliendo a su encuentro, buscándoles, acogiéndoles, favoreciendo
la experiencia de Dios en la vida, impulsando la solidaridad, la participación
para fortalecer la Iglesia local y el ejercicio ciudadano, valorando las
culturas indígena, afro, campesina y urbana, sintiéndose parte de esta familia
humana y cristiana, que ha sido la Iglesia de Sucumbíos y dando y favoreciendo testimonios
del amor y la ternura de Dios.
Agradecemos a las personas que ya se han encontrado con el Padre Dios.
Y a quienes ya no están en Sucumbíos y disfrutan la alegría de la experiencia
eclesial en Sucumbíos que les cambió positivamente la forma de ver la vida.
También agradecemos a Dios por laicas/os, religiosas/os, sacerdotes incardinados
y demás sacerdotes presentes en nuestra Iglesia, que con el Obispo Mons. Celmo
Lazzari, asumen desde su vocación misionera en este momento la decisión de
hacer vida el espíritu del Plan Pastoral Quinquenal que fortalecerá nuestra
comunión como Iglesia Comunidad Misionera en salida, como invita el Papa
Francisco.
Y de manera
particular queremos agradecer hoy a todas las mujeres y hombres que además de
sus compromisos familiares, sociales, laborales, entre otros, prestan -de
manera permanente y comprometida-, significativos servicios como Ministerios
laicales en las comunidades y movimientos apostólicos en diversos aspectos
como: catequistas, animadoras/es, pastoral del compartir, salud y solidaridad,
canto, liturgia, organizaciones, ministerio de la Eucaristía, misionera/o de las
comunidades, educación, infancia misionera, comunicación… Habitualmente su labor alienta, alimenta, forma y
fortalece la fe y su compromiso con la vida, de quienes integran esta Iglesia
comunidad, misionera, ministerial de San Miguel de Sucumbíos acompañadas/os y
apoyadas/os por Misioneras/os de tiempo completo.
¿Y cómo no agradecer de corazón a Dios también por NUESTRO MISIONERO HASTA EL FINAL?
Por MONS. GONZALO LÓPEZ MARAÑÓN, cuyo
testimonio de fidelidad y amor profundo y comprometido al Señor, a su
Evangelio y su Iglesia, en Sucumbíos, en Quito, en España, en Roma, en
Tierra Santa, en todos los lugares donde
estuvo y en Angola hasta el final, nos llevó, nos lleva y nos
llevará siempre a Jesús.
¡Gracias Señor!