jueves, 28 de agosto de 2014

LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO EN SUCUMBÍOS, ECUADOR



XXVII ASAMBLEA DIOCESANA DE PASTORAL (2014)



Compartimos con ustedes la alegría inmensa de un hito histórico en el caminar de la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos. Así como han compartido también ustedes algunas de las tristezas, inquietudes y esperanzas estos últimos años, les invitamos a agradecer y gozar en el Señor por la profunda alegría que concede la Luz en la XXVII Asamblea Diocesana de Pastoral de la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos.

Del 21 al 23 de agosto pasado en el Centro ISAMIS, y una vez más en el simbólico Kiosco de la Casa Diocesana en Nueva Loja (Lago Agrio) – Sucumbíos, se ha celebrado la XXVII Asamblea Diocesana de Pastoral, convocada por Mons. Celmo Lazzari, Obispo – Vicario Apostólico del Vicariato de San Miguel de Sucumbíos, nombrado por el Papa Francisco y posesionado el pasado 1° de febrero. Ha sido la primera Asamblea Diocesana de Pastoral que preside Mons. Celmo, de un camino emprendido hacia la Iglesia Local desde 1970, dando inicio así a una nueva etapa. Nueva etapa llena de expectativas y esperanza fortalecida luego de la noche oscura colectiva, que ha afectado la vida eclesial y social durante casi cuatro años y que espera ver la luz de la alborada, a partir de las decisiones emanadas en esta Asamblea, cuando vayan siendo asumidas personal y comunitariamente en el quehacer pastoral, que testimonie la Iglesia seguidora de Cristo.

Con la participación de representantes de las diferentes comunidades, movimientos, parroquias, sectores y zonas de las unidades pastorales indígena, negra, urbana y campesina, laicos y laicas, religiosas y sacerdotes junto a su Obispo, dedicaron el tiempo a la evaluación pastoral anual 2013-2014 así como a la programación del nuevo año pastoral 2014 - 2015.  La Asamblea fue un foro abierto a donde llegaron todos los aportes de la evaluación pastoral anual realizada durante el tiempo de preparación, por las diferentes fuerzas misioneras. Se propiciaron espacios de participación mediante trabajos de grupos para presentar públicamente en ella, perspectivas y posiciones que han estado en cuestión. Finalmente ha quedado claro un Plan Pastoral vigente de una Iglesia que camina y que ha acrisolado su fe. Una utopía, unos objetivos, líneas pastorales y eje transversal de reconciliación que siguen vigentes y actualizando su validez evangélica y eclesial. Esto ha dejado como lección pastoral la prioridad diocesana de profundizar la Pastoral de Conjunto, legado de la Iglesia Latinoamericana.

Con  la compañía de los sacerdotes Hernán Rodas y Marcos Matamoros, de la Iglesia de Cuenca, Ecuador, se iluminó a la Asamblea  con las luces de la Exhortación Apostólica “La alegría del Evangelio”, facilitando profundizar y confrontar con ella la evaluación de la programación pastoral anual 2013-2014 y especialmente el proceso de reconciliación y proyectar el nuevo año. 

La mañana del sábado 23 de agosto se pudo ser testigos de la presencia del Espíritu de Jesús en las decisiones asumidas por la XXVII Asamblea Diocesana. Se marcaba un hito importante: con Obispo titular in situ, la condena que pesaba sobre esta Iglesia era superada por la validación de la Asamblea y la confirmación del Obispo del caminar de esta Iglesia que ha pedido respeto a su historia, tradición, su plan y programación pastoral, abriéndose a la novedad de los desafíos. Los padres colaboradores asumían su disposición de trabajar conjuntamente por esta Iglesia. Invadió la emoción y la alegría reinaba. La comunidad eclesial percibía la presencia de la Ruah,    fortalecida la esperanza y confirmada la fe en que Jesús es el Señor, el Amor refuerza la voluntad del compromiso: se culminó la Asamblea celebrando este grandioso paso. 

Fruto de este esfuerzo comunitario los acuerdos apuntan a asumir la programación pastoral establecida en la Asamblea y buscar caminos hacia la Comunión desde unas nuevas relaciones que superen prejuicios y asuman diferencias, para compartir la alegría del Evangelio acogiendo un nuevo Plan Pastoral de Conjunto.

El tiempo irá hablando, mientras la Iglesia de Sucumbíos empuja la historia como una Iglesia que camina hacia el Reino. La nueva etapa evangelizadora se muestra desafiante con sus complejas problemáticas a las que se quiere responder con la alegría del Evangelio, -como invita el Papa Francisco-, una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría del Evangelio que produce el encuentro vivo con Jesús. La Iglesia de San Miguel de Sucumbíos ha respondido con ese firme SÍ, para continuar caminando hacia el Reino de la Vida. La agenda está trazada comunitariamente. ¡No hay por donde perderse! Demos gracias al Señor.

Releamos el Evangelio Mt 16, 13-20, del domingo pasado y recordemos algunos apartados de la reflexión hecha en este blog.

Pedro… descubre de Jesús eso que constituye su experiencia fundante en el bautismo: saberse amado de Dios, predilecto… Jesús descubre la pasión del discipulado… Esto habla del proceso y de la necesidad de crecimiento, de la necesidad de situarse y resituarse de nuevo en lo que significa ser discípulo-a. No habla desde luego de dignidades o principados, sino de los secretos del Reino. Esa manera de mirar a Jesús en su condición de hijo amado y de unirse a su destino es lo que garantiza la comunión con Él. Esta mirada es la que permite el compromiso y la pasión por todos aquellos y aquellas que están en los márgenes…
Jesús es quien es. Que nosotros-as seamos quienes somos.

En las próximas entregas en nuestro blog, ampliaremos la riqueza de los diferentes aspectos y temas que han surgido a partir de la experiencia de esta XXVII Asamblea Diocesana.
 

domingo, 24 de agosto de 2014

SOY QUIEN SOY - Mateo 16,13-20


Una vez más esta Palabra viene en nuestra ayuda. Un Jesús que quiere saber lo que piensan de Él. Pero desde luego, de ninguna manera para que ese conocimiento se convierta en una especie de control de imagen, sino para comprender con más profundidad al ser humano y descubrir la pasión del discipulado.

Jesús comprende en profundidad el ser humano, su misterio, su imperiosa necesidad de medir y contar, su búsqueda en medio de la incertidumbre… Jesús es inclasificable, por eso, no saben bien si es Elías, si es Jeremías… tiene un poco de todo, pero se escapa al control. En ese tanteo aparece uno de sus discípulos y se atreve a decir algo, algo que no es de él, algo que intuye pero que no puede en realidad asumir porque le sobrepasa: eres Hijo de Dios. Descubre de Jesús eso que constituye su experiencia fundante en el bautismo: saberse amado de Dios, predilecto. Jesús y Pedro entonces por un momento entran en comunión. Pedro ha sabido ver más allá y eso le vincula a Jesús. Entra en comunión.

Jesús descubre la pasión del discipulado. No pregunta qué dicen de él por una autocomplacencia, sino para ver hasta qué punto la gente más cercana está en sintonía con Él, si tienen ojos que ven y oídos que escuchan, si están mirando lo que está sucediendo o simplemente están pasando superficialmente por los acontecimientos. Descubre con gozo que hay algo en ellos que conecta con su pasión por el Reino. Durará poco, Jesús sabe que todavía debe acompañar ese camino de madurez. De bienaventurado por ver, Pedro pasa a ser luego un satanás. Esto habla del proceso y de la necesidad de crecimiento, de la necesidad de situarse y resituarse de nuevo en lo que significa ser discípulo. No habla desde luego de dignidades o principados, sino de los secretos del Reino. Esa manera de mirar a Jesús en su condición de hijo amado y de unirse a su destino es lo que garantiza la comunión con Él.

Como discípulas-os en este contexto de vida y muerte en el que vivimos, necesitamos también afinar la mirada para comprender más allá, ver que esos y esas que viven a nuestro lado, con quienes compartimos y nos alejamos, con quienes estamos en comunión y nos distanciamos, son hijos e hijas de Dios y por lo tanto, tienen una dignidad que nadie puede arrebatar. Esta mirada es la que permite el compromiso y la pasión por todos aquellos y aquellas que están en los márgenes.

Jesús es quien es. Que nosotros-as seamos quienes somos.

viernes, 22 de agosto de 2014

LA ASAMBLEA DIOCESANA DE PASTORAL DE LA IGLESIA DE SAN MIGUEL DE SUCUMBÍOS





NOTA PREVIA: Con ocasión de la celebración de la A. D. P. de nuestra Iglesia, reproducimos el artículo del año pasado respecto a este tema.

El año pasado conmemoramos los 25 años consecutivos de Asambleas Diocesanas de Pastoral (ADP). En estos momentos, del 22 al 24 de agosto, estamos celebrando la 26ªADP en el tradicional kiosko de la Casa Diocesana en Lago Agrio.¡Este lugar sí que tiene historia! Este sitio guarda profundos recuerdos: ¡Cuánta Vida, cuánta gente, cuánta oración, cuántas reflexiones y debates!.Sí, ¡Cuánta historia y cuánta Vida! ¡Y esta Asamblea de ahora no puede ser la excepción!
¿Recuerdan cuándo nos llegaban las cartas de los/as misioneros/as que ya no estaban en ISAMIS, pero desde cualquier parte del mundo continuaban “enganchados” a ISAMIS. Ahora recordemos este significativo detalle, sabiendo que están más unidos/as que nunca. De manera especial, la Hna. Cristina Escobar, que trabajó en Lumbaqui por los finales de los 80, ahora se encuentra en su tierra chilena y desde Valdivia, junto a su comunidad está en oración y con la lámpara encendida, clamando por ue en Sucumbíos brille la luz. En ella, les decimos a todos y todas quienes contribuyeron para que avancemos como Iglesia Local desde profundizar nuestra fe personal y comunitaria a la luz de la Palabra y mirando la realidad: “Dios les pague” por tanta entrega y tanta vida. Leamos el mensaje de la Hna. Cristina.
  ¡ ¡ ¡No temas pequeño rebaño! ! ! 
Queridos herman@s estoy aun más comprometida con ISAMIS, con mis herman@s  de los grupos que acompaño en esta comunidad pediré la oración  por Uds. y su fe, su esperanza, y unidad, ya que hoy viven lo que antes hacíamos como una dinámica de grupos: me acuerdo muy bien cuando tomaban una varita, dos, tres, se hacía fuerza y se quebraban, pero cuando ya eran diez o más varitas, ¡¡¡ya no era posible romperlas!!!
Así hoy Dios Padre y Madre les conserve unidos en paz, en medio de este doloroso, desafiante y me parece estremecedor conflicto entre hermano@s, con la mirada puesta en el Señor van a salir adelante, para Dios nada es imposible.
que en cada rincón de las comunidades de ISAMIS, los herman@s oren, oren, y  oren, a su manera, que se unan a esas vigilias desde todos los rincones de ISAMIS: a Dios rogando y con el mazo dando.
Nuevamente les molesto, (para cuando se pueda) perdí el correo de la catequista , Melania  Jimbo, de Lumbaquí, por eso me gustaría lograr el correo de cualquier persona de Lumbaquí, para luego contactarme con ella. muchas gracias desde ya.
           Unidos en la oración y que nuestro Jesús Arroyo haga palanca desde el cielo.
que logren los fondos y sean escuchados. mi lema es "todo lo puedo en aquel que me conforta"
Con todo cariño araucano. Paz y Bien mª xtina fmm
Bueno, volviendo a las asambleas, estas han sido parte del proceso de identidad eclesial que han marcado los hitos de un camino fecundo. El P. Luciniano Luís, qepd, en el libro “Sucumbíos de la Misión Carmelita a la Iglesia Local”, “donde se expone cómo quiere hacerse realidad la eclesiología del Vaticano II, Medellín, Iquitos y Puebla”, presenta el proceso histórico que hemos recorrido para nuestra Iglesia Local, la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos. Aquí, entre otros temas, se refiere a las asambleas diocesanas pastorales, donde se afirma que son parte importantísima de la vida de la Iglesia, movida por los principios de colegialidad (las decisiones son discernidas y consensuadas) y sinodalidad (el caminar de todos los carismas)  por parte de todos los integrantes de la Iglesia.  
La primera ADP se realizó del 15 al 27 de agosto de 1988. Y lo recogemos textualmente: “Así bautizábamos en la mañana del 23 de agosto de 1988 el acontecimiento feliz de reunirnos por primera vez conjuntamente los miembros del Consejo Diocesano de Pastoral y todos los misioneros de ISAMIS”. Y en aquel entonces Gonzalo, nuestro Obispo Emérito en el exilio, destacaba en el saludo de bienvenida: “a partir de ahora vamos a caminar más junto las gentes de las comunidades y los misioneros”.De esta manera se superaba el clericalismo.
Se había cumplido el sueño anhelado de la labor misionera iniciada en los 70, a la luz del Vaticano II, Medellín y Pueblo, que pedían una participación activa de los laicos y laicas, que nos sean simples objetos de la evangelización sino sujetos activos en la Iglesia y la sociedad.
Esto estuvo precedido por las asambleas misioneras, iniciadas desde 1971 con Gonzalo, muy importantes en su momento para aglutinar las fuerzas misioneras dispersas y superar la acción pastoral aislada y los pequeños feudos. Pero cuántos misioneros soñaban ya en aquellos tiempos de “caminar juntos”, sinodalmente. Ya han pasado los años y ahora vamos por la 43º Asamblea Misionera (2013), de Equipos  de Vida, misioneros y misioneras de los diferentes equipos de vida, que hace algunos años  trabajan en Equipos ampliados para que la Iglesia Local crezca.
Es importante tener en cuenta que el proceso de la Iglesia Local, en esa etapa de búsqueda inicial, de 1980 a 1985, animados por las “Opciones Pastorales. Aplicaciones del Documento de Puebla al Ecuador” publicado por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, se realizaron las primeras Asambleas Diocesanas en ISAMIS. En este periodo se realizaron 6 Asambleas, que se reunían anualmente en la semana de Pascua. Estas fueron el germen de nuestras Asambleas Diocesanas, que llevaron por nombre en un momento inicial de Asamblea Conjunta de Pastoral para valorar que nos reuníamos juntos misioneros/as y ministerios. ¿Qué tal?
Por eso, las Asambleas Diocesanas son tiempos fuertes cargados de Dios, porque nos encontramos representantes de los diferentes campos de la Iglesia Diocesana para la oración y la reflexión, para reflexionar y proyectar nuestra acción, nuestra pasión por el Reino, nuestra fidelidad al seguimiento de Jesús y su Evangelio, en la tarea evangelizadora de transformar nuestro mundo de Sucumbíos con sus desafíos. Y por eso, es importante evaluar y programar nuestra acción pastoral en unidad de Iglesia, también con las mejores herramientas que nos dan las ciencias sociales, pedagógicas y afines que nos lleven a la participación activa de bautizados/as, laicos/as,animados/as y coordinados/as por el Obispo, para avanzar como discípulos misioneros y discípulas misioneras de la Evangelización y no como cristianos de segunda clase.
Concluimos con la enseñanza de nuestro querido Francisco dirigido a los Obispos del Comité de Coordinación del CELAM  el 28 de julio pasado respecto a la renovación interna de la Iglesia.
… es necesario que, como Pastores, nos planteemos interrogantes que hacen a la marcha de las Iglesias que presidimos. Estas preguntas sirven de guía para examinar el estado de las diócesis en la asunción del espíritu de Aparecida y son preguntas que conviene nos hagamos frecuentemente como examen de conciencia.
1. ¿Procuramos que nuestro trabajo y el de nuestros Presbíteros sea más pastoral que administrativo? ¿Quién es el principal beneficiario de la labor eclesial, la Iglesia como organización o el Pueblo de Dios en su totalidad?
2. ¿Superamos la tentación de atender de manera reactiva los complejos problemas que surgen? ¿Creamos un hábito pro-activo? ¿Promovemos espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios? ¿Somos conscientes de la responsabilidad de replantear las actitudes pastorales y el funcionamiento de las estructuras eclesiales, buscando el bien de los fieles y de la sociedad?
3. En la práctica, ¿hacemos partícipes de la Misión a los fieles laicos? ¿Ofrecemos la Palabra de Dios y los sacramentos con la clara conciencia y convicción de que el Espíritu se manifiesta en ellos?
4. ¿Es un criterio habitual el discernimiento pastoral, sirviéndonos de los Consejos Diocesanos? Estos Consejos y los Parroquiales de Pastoral y de Asuntos Económicos ¿son espacios reales para la participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral? El buen funcionamiento de los Consejos es determinante. Creo que estamos muy atrasados en esto.
5. Los Pastores, Obispos y Presbíteros, ¿tenemos conciencia y convicción de la misión de los fieles y les damos la libertad para que vayan discerniendo, conforme a su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía? ¿Los apoyamos y acompañamos, superando cualquier tentación de manipulación o sometimiento indebido? ¿Estamos siempre abiertos para dejarnos interpelar en la búsqueda del bien de la Iglesia y su Misión en el mundo?
6. Los agentes de pastoral y los fieles en general ¿se sienten parte de la Iglesia, se identifican con ella y la acercan a los bautizados distantes y alejados?
Que la luz el Espíritu siga acompañándonos en esta Iglesia de San Miguel de Sucumbíos, Ecuador.

Nueva Loja, 25 de agosto 2013.