III. CAMBIOS DE NUESTRO TIEMPO: HECHOS
QUE NOS INTERPELAN
Si bien es
cierto que la rapidez de los cambios puede desorientarnos, desarticular las
instituciones y remecer las culturas hasta sus mismas raíces, no es menos
cierto que se abren posibilidades insospechadas en la comunicación de los
pueblos y en el progreso humano. Se ofrecen hoy grandes oportunidades no sólo a
la sociedad civil sino a la misma Iglesia, si con discernimiento asumimos y
contribuimos a orientar estos cambios de la humanidad.
1. La humanidad
ha experimentado cambios tecnológicos y científicos que permiten grandes
avances en muchos aspectos de la vida humana. A menudo ellos han aliviado el
trabajo y generado bienestar. Particularmente importante es el progreso
experimentado en las comunicaciones, que a través de Internet y de los medios
audiovisuales permiten nuevos modos de relacionarnos en una cultura
globalizada. Podemos ahora compartir lo mejor de cada cultura.
Los cambios
acortan las distancias e invitan a abrir los encierros y a reforzar las
instancias de colaboración internacional. Por primera vez tenemos hoy
conciencia y presencia de toda la humanidad. Por eso vamos experimentando la
necesidad de una autoridad internacional en lo económico y en lo político, que
sea capaz de velar por el bien común de la humanidad evitando hegemonías que
marginan a muchos pueblos. Así lo han sugerido los Papas y recientemente el
Papa Benedicto XVI en su encíclica Caritas in veritate.
Si como conjunto
nos proponemos ser más solidarios, sería posible hoy día controlar la violencia
internacional, las hambrunas, dar habitación y vestido a todos, romper la
brecha entre el desarrollo y la miseria.
2. El mayor
conocimiento de la naturaleza nos ha permitido enfrentar mejor las
enfermedades, alargando la esperanza de vida; ha disminuido la mortalidad
infantil, y se ha hecho frente a las pandemias y otros males con nuevas
posibilidades.
3. Hoy estamos
en condiciones de erradicar la ignorancia y mejorar el nivel de educación.
Además las facilidades en las comunicaciones han contribuido a que se imponga
una necesidad de transparencia que nos libera y hace posible enfrentar en
mejores condiciones la corrupción y los abusos.
4. Después de
muchas atrocidades y dolores, la humanidad ha tomado conciencia de la necesidad
de salvaguardar los derechos humanos y la dignidad de la persona.
5. Especialmente
esperanzador es el nuevo papel que debe jugar la mujer en la sociedad. Su
ingreso en la política y en el trabajo abre posibilidades de humanización.
6. Del mismo
modo este avance nos impulsa a rechazar toda discriminación injusta que pueda
derivarse de las ideas, la raza, el sexo o el dinero.
7. Los mayores
niveles de educación alcanzados ofrecen oportunidad de contribuir al progreso
en dos dimensiones esenciales de lo humano: la razón y la libertad. Como
consecuencia de eso la ciudadanía pide nuevos y mejores espacios de
participación.
8. Se ha ido
produciendo una creciente conciencia de preservar la naturaleza.
Por lo anterior
se puede decir que es este un momento particularmente prometedor para la
humanidad.