miércoles, 27 de febrero de 2013

ECOS DE MEDELLIN - ficha 5

  FICHA 5 
PRIMER TIEMPO:
Leemos en el documento de Medellín: 

 

Así como otrora Israel, el primer Pueblo, experimentaba la presencia salvífica de Dios cuando lo liberaba de la opresión de Egipto, cuando lo hacía pasar el mar y lo conducía hacia la tierra de la promesa, así también nosotros, nuevo Pueblo de Dios, no podemos dejar de sentir su paso que salva, cuando se da "el verdadero desarrollo, que es el paso, para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas, a condiciones más humanas. Menos humanas: las carencias materiales de los que están privados del mínimum vital y las carencias morales de los que están mutilados por el egoísmo. Menos humanas: las estructuras opresoras, que provienen del abuso del tener y del abuso del poder, de las explotaciones de los trabajadores o de la injusticia de las transacciones. Más humanas: el remontarse de la miseria a la posesión de lo necesario, la victoria sobre las calamidades sociales, la ampliación de los conocimientos, la adquisición de la cultura. Más humanas también: el aumento en la consideración de la dignidad de los demás, la orientación hacia el espíritu de pobreza, la cooperación en el bien común, la voluntad de paz. Más humanas todavía: el reconocimiento, por parte del hombre, de los valores supremos, y de Dios, que de ellos es la fuente y el fin. Más humanas, por fin, y especialmente, la fe, don de Dios acogido por la buena voluntad de los hombres, y la unidad en la caridad de Cristo, que nos llama a todos a participar, como hijos, en la vida del Dios vivo, Padre de todos los hombres".  En esta transformación, detrás de la cual se expresa el anhelo de integrar toda la escala de valores temporales en la visión global de la fe cristiana, tomamos conciencia de la "vocación original" de América Latina: "vocación a aunar en una síntesis nueva y genial, lo antiguo y lo moderno, lo espiritual y lo temporal, lo que otros nos entregaron y nuestra propia originalidad".

 

Conferencia de Medellín, Introducción, p.6-11

 
SEGUNDO TIEMPO: Nos detenemos y conocemos el documento:

1. ¿Dónde está el fundamento de nuestra identidad de “pueblo de Dios”?

2. ¿Cuáles son las características del “nuevo pueblo de Dios según la Conferencia de Medellín?

3. ¿Cómo podemos sentir el “paso de Dios” como pueblo según los obispos?

4. Hagamos una tabla que refleje EL VERDADERO DESARROLLO:

- las condiciones “menos humanas”…

- las condiciones “más humanas”…

 

TERCER TIEMPO: Nos dejamos cuestionar
 

 

1. ¿En qué medida han disminuido las condiciones “menos  humanas” y han aumentado las condiciones “más humanas” en nuestros contextos? ¿A qué se debe?

2. ¿Qué propuestas nos ayudarían a seguir caminando según el espíritu de la Conferencia de Medellín?

 

CUARTO TIEMPO: Agradecemos la vida del Espíritu que nos llega con Medellín

 
1. Dejemos un espacio para agradecer al Dios de la vida su interés por hacer a través de nuestras acciones una Iglesia y un mundo donde haya condiciones “más humanas”.

lunes, 25 de febrero de 2013

LAS COIM (Comunidades para la Iglesia y para el Mundo)

 
Hablar de las COIM, es hablar del espíritu de ISAMIS. Las COIM son comunidades para la Iglesia y para el Mundo. Son comunidades a inspiración de la primera comunidad de Jesús, las primeras comunidades cristianas de los Hechos de los Apóstoles y las CEBs de nuestros tiempos. Para la Iglesia por la evangelización y para evangelizar a la Iglesia, ya que “la Iglesia comienza por evangelizarse a sí misma… la Iglesia siempre tiene necesidad de ser evangelizada , si quiere conservar su frescor, su impulso y su fuerza para anunciar el Evangelio.” E.N. 15. Y para el Mundo, porque vivimos en este mundo, el mundo en sentido positivo, y es este mundo y no otro el que tenemos que transformar para encaminar a la plenificación del Reino. Será una visión del mundo en sentido positivo y posibilidad de la gracia y no de pecado y condena. Lo secular como lugar de realización de lo humano para llevar a lo divino. Por eso creemos que otro mundo es posible.

Las COIM son fruto del caminar de ISAMIS, de un caminar comunitario, de una actitud de búsqueda de nuevos estilos de vida consagrada al servicio del Señor, a su Iglesia y al pueblo. De acuerdo a los nuevos tiempos, a las exigencias de una Iglesia Comunidad y a su situación concreta. 

El contexto de su nacimiento está marcado por los años 70 cuando había empezado la gran migración hacia el Nor-Oriente y nuestra Iglesia se ponía en camino para concretar en su dinámica, organización y estructura las orientaciones del Vaticano II, Medellín y Puebla y de manera muy especial la Evangeli nuntiandi (La Evangelización del mundo contemporáneo) del Papa Paulo VI. La acción evangelizadora de ISAMIS en aquella década iba definiendo sus planes, objetivos y criterios, y una realidad admitida para dinamizar tan pretendida labor, era la debilidad en la pertenencia de sus agentes pastorales a la Iglesia Local, porque reconociendo el valor que los caracterizaba a aquellos entregados misioneros y misionera, eran mayoritariamente foráneos. Por eso, era una urgencia y de gran preocupación el lograr agentes propios para caminar a una Iglesia Local, con sus propios agentes.

Por eso, en la génesis de la COIM responden a profundo y responsable planteamiento eclesial diocesano, dónde su Obispo, Mons. Gonzalo, fue el gestor y animador de esta propuesta vocacional, que responda a la constante movilidad de misioneros y misioneras que ponían en riesgos la sostenibilidad pastoral. Su espíritu inquieto y visionario de una Iglesia que tenía que abrirse a los nuevos tiempos, donde ya comenzaba a vislumbrarse el cambio de época que se admite en la actualidad. La vocación, más allá de la tradicional mirada religiosa, es asumida en su amplitud para el servicio de las necesidades de la Iglesia y de la sociedad. En este sentido la dignidad de nuestro bautismo está en la base de toda vocación y será el laicado, el gigante dormido quién constituye la mayoría de la Iglesia, él énfasis especial que tenga esta nueva propuesta.

Las COIM nacen el 1 de octubre de 1981. Es importante resaltar que en este proceso de intuiciones y búsquedas fueron las mujeres las que llevaron la delantera y por eso comenzó como Grupo Vocacional Femenino, hasta que luego de unos pocos años de clarificación en 1986 desembocaron en lo que ahora son las COIM, por la constancia de los tres elementos fundamentales de inspiración simbolizados en el trípode. Así, fueron acogidos jóvenes, varones y mujeres, buscando un compromiso mayor con la Iglesia, y mediante un proceso de discernimiento espiritual llegar hacer una firme opción por Jesús para ubicarse al servicio tanto en la Iglesia como en la sociedad. El fuerte será la experiencia cristiana de una vida comunitaria, que construya relaciones humanas de igualdad sin privilegios, entre sacerdotes y laicos, varones y mujeres, nuevos y mayores, como lo quería el Señor. Por eso, las COIM es una escuela de vida en directo sin vida artificial, como lo es la vida misma, asumiendo el misterio de la encarnación. De esta experiencia surgen diversos ministerios laicales, reconocidos, los sacerdotes incardinados, las familias comprometidas, entre otros.

Las COIM no son para ellas mismas, sino para servir desde la evangelización. Ha sido fuente de inspiración para esta gran responsabilidad, lo que nos dice el magisterio del Papa Pablo VI en la Evangeli nuntiandi: “…:lo que importa es evangelizar –no de una manera decorativa, como con un barniz superficial, sino de manera vital, en profundidad y hasta de sus mismas raíces- la cultura y las culturas … tomando siempre como punto de partida la persona y teniendo siempre presente las relaciones de las personas entre sí y con Dios.”. Así será “desde las raíces”, partiendo de las personas y desde su realidad comunitaria, que se impulsa la acción pastoral para crecer en humanidad, en la dignidad de hijos e hijas de Dios. Los instrumentos de la planificación pastoral ayudan a concretar estos principios, para superar la improvisación, la espontaneidad, el sacramentalismo y el clericalismo pastoral, y todo dentro de la dinámica de la pastoral de conjunto que construya la Iglesia Local. Este proceso es animado por personas sencillas, pobres pero con una firme fe y la cercanía a su gente, que están encarnadas en su realidad.

En la actualidad las COIM la conforman 45 personas, entre familias y grupos de misioneros/s laicos/as solteros/as, incluyendo sacerdotes diocesanos incardinados, acompañan la pastoral, siempre en permanente coordinación con los ministerios, comunidades y estructuras locales y diocesanas de coordinación, en: Vía Colombia, Dureno-Pacayacu y, sectores: norte, oeste, centro y sur de Nueva Loja. Tienen una estructura de coordinación, encuentros formales mensuales, formación y viven encarnados/asen la realidad social y de la Iglesia de Sucumbíos. En los últimos años nuestra experiencia se ha extendido a Paraguay y Colombia.

Nos anima saber que experiencias nuevas como la nuestra pero con otros nombres, se siguen gestando en otros lugares del mundo, lo cual indica la gran preocupación que hay por buscar nuevos modelos y estilos de vida para los tiempos nuevos. Por eso, terminamos con una frase muy común en nosotros: “ Que en las COIM no todo está hecho, sino que todo está por hacer”

sábado, 23 de febrero de 2013

Su rostro cambió…



Génesis 15, 5-12. 17-18;
Salmo responsorial: 26;
Filipenses 3, 20-4, 1;
Lucas 9,  28b-36



¿Qué hizo que el rostro de Jesús cambiara? ¿La subida al monte? ¿La sorpresa? ¿El intercambio de palabras con Pedro y Juan? Parece que según el evangelio de Lucas, le cambia el rostro mientras oraba. No es que Jesús haya cambiado, ni que quiera hacer un signo extraordinario. Lo que ha pasado es que simplemente sus discípulos lo ven mejor, como el hijo amado de Dios al que hay que escuchar. Entonces, todo empieza a resituarse. 

¡Cuánto camino ha tenido que recorrer Jesús! ¡Cuántas veces se ha encontrado en el centro mismo de su ser y ha sentido que la imagen que le transmitieron de Dios no se corresponde con lo que ha ido surgiendo en él como consecuencia de su pasión por el Reino! Y cuántas veces ha tenido la osadía de confiar en ese mismo Dios que le ha ido revelando en lo secreto sus misterios.

Escuchar a Jesús. Escuchamos muchas voces, que nos vienen de fuera de nosotros mismos, de las personas que nos fiamos, de quienes nos parecen que tienen mayor sabiduría y nos pueden guiar. Escuchamos a veces mensajes de extraños, a quienes no les interesamos o sólo les interesamos como inmediatos consumidores.

Parece que los discípulos estaban adormilados. No hay mejor testimonio para nosotr@s que andamos con dificultades para la vigilancia. Sólo cuando pudieron despertar, notaron algunos efectos  positivos: que se querían quedar fue el primero. Y después del despertar el miedo, esa consciencia que llega cuando uno tiene los ojos demasiado abiertos. Ante esa intensidad de impactos,  supieron que debían guardar esa visión de Jesús para otro momento, cuando las cosas empezaran a tener sentido y pudieran ser vistas con mayor globalidad.  

Puede que como cristian@s andemos un tanto adormilados en nuestras cosas, en nuestras grandes o pequeñas batallas. ¡Qué fácil es abandonarse! Puede incluso que el Jesús al que seguimos entre dentro de esa onda de adormecimiento que nos traemos. Por gracia de Dios, hemos tenido la oportunidad de espabilarnos del sueño, y se nos ha dado una nueva consciencia sobre lo que está pasando. Y ahí, en esa situación frágil, escuchamos una voz desde la nube: aprendan a escuchar a Jesús mientras vamos de camino. Tenemos experiencia de habernos despertado a un evangelio más real, en contacto directo con la vida. Y no por nosotros, sino por la gracia de Dios que actúa en la historia. ¿Será también el momento de sostener y profundizar la experiencia que nos revela Dios hasta que podamos ver con más globalidad las cosas? Escuchemos a Jesús.  

lunes, 18 de febrero de 2013

ECOS DE MEDELLIN - ficha 4



PRIMER TIEMPO: Leemos en el documento de Medellín: 

 FICHA 4 


4-5 América Latina está evidentemente bajo el signo de la transformación y el desarrollo. Transformación que, además de producirse con una rapidez extraordinaria, llega a tocar y conmover todos los niveles del hombre, desde el económico hasta el religioso.
Esto indica que estamos en el umbral de una nueva época histórica de nuestro continente, llena de un anhelo de emancipación total, de liberación de toda servidumbre, de maduración personal y de integración colectiva. Percibimos aquí los prenuncios en la dolorosa gestación de una nueva civilización. No podemos dejar de interpretar este gigantesco esfuerzo por una rápida transformación y desarrollo como un evidente signo del Espíritu que conduce la historia de los hombres y de los pueblos hacia su vocación.  No podemos dejar de descubrir en esta voluntad cada día más tenaz y apresurada de transformación, las huellas de la imagen de Dios en el hombre, como un potente dinamismo. (…)No podemos, en efecto, los cristianos, dejar de presentir la presencia de Dios, que quiere salvar al hombre entero, alma y cuerpo.
                                                                                  Documento Medellín, Introducción.

SEGUNDO TIEMPO: Nos detenemos y conocemos el documento:
1. ¿Qué están provocando los signos de transformación y desarrollo que se viven en América Latina?
2. ¿Qué indican los cambios y qué se puede percibir?
3. ¿Cómo debemos interpretar los esfuerzos de transformación y desarrollo en nuestro continente?

TERCER TIEMPO: Nos dejamos cuestionar

1. ¿Cómo nos están afectando los cambios sociales, políticos y económicos, eclesiales y espirituales que vivimos hoy?
2. Desde el espíritu de la Conferencia de Medellín, cómo tendríamos que intrepretar los cambios?
3. ¿Qué tarea fundamental tenemos como cristianos?

CUARTO TIEMPO: Agradecemos la vida del Espíritu que nos llega con Medellín

Es el momento de agradecer a Dios su presencia en la historia de nuestro pueblo y en nuestro caminar cotidiano. ¿Qué nos sale agradecer en este momento de nuestra historia?
                               

domingo, 17 de febrero de 2013

TENTACIONES, ¿una señal del Espíritu?


Deuteronomio 26, 4-10; Romanos 10, 8-13; Lucas 4, 1-13

Todo el mundo tiene tentaciones. Para los-las místicas son señal de que Dios quiere hacer algún bien. La tentación no es más que el síntoma de esa resistencia al avance de lo bueno.

Esto tan evidente, también lo sabían las comunidades cristianas de los primeros tiempos, que atravesaban situaciones de persecución unas veces y de pretensión de poder y prestigio otras.  Entendieron muy bien algo que formó constantemente parte de la vida de Jesús y dejaron constancia de ello en los evangelios, como para que sirviera de llamada de atención: quien siga a Jesús, pasará por lo que pasó Él, parecen decir.

Más allá de algo puntual, para Jesús la tentación fue todo aquello que lo empujaba a separarse del “modo” que Dios le revelaba para hacer visible el Reino. ¿En qué consistía ese “modo” de hacer visible el Reino?

En primer lugar, ABAJARSE a la condición de siervo. En Filipenses y en la Carta a los Hebreos se recoge bien. No es sólo ser humilde, sino situarse en la vida desde abajo, aprendiendo constantemente de la condición humana, teniendo la mirada y el corazón en los pequeños.

En segundo lugar, VIVIR LIBRE. Frente a las pretensiones de suavizar su radicalidad, prefiere establecer lazos con las personas y grupos más allá de los vínculos de la carne y la sangre, más allá de lo que pueda restarle popularidad, más allá incluso de lo que pueda ocasionarle riesgos y problemas.

En tercer lugar, PRACTICAR LA COMPASIÓN, porque lo que importan son las personas abatidas, oprimidas, esclavizadas, engañadas o perdidas. Y desde unas entrañas poderosas de la misericordia.

¿En qué se manifestaba la tentación en Él? Si recorremos los evangelios, no sólo al inicio de su vida pública, cuando se debate en cómo encarnará la misión que Dios le ha confiado, sino en toda ella: Pedro le intentará persuadir para que abandone su idea de ir a Jerusalén a morir, le increparán a que baje de la cruz, recibirá presiones para hacer milagros, etc. Es decir, la tentación será todo aquello que sea contrario al ABAJARSE, a VIVIR LIBRE y a PRACTICAR LA COMPASIÓN. Y si no queremos caer en la tentación, el antídoto será abajarse, vivir libre y ejercer la compasión.

Hagamos un pequeño cuestionario:

¿Y para nosotr@s hoy? ¿Cuáles son nuestras tentaciones? Quizás tengamos que detenernos un poco para contestarnos esta pregunta.  Si Jesús tuvo que hacer un fuerte ejercicio de conocimiento de sí mismo, de la gente y su contexto y profundizar su relación con Dios, no menor lo tendremos que hacer nosotros y nosotras, en pleno siglo XXI.

-          ¿Encontramos  la felicidad y alegría en sabernos comunidades pequeñas y frágiles?

-          ¿Cómo va nuestra libertad frente a todo tipo de poder o prestigio en las relaciones cotidianas? ¿Qué anhelamos?

-          ¿Estamos atent@s a evitar el paternalismo cuando ejercemos la compasión?

 

Si en la lucha perdemos alegría, estamos tentados de desesperanza.

Si mantenernos en el camino comenzado, nos produce hastío, estamos tentados de abandono.

Si necesitamos mostrar nuestra fuerza, estamos tentados de intolerancia.

Si queremos que las cosas cambien rápido, estamos tentados de prepotencia.

Si buscamos atajos a la vida, estamos tentados de infantilismo.

Si…
 
Pero si prestamos atención a lo que ocurre y como Jesús seguimos curando, liberando a los oprimidos, sacando de cárceles y haciendo el bien, será más difícil destruir lo que Dios ha querido regalarnos. Sigamos creciendo,  pues.