domingo, 28 de agosto de 2016

Carta ANASTASIO


Hermanos de la Iglesia en Sucumbíos:

Me indican que van a celebrar la XXIX Asamblea del Vicariato y esto, de por sí, es una buena noticia.

Para mi, Anastasio Gallego, que participé en la I Asamblea, del 22 de agosto al 4 de septiembre de 1971, en El Playón de San Francisco, al año de llegado Mons. Gonzalo López como Prefecto Apostólico, cada Asamblea ha marcado un hito en el caminar de esa iglesia naciente. ¡¡Cómo cambian los tiempos.!! En aquella primera Asamblea participaron 11 misioneros Carmelitas, 3 Carmelitas misioneras, 10 mercedarias y 5 misioneros seglares.

Han sido estos cuarenta años un camino de rosas y espinas, de ver crecer la comunidad en fraternidad y en fe. De ver convertirse lo que fue parte de la provincia de Napo, en provincia con nombre propio; en no tener caminos, hospitales, escuelas, capillas e iglesias y ver aeropuertos, hospitales, colegios, carreteras asfaltadas; en ver llegar colonos, compañías petroleras. Salir del desastre de un terremoto y sufrir las fumigaciones del glifosato; ver marcharse a la TEXACO y llegar los chinos. Ver marcharse “con lo puesto” a Mons. Gonzalo y los Carmelitas, porque así llegaron “con lo puesto”. NADA MÁS sino años, canas y secuelas de malaria, lesmaniasis y dengue.

Una iglesia con algunos de sus miembros ya en la Casa del Padre: cristianos y cristianas de a pie, padres, madres que no tuvieron médico; Jesús Arroyo y Mons. Gonzalo casi los últimos.

Pero una Iglesia que camina, a trancas y barrancas, pero que camina y sirve de luz a muchos otros cristianos en Ecuador y el mundo. Me siento uno de ellos. Les miro y no puedo sentir envidia, porque han sufrido mucho.

Pero envidio su fidelidad al Señor. Y les pido que sigan adelante; que somos muchos los que les estamos mirando con cariño, con amor, con envidia porque han demostrado aunque no se lo proponen, que son mejores. Que no solo dan petróleo para los carros, sino entusiasmo para ser fieles.

Les deseo lo mejor en esta asamblea. Que quienes les vemos desde cerca y desde la Casa del Padre, le decimos que somos uno: UN SOLO SEÑOR, UNA SOLA FE, UN SOLO BAUTISMO. UN SOLOS DIAS Y PADRE.

Anastasio