NOTA: A inicios del nuevo año, presentamos esta nota, tomada de la Agenda 2015 de ISAMIS.
En nuestra temática formativa de este año, asumimos dos importantes motivos:
uno con carácter universal como es el Año de la Luz y, otro de carácter latinoamericano como es la Utopía de los Derechos Humanos. Aquí ligeramente unas pinceladas provocadoras.
LA LUZ. La Asamblea General de las Naciones Unidas ha proclamado el año 2015 como “Año Internacional de la Luz y las Tecnologías Basadas en la Luz”. Ha llegado a esta decisión porque ha reconocido “la importancia de la luz y las tecnologías basadas en la luz para la vida de los ciudadanos del mundo y para el desarrollo futuro de la sociedad mundial en muchos niveles”. Y señala que desde un fortalecimiento de la enseñanza de la ciencia y las tecnologías de la luz se puede hacer frente a los retos tales como el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza y cuanto más para el bienestar de la sociedad. La luz como tal es una realidad física captada por nuestros ojos. Tiene su estudio, sus teorías e investigaciones.
Pero más allá de estas verdades, desde nuestra óptica cristiana por la fe, la Luz de Cristo, se reviste de un simbolismo de profundos significados. Desde esta experiencia de fe, en ISAMIS, hemos visto la Luz en nuestro caminar, en nuestra historia y, también en la noche oscura colectiva la Luz ha empezado a brillar. ¡Cuánta riqueza ha aportado la Vigilia Permanente! Creer en la Luz a pesar de la fuerza de la oscuridad. Gran tarea, gran responsabilidad, dejémonos iluminar por la Luz de Cristo para alumbrar las realidades de esta vida, y que las luces de la ciencia y tecnología que bien utilizadas ayuden a vencer las tinieblas de nuestras ignorancias.
Derechos Humanos. En sintonía con la Agenda Latinoamericana Mundial, abrazamos las grandes causas, causas que nos humanizan que nos ayudan acercar el Reino de Dios. Por eso este año asumimos en la temática formativa la causa de los Derechos Humanos sugerido por dicha Agenda. La conciencia de la dignidad humana ha ido evolucionando y madurando luego de que la misma humanidad puso en riesgo su futuro con las guerras mundiales. Oficialmente quedó asumido esto en la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamada en 1948. Aunque esto ha significado un importante avance en la conciencia universal de la humanidad, sin embargo, no deja de ser insuficiente en la humanización de la humanidad.
En nuestra Iglesia de Sucumbíos, hemos abrazado esta causa en nuestra planificación y práctica pastoral. Una experiencia emblemática, no la única, fue el “Caso de los 11 del Putumayo”. Ahora nuestro pueblo libra una gran lucha como es el juicio contra la Chevron Texaco. Por eso, la causa de los Derechos humanos, es una gran utopía necesaria y urgente que pide nuestra repuesta, que pide nuestro profetismo comunitario.
Importante ejes temáticos para tener en cuenta en nuestro quehacer pastoral y social. El Año de la Comunión que hemos asumido como Iglesia de San Miguel de Sucumbíos, que nos remite a la experiencia de la Koinonia de la primitiva Iglesia, la primera Comunidad, nos inspire y ayude a mantener la Luz encendida y humanizando este mundo que resiste a la ternura. Cantamos con alegría: “Yo soy feliz en la Comunidad, en la Comunidad yo soy feliz”.