sábado, 3 de octubre de 2015

Misionero hasta el final

Mons. Lòpez Marañon, Obispo Eméritode Sucumbios
 

A sus 82 años, ha emprendido una nueva misión en Angola

  "¡Hasta el final! Es lo que nos piden Jesús y su Iglesia... Una entrega y un servicio ilimitados". Esta expresión la decía Mons. Gonzalo López Marañón, obispo emérito de Sucumbíos - Ecuador, con ocasión del "Caso Putumayo", emblemático de 11 presos indígenas del Putumayo, cuya defensa asumió él junto a su Iglesia, otras iglesias y muchas organizaciones y personas solidarias, hasta conseguir su liberación en 1996.

Y esta frase, refleja también su talante misionero, demostrado en un camino de amor y generosidad recorrido durante 40 años, con la ayuda del Señor y la entusiasta colaboración de todos/as en este rincón de selva amazónica ecuatoriana: en el Vicariato Apostólico de Sucumbíos, Ecuador. Dejemos que él mismo se presente con sus palabras de la carta pública del 24 de mayo de 2011:

"Llegué a Ecuador desde España, mi patria nativa, a fines de 1970. Y desde entonces trabajé como misionero en lo que hoy es provincia de Sucumbíos, ejerciendo de responsable de la misma, primero como Prefecto Apostólico y desde diciembre de 1984 en calidad de obispo - Vicario Apostólico. Dejé mi cargo el 30 de octubre pasado (2010), muy agradecido a Dios de ver una provincia organizada y una Iglesia en camino y en PAZ".

Gonzalo o Gonzalito, como gustaba ser llamado, vino a estas tierras con la convicción de que la Iglesia la formamos todos y todas, y por eso todos y todas debemos evangelizar. Así que comenzó a invitar a los Laicos/as para participar activamente en la misma Misión, según eso y a partir de entonces, los/as misioneros/as de la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos (ISAMIS) ya no serán sólo sacerdotes y hermanas/os, sino también Laicos/as nacionales y extranjeros.

En una entrevista que le hacía a Mons. Gonzalo la Revista "Monte Carmelo" (Nº 86, 1978), decía: "Yo me bauticé en Iquitos". Vale la pena detenernos un momento sobre el significado de Iquitos para Sucumbíos.

Es de dominio público el cambio que supuso para la misionología el Concilio Vaticano II y su nuevo enfoque, que abría posibilidades hasta entonces insospechadas y a la vez cuestionaba seriamente los métodos tradicionales. Basta pensar simplemente en los cambios profundos que supone la sola Idea de las "semillas del Verbo" esparcidas en todas las culturas, tan llena de desafíos misioneros. Luego viene en 1968 la Conferencia Latinoamericana de Obispos en Medellín, "el Vaticano II para América Latina" como se le ha llamado; ese encuentro de Obispos que desató con unas fuerza increíble el espíritu profético a lo largo y ancho del Continente, iniciando una manera nueva de situarse ante la realidad y un modo nuevo de juzgarla y entenderla desde la fe cristiana.

Todo eso es más o menos conocido. Lo que apenas se conoce es un encuentro de Pastoral Misionera para la región del Alto Amazonas en Iquitos (Perú), que se desarrolló del 21 al 27 de marzo de 1971. Iquitos será el primer intento de concreción de las grandes líneas pastorales que a partir del Concilio, Melgar (un encuentro de Misioneros de toda Latinoamérica en 1968) y Medellín, se iban perfilando. Iquitos se presentaba así un poco como el "Medellín dela Misiones" en Latinoamérica.

Mons. Gonzalo no hizo más que sumergirse en esa corriente renovadora de la Iglesia. A la verdad, en muchas iniciativas que se consolidaron en ISAMIS, se puede sentir la reflexión teológica junto a la práctica de tantas ilusiones evangélicas que animaron el post-concilio en la Iglesia Universal. En ese proceso ilusionado hay que destacar, ante todo, a Mons. Leonidas Proaño y otros asesores de la Iglesia de Riobamba.


Pero en esa tenaz y fatigosa andadura no podemos olvidar al P. José Marins y su equipo de trabajo que fue determinante para la creación y cimentación de las Comunidades Eclesiales de Base en Sucumbíos. En fin, son incontables los asesores Amigos de gran talla teológica y pastoral, igual que otras Iglesias Hermanas del Continente, que acompañaron en este largo camino de ISAMIS.

Después de su salida, Mons. Gonzalo se mantuvo en Quito donde sus hermanos carmelitas. Su labor evangelizadora y social en favor del Vicariato y de la provincia, ha sido reconocida por comunidades, organizaciones, instituciones públicas y particulares, no así por la misma Iglesia institucional. Por la grave situación de división de nuestra Iglesia de Sucumbíos, realizó un ayuno de 24 días, desde el 16 al 24 de junio de 2011, en el Parque La Alameda en Quito con el lema: "Por la reconciliación de Sucumbíos, para sanar heridas".

Luego realizó un Curso de un año en Mística y Espiritualidad en la Universidad de la Mística en Ávila, España, como buen carmelita, discípulo de Santa Teresa y San Juan de la Cruz, para volver a beber de la fuente. Luego empezó a estudiar el portugués, impulsado por su espíritu misionero.

Actualmente, frey Gonzalihno, como firma sus cartas, está emprendiendo una nueva misión en Angola, África, junto con dos carmelitas brasileros, en la Diócesis de Luena, a sus 82 años. ¡Feliz cumpleaños, Gonzalihno, misionero "hasta el final"!

Misioneras y misioneros de la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos y del Ecuador