lunes, 31 de diciembre de 2012

PROFETA MISIONERO SIMBOLO DE LA ALEGRIA Y EL AMOR



JESÚS MARIA ARROYO CASTELLANOS
CARMELITA DESCALZO ENSUCUMBIOS


Queremos presentar hoy día a Jesús María Arroyo Castellanos, Carmelita Descalzo, que vivió y trabajó por más de veinte y seis años en la provincia de Sucumbíos. El amor y la pertenencia que encontró en Ecuador le llevó a solicitar la naturalización como ecuatoriano, pero tras sufrir un fatal accidente el Padre Bueno lo recogió hace seis meses, mientras se encontraba en España, visitando a su familia.

El P. Jesús nace en Burgos (España) el 21 de junio de 1955. Y es ordenado como sacerdote dentro de la Comunidad de los Carmelitas Descalzos el 16 de junio de 1981. Llega al Ecuador el 16 de agosto del año 1981, cuando acababa de cumplir veintiséis años.  Viene destinado a la Misión Carmelita de San Miguel de Sucumbíos, en ese momento provincia de Napo. Viene, como él mismo nos dice, “lleno de ilusiones” a trabajar como misionero en el Oriente ecuatoriano.

Hasta el año de 1986 trabaja en la zona de la vía a Colombia y con las comunidades campesinas aledañas a Lago Agrio.  Comparte una vida llena de alegría, sintiéndose acogido como en casa propia entre los campesinos y las campesinas de las vías Colombia, Coca y Tarapoa.  Acompañar el día a día dar la bienvenida a las familias que acababan de llegar de las diferentes provincias del país en busca de mejores oportunidades y sueños  inalcanzables, es su tarea fundamental en estos primeros momentos.  El trabajo arduo de estar junto a ellos en las gestiones ante el IERAC, motivar la organización comunitaria, animar a la legítima defensa de su derecho a tener un pedazo de tierra, desde una profunda fe en Jesús de Nazaret y convencido profundamente de que esa fe le exige luchar para defender los derechos humanos y conseguir una vida digna para toda esta gente.  ”Fue un verdadero regalo del Dios de la vida, poder vivir junto a ellos estos años”, nos dirá él mismo.

El año de 1986 pasa a ser párroco de la única iglesia que había en Lago Agrio en esa época, donde permaneció hasta el año 1994.  La vida de los vecinos, la formación de las comunidades cristianas y el alentar la organización barrial ocupan sus desvelos.  En Lago Agrio le encuentra el terremoto del año 1987 que le exige trabajar arduamente por una población que estaba desvalida por el aislamiento que el sismo produjo.  Como párroco forma parte de la Junta de Defensa, que al lado de las autoridades y presididos por el militar de más alto rango, procura paliar el sufrimiento y la angustia de quienes más sufren por lo que había sucedido. 

Él rememora y nos recuerda cómo en esas circunstancias le cabe la suerte y alegría de conocer y  acoger a un joven venido de Suiza, de nombre Toni, (Tony el Suizo o Tony el Puentero) con quien no solo comparte ilusiones, sino también trabajos para dotar de puentes a las comunidades más alejadas, pobres e incomunicadas de la provincia.

El padre Jesús fue Provicario de ISAMIS durante largo tiempo, bajo su administración se ejecutaron algunas de las obras más importantes de esta comunidad, su dirección fue sencilla y transparente, acorde a la sobriedad que caracterizó su vida, hermano de todos, siempre atento a los demás y con su alegría inconfundible.

En el año 1986 le correspondió dirigir el “EPPP” que fue el proceso  de evaluación y actualización del trabajo pastoral y social de la Iglesia, para aplicar en los hechos, las orientaciones de Medellín: pastoral de conjunto, inserción entre los pobres, relevancia del pueblo laico, incorporación de la mujer, compromiso social.

También debido al cargo de párroco y en aquellos difíciles momentos del Gobierno de León Febres Cordero, asume la responsabilidad de estar al frente, como presidente, del naciente Comité de Derechos Humanos del Nororiente (CDHNO) que, con el apoyo de profesionales, va creciendo y ofreciendo resistencia a los desmanes que constituían el pan de cada día en una tierra que era considerada tierra de nadie y donde lo importante no eran las personas, sino el petróleo que sustentó y todavía sustenta a la economía del país.

Del año 1990 al 1994 le corresponde poner en marcha uno de los proyectos más emblemáticos de la Iglesia local: la Radio Sucumbíos.  Con este medio inicia una nueva etapa y se pudo soñar que era posible sacar a esta provincia y a la provincia de Orellana, todavía no creada, del aislamiento al que se les tenía relegadas.  Bajo su dirección se consigue formar una verdadera escuela de comunicadores, que de la mano de entidades como CORAPE y ALER, abrieron la mirada al ámbito nacional y latinoamericano y que desde entonces ha significado un gran aporte de recursos y sobre todo de personas preparadas intelectual, técnica y espiritualmente, que hoy en día prestan su contingente en diferentes instancias oficiales y particulares de la Provincia.  Se integró a una provincia que todavía no tenía adecuadas vías y que por estar formada por pobladores venidos de todo el país carecía de identidad. Se hizo realidad el sueño de contar con un medio de comunicación que aportase identidad a la provincia y por eso mismo el pueblo le puso el nombre con el que la identifica hasta el día de hoy: Radio Sucumbíos.

El año 1997, a su regreso de un tiempo de estudio, comienza una nueva etapa de su servicio en Sucumbíos. Se le encomienda el trabajo con las nacionalidades indígenas que habitan en esta provincia, de manera muy particular con la población shuar emigrada desde Morona Santiago y Zamora Chinchipe y la población kichwa (runa), venida anteriormente del alto Napo.  Además de acompañar a las comunidades cristianas y a sus servidores, se dedica a poner en marcha el Centro Cultural Indígena P. Ramón López, llamado así en memoria de un Carmelita asesinado el año 1969 en el  sector de Puerto Libre por defender a la comunidad Cofán que allá vivía, actual comuna Sinango’e.  En estos mismos años, apoya el nacimiento de la Federación Shuar de Sucumbíos con la intención de que la población shuar de la provincia se vaya articulando y apoyando mutuamente en contacto con la Federación Shuar de Macas.

Hay un período de seis años que tiene que vivir en la ciudad de Quito por responsabilidades de la Orden de los Carmelitas Descalzos.  Regresa con alegría para trabajar en uno de los proyectos más preciados de los Carmelitas en la provincia: el Centro de Espiritualidad Monte Carmelo. Un espacio integral de Espiritualidad y Formación en valores, con el que se pretende ofrecer a la población de una zona siempre asediada por problemas de violencia y de marginación, espacios de reflexión, orientación y cultivo de bases morales. Se pretende crear un centro de Paz en medio de un territorio de dolor y de muerte. 

En esta tarea se encontraba cuando el 30 de octubre de 2010 se da un cambio drástico en la dirección de la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos. Monseñor Gonzalo López que había estado al frente durante 40 años, como correspondía al cumplir sus 75 años de edad, presenta su renuncia ante el Vaticano. Solicitud que es aceptada luego de dos años y en su lugar la Congregación Vaticana para la Evangelización de los Pueblos, nombra como Administrador Apostólico a Rafael Ibarguren; y al mismo tiempo retira la encomienda que tenían los Carmelitas, por más de 50 años, de administrar la Iglesia de Sucumbíos y se la confiere a los Heraldos del Evangelio, grupo totalmente antagónico al proceso de Iglesia vivido en esta provincia, su radicalidad y cercanía con el grupo político Tradición Familia y Propiedad, lo hacen extremadamente peligroso. Finalmente a Monseñor Gonzalo, le “piden” que salga inmediatamente de Sucumbíos y lo que es más, de Ecuador.

La llegada de los Heraldos del Evangelio TFP a Sucumbíos efectiviza una decisión de la Curia Romana de cambiar radicalmente el modelo de Iglesia instituida. De una Iglesia Comunidad Ministerial, en que los Laicos, las Mujeres, los Indígenas, los Pobres… desde las Comunidades Eclesiales de Base y desde la Organización Popular, tienen espacios de comunión y participación, se pasa a un modelo de Iglesia en que los curas toman todas las decisiones sin tener en cuenta aquellos espacios. Es decir, la Iglesia pasa a ser la que margina y minimiza las acciones y empeños de las Comunidades Eclesiales de Base, los ministerios laicos, las mujeres, etc.

Es preciso indicar que en la etapa anterior, la Iglesia desde todos sus niveles había tratado de vivir profundamente la doble dimensión de la fe y del compromiso social, siguiendo las orientaciones del Concilio Vaticano II y de las Conferencias Latinoamericanas de los Obispos (Medellín, Puebla, Santo Domingo, Aparecida) y desde la práctica y la enseñanza de Jesús en el Evangelio, de a ser levadura en la masa para encarnar los valores del Evangelio y construir el Reino de Dios. En este trabajo comunitario comulgaban; el Obispo, los Agentes de Pastoral (Sacerdotes, Religiosos y Religiosas, Laicos y laicas); los Ministerios (Diáconos, Animadores, Catequistas, etc.), las Organizaciones Populares y un sin fin de personas que animadas por este espíritu colaboraban desde dentro y fuera de nuestra provincia, caminando con los dos pies, nos referimos a las Comunidades Eclesiales de Base, que viven y celebran la presencia de Jesús y todas nuestras Organizaciones Populares que se comprometen días a día y centímetro a centímetro en la construcción del Reino de Dios.

La presencia del P. Jesús Arroyo en esta comunidad viva que defendía los derechos de los pobladores y luchaba por la construcción de la provincia de Sucumbíos, a través de las marchas, protestas y paros, ante la gran injusticia de repartición de los bienes nacionales que salen exclusivamente de estos territorios, exigió la reivindicación de la deuda social que el País aún tiene con los habitantes de este sector de la Patria; por lo cual se trabajó en la preparación y formación de líderes (Radio Sucumbíos; Colegios Pacífico, San Miguel, La Merced; Instituto Tecnológico Crecermás; Colegio Intercultural Abya Yala; Organizaciones Populares, etc.) y que poco a poco ha dado sus frutos.

Sin embargo con la llegada de los Heraldos TFP se desencadena una etapa de violencia, de división, de enfrentamiento que no se había dado anteriormente en los 40 años de Monseñor Gonzalo. Los nuevos encargados de la administración de la Iglesia, con el apoyo y patrocinio de las autoridades tanto del Vaticano como de la Iglesia ecuatoriana y aplicando su conocida estrategia,  se aliaron con los sectores más pudientes de Lago Agrio, políticos, medios de comunicación y con la parte más fanática y peligrosa del grupo Carismático de esta ciudad, desplegando una campaña de difamación (a través de las emisoras de radio, pasquines, blogs, etc…) contra Mons. Gonzalo, los Carmelitas, los Sacerdotes Diocesanos, Religiosos y Religiosas, Ministerios, Dirigentes hombres y mujeres, pasando muchas veces a agresiones verbales y físicas y a actos vandálicos.

Toda esta infamia que el P. Jesús, con las Comunidades y los Ministerios, las organizaciones populares y gran parte de la población, resistieron y siguen resistido hasta ahora con gran valor y conciencia de seguidores y seguidoras de Jesús de Nazaret. Todos estos intentos de destruir su Iglesia pese a la crueldad de las acciones de los Heraldos TFH y sus aliados los sacerdotes enviados con consignas claras de terminar con este proceso de Iglesia comunión,  desde Quito, Guayaquil, Loja e Ibarra, solo han servido para unir más al pueblo de Dios en la defensa de los conseguido.

Y es que en la Iglesia Comunidad Ministerial, al igual que en la Iglesia de las Primeras Comunidades, todos y todas nos sentimos hermanos y hermanas, nadie es superior a su hermano o hermana, simplemente tenemos funciones diferentes, pero todos y todas tenemos la dignidad de hijos e hijas de Dios al servicio de su Reino. Por eso no podemos recordar a Jesús Arroyo solo, no podemos separarlo de sus hermanos carmelitas descalzos, reconocidos y acogidos ya como ciudadanos ecuatorianos. Nos resulta imposible verlo aislado, sin la referencia de la Iglesia San Miguel de Sucumbíos, de Mons. Gonzalo López Marañón y sin la cercanía de Pablo Gallego, Juan Berdonces, Juanito Cantero, José Septién; los sacerdotes diocesanos Edgar Pinos, Pablo Torres, Raúl Ushca, Santos Mata; los religiosos y religiosas y los misioneros y misioneras laicas, los hermanos de las Comunidades para la Iglesia y el Mundo (COIM), los animadores/as, los ministerios laicales  y tantas otras personas que han ayudado y apoyan el caminar de ISAMIS.

Y es que en ISAMIS con Mons. Gonzalo López Marañón, los carmelitas descalzos, los sacerdotes diocesanos, los/as otros/as religiosos/as y laicos/as comprometidos/as vivimos un período en el que hemos sentido la promesa y nuestra pequeña realidad de lucha y esperanza. Con su entrega y ejemplo hemos entendido que el pastoreo es un servicio y no una imposición, que  evangelizar nos es mandar o imponer y, mucho menos, dominar, sino "dar la vida por las ovejas" (Jn 10,11).      

Si quisiéramos destacar algunos aspectos de la vida de Jesús, que significan un aporte a la sociedad de Sucumbíos, tendríamos que anotar:


  1. En primer lugar el gran amor y confianza en Dios, que le motivó a venir al Ecuador como misionero y entregarse totalmente a su pueblo, desde el amor incondicional a la Iglesia, a la tarea de construir el Reino y a la lucha por la vida de su gente; 
  2. Un gran amor a la gente de Sucumbíos, especialmente a la gente sencilla: campesinos, mujeres, indígenas, por quienes no dudó nunca en hacer todo lo que podía por ayudarles a ser felices y tener un vida plena, como lo había prometido Jesús en el Evangelio; 
  3. Un compromiso fuerte y decidido por apoyar y defender los derechos de los más pobres, especialmente desde las organizaciones (Unión de Campesinos del Nororiente –UCANO-, Coordinadora Popular del Nororiente –CPNO-, Asociación de Padres de Familia del Nororiente –APAFANO-, Federación de Mujeres de Sucumbíos –FMS-, Frente de Defensa de la Amazonía –FDA-, Federación de Organizaciones Campesinas de Sucumbíos –FOCAS-, Comité de Derechos Humanos del Nororiente –CDHNO-, Asamblea de la Sociedad Civil de Sucumbíos –ASCIS-, las diferentes Federaciones de Indígenas de las distintas Nacionalidades y muchas más). 
  4. Un compromiso de defensa del pueblo y de la provincia de Sucumbíos: participando decididamente en las acciones y manifestaciones como paros provinciales, con aportes en la Asamblea de la Sociedad Civil y en la Asamblea Biprovincial. 
  5. La puesta en marcha de Radio Sucumbíos, como elemento integrador de la Provincia y como creador de identidad propia en sus habitantes; medio que sirve también como formador y gestor de líderes que aportan al desarrollo social. 
  6. Un aporte inmenso al poner en marcha el Centro de Espiritualidad de Puerto Libre, como espacio dinamizador y formador de líderes y ministerios para una Iglesia comprometida con la Vida; y centro de formación en valores, que ayuda a crear una cultura de paz en una zona difícil de violencia y muerte. 
  7. Un especial amor a los indígenas, particularmente a los Shuaras con quienes trabajó durante algunos años; igualmente a las mujeres, a quienes acompañó en su lucha por la defensa de la vida y por la erradicación de la violencia y la marginación. 
  8. Devoto y seguidor fiel de María de Nazareth, carmelita al fin y al cabo.  Amaba a la Madre de los pobres y difundió su ejemplo cada día de su vida. 
  9. Orante y profundamente espiritual, con su silencio y alegría se convirtió en motor de la misión, en donde encontró momentos profundos de oración, que alimentaban su caminar. 
  10. No violento activo por naturaleza, cultivaba la lectura de autores como Gandhi y otros profetas actuales, lo cual fue mal visto por los que todavía sueñan en los tiempos actuales con violencia y cruzadas. 
  11. Hombre sereno, dialogante, símbolo de la paz, que supo ser firme y directo a la hora de defender sus convicciones. Su criterio y discernimiento lo hacían muy lúcido para actuar de acuerdo a los signos de los tiempos y no como los consignados que nos envían ahora, que repiten sin criterio lo que viene de cierta parte de Europa. 
  12. Referente a  nivel Nacional y Latinoamericano, fue vicepresidente de la Conferencia Ecuatoriana de Religiosos, su aporte en esta instancia fue básico para impulsar la lectura de los tiempos desde el Evangelio y motivar el espíritu misionero sobre todo de los más jóvenes. 
  13. Un aporte importantísimo tuvo en la Coordinación de la CEBs urbanas y campesinas del Ecuador, su voz se hizo escuchar alta y clara en la defensa de los trabajadores petroleros, del agro e indígenas, cada vez que fue necesario. 
  14. Su presencia sigue intacta en todas las comunidades que amó y que lo amaron, sigue presente en las luchas pendientes que diariamente libran sus pueblos y en la oración diaria y silenciosa de cada uno de ellos. 
  15. Su partida, extraña y difícil de entender, que a muchos dejó un sentimiento de duda, sobre todo por la crudeza del choque que en ese instante vivía su Iglesia y por los ataques que debió enfrentar en sus últimos tiempos de vida por parte de fascistas del peor pelaje, al pasar de estos seis meses, la aceptamos como ofrenda al Padre de la Vida, pero seguros que desde donde está nos acompaña siempre.
 
Concluimos esta corta reseña de su vida, con las palabras del mismo P. Jesús con que solicitaba al Sr. Presidente Rafael Correa la nacionalidad ecuatoriana. 

Todo lo vivido ha sido un regalo del Dios de la Vida y es por eso que le solicito de la manera más comedida a su persona, se digne extender el decreto ejecutivo correspondiente para que se me conceda la nacionalidad ecuatoriana por SERVICIOS RELEVANTES prestados. Eso hará posible mi deseo de contar con la nacionalidad ecuatoriana y sentirme más unido a ese pueblo y a ese país que tanto quiero y que usted hoy preside”.

domingo, 30 de diciembre de 2012

LO QUE HAY DE SAGRADO

Colosenses 3, 12-21; Lucas 2, 41-52

El tema de la familia se ha convertido en un tema de interés en los recientes documentos eclesiales. En Aparecida, se dedican varios números y 192 menciones. La familia es considerada un tesoro con una misión en la sociedad y en la Iglesia (n. 432). Del mismo modo, se afirma que la preocupación por ella debe ser eje transversal de la evangelización en la Iglesia (n.435).
 
Jesús no menciona el tema de familia, si no es para criticar sus abusos. Afirma por ejemplo, que su familia la forman quienes escuchan la Palabra de Dios y la cumplen cuando a su alrededor la utilizan como reclamo a las obras del Reino (Cf. Lc 8,19-21; Mc 3,31-35). Dice a los fariseos que le quieren poner a prueba y a los discípulos que le escuchan, que no utilicen la ley de Moisés para repudiar a las mujeres sin ningún tipo de responsabilidad de su parte y afirma que el Reino de Dios exige otras relaciones distintas del parentesco y la familia. (cf. Mt 19,1-13). Con estas afirmaciones, Jesús iba más allá del sistema social basado en el parentesco propio de su tiempo, donde el pater familias ejercía la autoridad y la protección.
 
Si leemos lo que el texto de Colosenses, debemos hacerlo teniendo en cuenta el espíritu de Jesús y la vida de las comunidades cristianas del siglo I d.C, no de forma aislada.
 
Muchos cristianos de Colosas procedían del paganismo y en estos momentos, se tenían que enfrentar al fundamentalismo religioso de los judíos, como al rigorismo de los cristianos procedentes del judaísmo y a las prácticas paganas. De ahí que fuera necesario recalcar que el "modo" de Jesús es lo único que identifica al cristiano: revestíos de entrañas de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia... (Col 3,12). En un contexto conflictivo de la misma comunidad, debieron hacerse matizaciones que afectaban a la vida cotidiana. Los versículos 18-25 rompen el hilo del discurso de Pablo que luego se retoma a partir de Col 4,2: "sean perseverantes en la oración, velando en ella con acción de gracias..."
 
El texto de Lc 2,41-52 tiene un marco señalado por los versículos 40 y 52: En el primero el evangelista afirma: "El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría y la gracia de Dios estaba sobre él" (v.40). Y en el segundo: "Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres". (v.52). La palabra clave es el crecimiento. No hay nada estático en Jesús. Y hay en él un modo de crecer: en fortaleza, en gracia, en presencia de Dios y en contacto con lo humano. Ese crecimiento armónico forjaba la libertad, compasión y gratuidad de Jesús y su mensaje de Reino.
 
En estos momentos eclesiales, las comunidades cristianas en Sucumbíos necesitamos seguir creciendo y fortaleciéndonos en esta armonía para poder llegar a descubrir como lo hizo Jesús una vocación única. Las experiencias que hemos vivido nos animan a profundizar en todas las dimensiones de la vida. No podemos pensar en la familia desde la superficialidad o el moralismo sino desde la práctica del evangelio en comunidad. No se trata de buscar un modelo familiar que resuelva la complejidad de los problemas actuales de forma rápida y satisfactoria. Necesitamos vivir y acoger con misericordia la vida de la gente, sus crisis, sus situaciones reales, sus gozos, sus esperanzas, sus miedos y alegrías. Es tentador dar fórmulas fáciles, es tentador mantener posiciones de ley o dejarnos llevar por el "estamos de acuerdo con" o "estamos en contra de" en lugar de escuchar a la gente con el corazón y las entrañas dispuestas, en lugar de buscar "lo que hay de sagrado" en cosas que no parecen tan sagradas: uniones libres, divorcios o separaciones, unidades familiares críticas... y partir de esas situaciones marginales encontrar las semillas del Verbo precisamente ahí. Quizás eso nos ayude a encontrar lo que debe denunciarse en muchos problemas que afectan a las familias: violaciones, maltratos, abusos, pobreza, desempleo, alcoholismo y esa cadena de sufrimientos que configuran tantas veces nuestras vidas.
 
Acortemos distancias para que se produzcan encuentros. Ojalá mirar a Jesús que fue crítico con el modelo familiar de su tiempo, nos ayude a relativizar cualquier modelo familiar para podernos abrir con mayor libertad a la búsqueda del Reino de Dios y su justicia.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Y la Palabra se hizo carne, puso su tienda entre nosotros (Jn 1,14).


Los ministerios de las Comunidades son hoy esos mensajeros de Paz y de Buenas Noticias. Esas mujeres y esos hombres sencillos, como nos presentaba la liturgia a María y a Isabel unos días antes de la Navidad. Esos hombres y mujeres que, como María cuando le visitó el Ángel, no comprenden muy bien todo lo que significa ese gran misterio del Reino y de la Iglesia, pero que tienen una disponibilidad total para ponerse al servicio de la Comunidad.
 
 
El día 23 celebraban la Navidad las Comunidades de la zona de Puerto Libre (La Barquilla, Puerto Libre, El Cabeno, La Amarilla, Flor del Valle). La Comunidad de la Flor del Valle era este año la anfitriona. Su Capilla casi terminada, hecha a base de esfuerzo y de lucha de la misma Comunidad con sus Ministerios al frente, nos cobijaba de ese fuerte aguacero que no fue impedimento para que todas las comunidades del sector se hicieran presentes en la celebración.
 
Fue una linda celebración llena de vida, llena de alegría, de villancicos, de panderetas… José y María; los ángeles, los pastores; los tres reyes magos (Abel, Damaris y Esmeralda…) dando vueltas por la capilla buscando al Niño; el coro de niñas, niños y personas mayores que ponían la alegría de los villancicos. Y toda la Comunidad celebrando con alegría, con fe y con esperanza la venida del Niño lleno de ternura y de cariño, que nos traía el amor del Padre; y el “pasmo de la Madre… que tal trueque veía: el llanto del hombre en Dios y en el hombre la alegría, lo cual del uno y del otro tan ajeno ser solía” (Juan de la Cruz).
 
 
Era de admirar la alegría de los niños y las niñas presentes en la celebración, que eran los que más disfrutaban del acontecimiento. Compartiendo la alegría, la fraternidad de los jóvenes de Quito y del Grupo de Caritas que se hacían presentes una vez más para aumentar la alegría de los niños y las niñas con los juguetes y los dulces navideños. Una linda experiencia también para los jóvenes de tener nuevas familias que les acogen con enorme cariño y entusiasmo, y que nos recuerdan el ciento por uno prometido por Jesús a sus amigos y amigas.
 
 
Todo esto como signo y expresión de esa Paz y Alegría que el Señor nos trae en la Navidad. Signos de la presencia del Reino que Jesús inicia con su Encarnación en nuestro mundo, desde la sencillez, la ternura y el no-poder del Niño en el pesebre, rodeado de todos los animales, de los pastores y de los ángeles. Realmente una experiencia llena de vida y de esperanza de que el Reino de Dios todavía es posible.
 

lunes, 24 de diciembre de 2012

Navidad: ver con los ojos del corazón

koinomia

(Leonado Boff)
Estamos obligados a vivir en un mundo donde los artículos son el objeto más explícito del deseo de los niños y los adultos. Lo que se compra tiene que tener brillo y magia, si no, nadie lo compra. Habla más a los ojos codiciosos que al corazón amoroso. Dentro de esta dinámica se encuentra la figura de Papá Noel. Él es la elaboración comercial de San Nicolás –Santa Claus– cuya fiesta se celebra el día 6 de diciembre. Era obispo, nacido en el año 281 en la actual Turquía.
 
Heredó de su familia una importante fortuna. En la época de Navidad salía vestido de obispo, todo de rojo, con un bastón y un saco con regalos para los niños. Se los entregaba con una notita donde decía que venían de parte del Niño Jesús.
 
Santa Claus dio origen al actual Papá Noel, creación de un dibujante de tiras cómicas norteamericano, Thomas Nast, en 1886, y posteriormente divulgado por la Coca-Cola, ya que en esta época de frío caía mucho el consumo. La imagen de ese buen viejito, vestido de rojo y con un saco a la espalda, bonachón, que da buenos consejos a los niños es la figura predominante en las calles y tiendas en tiempo de Navidad. Su patria de nacimiento habría sido Laponia, en Finlandia, donde hay mucha nieve, elfos, duendes y gnomos, y donde las personas se desplazan en trineos tirados por renos.
 
¿Existe Papá Noel? Fue la pregunta que Virginia, una niña de 8 años, hizo a su padre. Este le respondió: «Escribe al editor del periódico. Si él te dice que existe, es que realmente existe». Eso fue lo que hizo la niña. Y recibió esta hermosa respuesta:
 
Sí, Virginia, Papá Noel existe. Es tan cierto como que existen el amor, la generosidad y la devoción. Y tu sabes que todo eso existe, y da más belleza y alegría a nuestra vida. ¡Qué triste sería el mundo si no hubiese Papa Noel! Sería tan triste como si no existieran niñas como tú. No existiría la fe de los niños, ni la poesía y la fantasía que hacen nuestra existencia ligera y bonita. Pero para eso tenemos que aprender a ver con los ojos del corazón y del amor. Entonces percibimos que no hay ninguna señal de que Papá Noel no exista. ¿Que si existe Papá Noel? Gracias a Dios vive y vivirá siempre que haya niños grandes y pequeños que han aprendido a ver con los ojos del corazón.
 
Esto es lo que más falta nos hace hoy: la capacidad de rescatar la imaginación creadora para proyectar mejores mundos y ver con el corazón. Si existiese esto, no habría tanta violencia, ni niños abandonados ni el sufrimiento de la Madre Tierra devastada.
 
Para los cristianos es válida la figura del niño Jesús que tirita sobre las pajas, calentado por el aliento del buey y la mula. Me dijeron que, misteriosamente, a través de uno de los ángeles que cantaban en los campos de Belén, envió a todos los niños del mundo una tarjeta de navidad que dice:
 
Queridos hermanitos y hermanitas
 
Si miráis el pesebre y me veis ahí, sabiendo por el corazón que soy Dios-niño que no viene para juzgar sino para estar, alegre, con todos vosotros,
 
Si conseguís ver en los otros niños y niñas, especialmente en los más pobres, mi presencia en ellos,
 
Si lográis hacer renacer el niño escondido en vuestros padres y en los adultos para que surja en ellos el amor y la ternura,
 
Si al mirar el Belén notáis que estoy casi desnudo y os acordáis de tantos niños igualmente pobres y mal vestidos, y sufrís en el fondo de vuestros corazones por esta situación inhumana y deseáis que cambie verdaderamente,
 
Si al ver la vaca, el buey, las ovejas, las cabras, los perros, los camellos y el elefante, pensáis que el universo entero recibe mi amor y mi luz, y que todos, estrellas, piedras, árboles, animales y humanos formamos la gran Casa de Dios,
 
Si cuando miréis hacia lo alto y veáis la estrella con su cola recordáis que siempre hay una estrella sobre vosotros, que os acompaña, iluminándoos y mostrándoos los mejores caminos,
 
Sabed entonces que yo estoy llegando de nuevo y renovando la Navidad. Estaré siempre cerca de vosotros, caminando con vosotros, llorando con vosotros y jugando con vosotros, hasta aquel día, sólo Dios sabe cuando, en que estaremos todos juntos en la Casa de nuestro Padre y de nuestra Madre de bondad para vivir felices para siempre.
 
Belén, 25 de diciembre del año 1.
 
Firmado: Niño Jesús

viernes, 21 de diciembre de 2012

Mujeres creyentes



Después de recibir la llamada de Dios, anunciándole que será madre del Mesías, María se pone en camino sola. Empieza para ella una vida nueva, al servicio de su Hijo Jesús. Marcha "aprisa", con decisión. Siente necesidad de compartir su alegría con su prima Isabel y de ponerse cuanto antes a su servicio en los últimos meses de embarazo.

El encuentro de las dos madres es una escena insólita. No están presentes los varones. Solo dos mujeres sencillas, sin ningún título ni relevancia en la religión judía. María, que lleva consigo a todas partes a Jesús, e Isabel que, llena del espíritu profético, se atreve a bendecir a su prima sin ser sacerdote.

María entra en casa de Zacarías, pero no se dirige a él. Va directamente a saludar a Isabel. Nada sabemos del contenido de su saludo. Solo que aquel saludo llena la casa de una alegría desbordante. Es la alegría que vive María desde que escuchó el saludo del Ángel: "Alégrate, llena de gracia".

Isabel no puede contener su sorpresa y su alegría. En cuanto oye el saludo de María, siente los movimientos de la criatura que lleva en su seno y los interpreta maternalmente como "saltos de alegría". Enseguida, bendice a María "a voz en grito" diciendo: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre".

En ningún momento llama a María por su nombre. La contempla totalmente identificada con su misión: es la madre de su Señor. La ve como una mujer creyente en la que se irán cumpliendo los designios de Dios: "Dichosa porque has creído".

Lo que más le sorprende es la actuación de María. No ha venido a mostrar su dignidad de madre del Mesías. No está allí para ser servida sino para servir. Isabel no sale de su asombro. "¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?".

Son bastantes las mujeres que no viven con paz en el interior de la Iglesia. En algunas crece el desafecto y el malestar. Sufren al ver que, a pesar de ser las primeras colaboradoras en muchos campos, apenas se cuenta con ellas para pensar, decidir e impulsar la marcha de la Iglesia. Esta situación nos esta haciendo daño a todos.

El peso de una historia multisecular, controlada y dominada por el varón, nos impide tomar conciencia del empobrecimiento que significa para la Iglesia prescindir de una presencia más eficaz de la mujer.

Nosotros no las escuchamos, pero Dios puede suscitar mujeres creyentes, llenas de espíritu profético, que nos contagien alegría y den a la Iglesia un rostro más humano. Serán una bendición. Nos enseñarán a seguir a Jesús con más pasión y fidelidad.

José Antonio Pagola RD