sábado, 21 de mayo de 2016

Domingo de la Santísima Trinidad




Lectura orante del Evangelio: Juan 16,12-15
Gracias a Gonzalo, misionero carmelita descalzo, que entró en la VIDA en las tierras y gentes de Angola. ‘Mi corazón está siempre con Jesús y con la gente’, decía. 
Gracias a los contemplativos y contemplativas, ¡centinelas del misterio y la  belleza de Dios en el ser humano!
‘Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora… Cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad plena’.
‘Yo he tenido relaciones bastante buenas con el Señor. Le pedía cosas, conversaba con Él sobre los problemas, dificultades y sufrimientos, cantaba sus alabanzas, le daba gracias… Pero Él prefería que yo le mirara a los ojos, cosa que yo no hacía. Yo le hablaba, pero miraba a otro lado, cuando sentía que Él me estaba mirando. Yo siempre miraba a otra parte, porque tenía miedo; pensaba que en los ojos de Él iba a encontrar una mirada de reproche por mis pecados… Pensaba que en sus ojos iba a descubrir una llamada exigente a seguirle por el camino del discipulado, igual que a Pedro y a los otros apóstoles.
Al fin, un día, reuní el valor suficiente y miré: y con sorpresa y asombro vi que no había en sus ojos reproche ni exigencia… Sus ojos se limitaban a decir: TE QUIERO. Y me quedé mirándole fijamente durante largo tiempo… Y allí seguía el mismo mensaje: TE QUIERO.
Así que, amigos, no es momento de mirar a otra parte, sino de mirar derecho y fijo a los ojos de Jesús, que es nuestro Dios encarnado, y decirle con todo el corazón: TE QUIERO, JESÚS y quiero comprometerme contigo.
Jesús, el Padre y el Espíritu ponen las palabras y la música, mientras tú pones el corazón y el compromiso” (Mons. Gonzalo López Marañón).
Jesús, miramos tus ojos, tan cálidos y suaves como el sol de la mañana; tan claros y francos como el azul sin nubes del cielo; tan amables, tan puros, ojos pensados y hechos para nosotros.  
‘Lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir’.
‘Solo la palabra y la persona de Jesús pueden adentrarse en las fuentes profundas de nuestros sueños y quitarnos el temor. Hay que huir de lo gris, de las medias tintas, de las presentaciones lacias, ante lo que merece ser afirmado y propuesto de manera convincente. Esta es la razón y el por qué a los cristianos verdaderos se nos pide intensidad, claridad, rigurosa verdad y hasta brillantez e imaginación. ‘Entre las cosas, hay una de la que no se arrepiente nadie en la tierra: esa cosa es haber sido valiente’ (Borges)” (Gonzalo López Marañón).
Dios hace hermoso cuanto besa
¡FELIZ FIESTA DE LA TRINIDAD! Desde el CIPE – Mayo 2016