IGLESIA EN CAMINO
(Nota 2 de 3)
Presentamos
la segunda nota, sobre el “I ANIVERSARIO DE MONS. CELMO COMO OBISPO VICARIO DE
NUESTRA IGLESIA DE SUCUMBÍOS”. En la primera recordábamos las expectativas que
vivíamos hace un año y la fiesta. En esta segunda haremos presente buena parte
de las significativas palabras que Mons. Celmo nos dirigió aquel día, para aproximarnos
en la tercera nota a una mirada retrospectiva del año, sobre la que podamos
valorar y seguir proyectándonos.
ADHESIÓN, RESPETO Y OBEDIENCIA
(Todo el texto a continuación son las
palabras de Mons. Celmo en su posesión el 1º de febrero de 2014.Informamos y
pedimos disculpas porque por su extensión hemos omitido algunas partes que podrían
ser menos relevantes).
Permítame decir una
palabra por lo que estoy viviendo ahora.
Aquí estoy creyendo en
la voluntad de Dios que nos da una oportunidad.
Ahora yo pido
humildemente que ustedes, querido pueblo de Sucumbíos a mí confiado, se comprometan conmigo para que caminemos
juntos, caminemos juntos, que no dejemos nunca de dialogar sobre cualquier
tema sobre todo movidos por el Espíritu Santo.
Por eso pido que cada
uno manifieste su obediencia, manifieste su compromiso y voy a pedir personalmente
a los sacerdotes que son mis primeros colaboradores, diáconos, a las
comunidades religiosas.
PRESBÍTEROS
INCARDINADOS: ¿Prometen obediencia a mí y a mi sucesor para el bien de este
pueblo?
Sí, prometemos.
PRESBÍTEROS
COLABORADORES: Queridos sacerdotes dejaron
sus diócesis para servir a esta Iglesia, una Iglesia que tiene su historia, que
merece ser respetada, más ustedes también con el don que han recibido
pueden aportar con los dones y carismas a esta Iglesia, que no son prohibidos
de hacer el bien conforme el Espíritu Santo les concede de hacer. Más debemos
de trabajar unidos, en una misma Iglesia,
en un mismo presbiterio.
Sí, prometemos.
Por eso les pregunto, ¿en
el tiempo que permanecerán aquí prometen obediencia a mí y a mi sucesor?
COMPROMISO DE TODO EL PUEBLO DE DIOS DE
SUCUMBÍOS: Ahora pregunto a todos
ustedes que están aquí presentes, se
comprometen conmigo de rezar, de evitar todo lo que es chisme, evitar todo
lo que es calumnia, de evitar todo lo que puede provocar división, puede
provocar quebrar la comunión? ¿Prometen conmigo SI o NO?
Síííííííííí
¿Prometen
continuar rezando para que esta Iglesia de Sucumbíos sea verdaderamente la
Iglesia de Jesucristo unida en torno fiel?
Síííííííííí
MENSAJE DE MONS. CELMO EN CELEBRACIÓN
DE SU POSESIÓN
El amor de Dios ha sido
infinito, muy grande, más también bien exigente.
Permítanme brevemente
manifestarles un sueño, un anhelo. El sueño, creo que sea el sueño de Dios para
nuestra Iglesia de Sucumbíos, que podamos ser verdaderamente la Iglesia de
Jesucristo viviendo en la comunión con sus pastores a nivel local, a nivel
nacional y en profunda comunión con nuestro pastor el Papa Francisco.
Una Iglesia abierta a
todos, acogedora de la diversidad, como manifestación de los dones del Espíritu
Santo. Y sobre todo una Iglesia fiel a su vocación de buscar a los últimos que
pueden estar en las periferias geográficas, pero también están en los centros
de la ciudad, en tantas periferias existenciales según expresión y pensamiento
del Santo Padre. Allí donde viven muchas
personas que perdieron el sentido de la vida y que sólo Jesucristo les puede
ayudar a redescubrir. Una Iglesia, que como nos pide el Santo Padre
misericordiosa, acogedora, libre y anunciadora con alegría de la grande noticia
que Jesucristo es nuestro Salvador.
El anhelo que les
manifiesto es el de ser acogido como su pastor. Y de poder acoger a cada uno, cada
una, con actitudes semejantes a las del Buen Pastor Jesucristo. He tenido solo
tres años para conocer y amar a esta tierra amazónica del Ecuador y su amable
gente que aquí vive. Y aún mi portuñol pueda parecer extraño a muchos, les pido
tengan paciencia conmigo que ciertamente nos podremos entender. Creo que la
lengua es un detalle pequeño delante de la grandísima misión de anunciar con
nuestra vida que Cristo es nuestra única salvación, como nos pide el Papa
Francisco en la Exhortación Apostólica “La alegría del Evangelio”. Pentecostés
nos enseña que para entender los misterios de Dios es necesario dar espacio al
Espíritu Santo en nuestro corazón y hacerse dóciles a sus inspiraciones.
El empeño que asumo
delante de ustedes, de esta Iglesia que Dios me confía hoy, es de buscar,
conocer en sus comunidades, para poder celebrar con ustedes la fe que nos une,
para poder compartir con ustedes sus luchas, sus esperanzas. No puedo concebir
división en esta Iglesia de Sucumbíos sino en el empeño de caminar con ustedes
aprendiendo y enseñando. Siendo hermanos de ustedes, porque como ustedes soy
hijo de Dios, y esta es nuestra gran dignidad compartida y nuestra gran alegría
como decía San Agustín. Pero no puedo renunciar a la tarea difícil que me fue
encomendada por Dios y por la Santa Iglesia de Dios que camina en este
Vicariato en la persona de nuestro Santo Padre Francisco.
La misión de ser pastor,
de ser obispo de todo el Pueblo de Dios que peregrina en este Vicariato. Del
pueblo que camina veloz y feliz porque encontró el camino. Del pueblo que se
quedó cansado o herido al lado del camino. Del Pueblo de Dios que ya no logra
encontrar este camino, y sabemos que el camino es Jesucristo. Unidos en torno a
Él, ciertamente no nos equivocaremos y superaremos nuestras divergencias.
Tres años atrás, cuando
el Santo Padre me pedía para ser Obispo de Napo, no me fue muy difícil elegir
mi lema “Unidos en Cristo para que el mundo crea”, con base en la oración de
Cristo en la víspera de su pasión, como hemos escuchado en el santo Evangelio
de esta celebración.
En el entusiasmo de mis
primeros años de sacerdote, poniendo más confianza en mis ideas y proyectos,
que en Aquel que hace germinar y crecer el Reino de Dios como la semilla que
una vez puesta en la tierra, crece sin que sepamos cómo, he vivido gracias a
Dios, algunos fracasos pastorales que me hicieron repensar mis convicciones y
mis actitudes. Poner a Cristo en el centro de nuestras vidas, de nuestras
comunidades, de la Iglesia que queremos para nuestro Vicariato, es condición
para que nuestro trabajo y sufrimiento nos sea inútil.
Agradezco a los
muchísimos que rezan y han rezado mucho
en este tiempo de preparación para
este día
Agradezco
a cada uno y cada una aquí presente, y a todos los muchísimos que rezan y han rezado
mucho en este tiempo de preparación para este día, han rezado por mí, sí, más
han rezado por ustedes, por nosotros Iglesia de Sucumbíos. Agradezco a los que
vinieron de rincones muy lejanos partiendo muy temprano. Agradezco a quienes de
aquí cerquita dejaron sus muchas actividades en sus hogares para poder celebrar
con nosotros.
Agradezco a ustedes señores obispos
Agradezco
a ustedes señores obispos, empezando por el Nuncio, representante del Papa a
quien pido que agradezca por esa confianza depositada en mí, al Card. Mons.
Raúl Vela, Mons. Arregui, Presidente de la Conferencia Episcopal, demás
arzobispos y demás obispos todos, ciertamente con muchas tareas, más quisieron
estar aquí, para testimoniar junto conmigo esta eclesialidad, esta fraternidad
que nos une, y les digo que desde primera hora que he estado con ellos, el día
19 de octubre del 2010, cuando llegado de Brasil una semana de Obispo, llegué a
la Conferencia Episcopal, me marcó desde aquel momento esa fraternidad que he
sentido, he experimentado en la persona de todos los obispos que no me conocían, a no ser
Mons. Jesús y Mons. Paolo, me he sentido acogido en esta familia de una forma
que solo quién lo experimenta no le es difícil de contar. Les agradezco por
tanto señores obispos por este apoyo, por esa presencia, por esa fraternidad.
A los cristianos y amigos de Napo
A los cristianos y
amigos de Napo, mi especial gratitud, hemos vivido juntos una experiencia dura
de fe y obediencia. Les agradezco el apoyo, el cariño que me dedicaron, continúen
rezando por mí, por esta Iglesia, Vicariato de Sucumbíos, y nosotros rezaremos
para que Dios les conceda muy de prisa, un buen pastor en la persona que Dios
ya ha elegido para ser Obispo de Napo, pero que nosotros todavía no conocemos.
Queridos hermanos Asir, Nair, y mi
cuñada Favia, presentes en esta asamblea
Queridos hermanos Asir,
Nair, presentes en esta asamblea y mi cuñada Favia, que representan no solo mi
familia… Más representan la comunidad de la Parroquia que el P. Pedro también
ha trabajado… la Iglesia de Caxias de Sul está aquí representada y está rezando
por este momento.
UNA IGLESIA COMUNIDAD EN CAMINO HACIA
EL REINO…