En la Solemnidad de
Jesucristo Rey del Universo, fin del año litúrgico, la Iglesia de Sucumbíos se
vistió de fiesta celebrando conjuntamente la Clausura del Año de la
Misericordia, el Día de la Iglesia Católica en Ecuador con la Campaña “Cinco
Panes y dos peces”, y el Lanzamiento del Plan Quinquenal de la Iglesia Local.
Todo esto fundido en una sola y Gran Fiesta Diocesana del Compartir.
Fue motivo de inmensa alegría la convergencia de tantos y tan
significativos acontecimientos:
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La Clausura del Jubileo de la Misericordia, en sintonía con toda la Iglesia Católica y el magisterio del Papa
Francisco, que nos invita a hacer de la misericordia “la viga maestra de la
vida y acción de la Iglesia” y a pedir “la gracia de no cerrar nunca la puerta
de la reconciliación y del perdón, sino de saber ir más allá del mal y de las
divergencias, abriendo cualquier posible vía de esperanza” (Cf. Clausura del
Jubileo Extraordinario de la Misericordia).
La Iglesia de Sucumbíos, respondiendo a esta
invitación, ha recogido la MISERICORDIA como uno de los ejes transversales de
su Plan Quinquenal de Pastoral y quiere seguir como Iglesia en salida dentro
del espíritu del Concilio Vaticano II, del que el Año de la Misericordia fue su
Jubileo.
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El día de la Iglesia Católica en el Ecuador, con la “Campaña de los de los Cinco Panes y dos peces”, cuyo lema
es “Iglesia somos todos”. Es un llamado a todos/as los/las bautizados/as a
identificarnos con nuestra Iglesia y con su misión evangelizadora.
Aquí la Iglesia
es entendida “más que como institución orgánica y jerárquica, ante todo como
Pueblo de Dios que peregrina hacia el Reino de Dios” (cf. EG 111).
En Sucumbíos se
ha ido formando un pueblo de Dios que peregrina haciendo comunidades cristianas
en las que vive y celebra su fe y esperanza, encarnándolas en las diferentes
culturas presentes en los pueblos de la provincia: culturas Indígenas (Cofán,
Siona, Secoya, Quichua y Shuar), Afro, Campesinas (provenientes de diferentes
provincias del Ecuador y de Colombia) y Urbanas.
Pero, evangelizar
es hacer presente en el mundo el Reino de Dios. Por eso el Pueblo de Dios
“camina con los dos pies”: uniendo la fe y la vida, sin dualismos ni reduccionismos,
buscando hacer realidad cada día esa “vida y vida en abundancia” que vino a
traer Jesús (Jn 10, 10).
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El lanzamiento del Plan Quinquenal,
fruto de un proceso participativo, desde la base de la Iglesia, desarrollado
durante dos años, con la metodología de la Iglesia Latinoamericana.
De ese modo el Plan Diocesano de Pastoral (2016-2021)
de la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos es el resultado de una búsqueda conjunta que tiene como fin
crecer en fidelidad al evangelio en el seguimiento de Jesús hoy. Se ha
concretado en un proceso formativo
que ha partido de la reflexión y evaluación de nuestra vida y acción
pastoral (VER: Documento ADP 2015), se ha dejado iluminar por nuestra experiencia
del evangelio, el magisterio del Papa Francisco y los acontecimientos (JUZGAR:
2015-2016) y busca recrear hoy en nuestros contextos la Buena Noticia de Jesús
para responder a los desafíos (ACTUAR: ADP 2016).
Las
propuestas que hemos realizado NOS
COMPROMETEN a ACOMPAÑAR/NOS en
el fortalecimiento de la identidad, AYUDAR/NOS
a encarnar el evangelio, y SEMBRAR/NOS
buscando comunión. Y a velar por el cumplimiento de la vivencia y práctica de
los Ejes, que tocan aspectos constitutivos y fundamentales de nuestra vocación
y misión: 1) misión permanente, 2) discipulado misionero, 3) misericordia, 4)
interculturalidad, 5) justicia, paz e integridad de la creación, 6) formación
integral y espiritualidad y 7) economía solidaria y de comunión.
Queremos caminar desde el
impulso del Espíritu que nos mueve hoy
a ser Iglesia comunidad, misionera, renovada y en salida.
Por ello, Mons. Celmo,
Vicario Apostólico de Sucumbíos, al final de la celebración eucarística entregó
el Plan Quinquenal de Pastoral a las cuatro Unidades de Pastoral: indígena,
negra, campesina y urbana, al Equipo de Acompañamiento y a los Equipos
Misioneros del Vicariato de Sucumbíos, para que “cada comunidad cristiana, cada
parroquia, cada comunidad educativa, cada comunidad de vida consagrada, cada
movimiento o grupo se inserte activamente en la pastoral orgánica de nuestro
Vicariato” (cf DA 169).
De este modo, esta
Gran Fiesta del Compartir Diocesano, nos abre de lleno al tiempo del Adviento,
tiempo de esperanza, vigilante, activa y comprometida. Estamos anhelantes de un
tiempo nuevo, aunque algunos
proclamen el final de la utopía y de los sueños. La esperanza cristiana nos
lleva a seguir luchando y a comprometernos a seguir sembrando vida, forjando
los cielos nuevos y la tierra nueva donde habite la justicia. Y así, Jesús
continuará encarnándose y naciendo entre nosotros/as.
Les deseamos a
todos/as un lindo y sentido Adviento.