domingo, 17 de agosto de 2014

MÁS ALLÁ DE LAS FRONTERAS - Mateo 15,21-28


Como siempre, Jesús está en continuo movimiento. Va de un lugar a otro proclamando buenas noticias a los pobres. Su corazón y su pasión arden por esa alternativa de mundo que es el Reino de Dios. Esta capacidad para moverse hace de él no un vagabundo errante sino un maestro itinerante que sabe orientarse en medio de la conflictividad.

Su implicación con lo que sucede no le ha endurecido, de modo que no se deja romper. Dueño de sí, es capaz de seguir llevando a término lo que siente como voluntad de Dios, por encima de las leyes farisaicas sobre lo sagrado y profano. Genera desde dentro de sí una fuerza innovadora que lo sitúa en diálogo permanente con el Dios de la vida y con lo humano.

Así, cuando una mujer, atrapada por el estigma de la raza, del género, de la frontera, y por tanto, de la exclusión, se acerca a él, pasa de la lejanía a la empatía, y de ésta a la compasión entrañable. Ese proceso es posible a través de esa capacidad para saltar fronteras y encontrarse desde la dignidad genuina de cada quien.

Este Jesús nos invita permanentemente a estar en salida, a ser esa Iglesia en salida que no se queda cómodamente en lo aprendido, que sale a los caminos y es capaz de invitar a una fiesta permanente al excluido. En este tiempo de preparación para nuestra Asamblea Diocesana, el Espíritu nos quiere alentar en esta tarea de discernimiento: seguir saltando las fronteras de la exclusión, la violencia, la injusticia para comprender de nuevo la presencia compasiva de Dios en medio de nosotr@s.