sábado, 28 de abril de 2012

LÍDERES AL ESTILO DE JESUS

La cultura en la que Jesús nació, creció y vivió era una cultura de pastores. Sin duda, desde niño pudo ver a los pastores en los campos de Nazaret encabezando la lenta marcha de las ovejas en busca de más pastos.

Era tan frecuente y querida esta imagen para la gente de la tierra de Jesús que la aplicaron a los reyes del pueblo de Israel; ellos eran los pastores que guiaban al pueblo a la tierra de la justicia y de la paz. También emplearon esta imagen para el propio Yahvé: “El Señor es mi pastor nada me puede faltar”, cantaban en el salmo 22.

El pastor era ante todo el símbolo de un líder: lideraba y guiaba al rebaño, como el rey lideraba a su pueblo y Yahvé al pueblo elegido.

El liderazgo del pastor era un liderazgo amoroso: llama a las ovejas por su nombre porque tiene un trato de confianza con ellas (Jn 10, 3), cuida de las más débiles necesitadas, y desprotegidas (Lc 15, 4) e incluso da la vida por ellas (Jn 10, 17).

Es lo que los discípulos vieron en Jesús mientras vivía con ellos: se acercaba a los pecadores, se le conmovían las entrañas de misericordia por los más débiles, los expulsados del templo, cuida de ellos, come a su mesa, comparte con ellos, sana a los heridos (que todos pensaban que eran pecadores a la vez)… da la vida por todos.

Esta imagen pasó a ser muy querida por los primeros cristianos ya que tenían el recuerdo vivo de un Jesús que fue un verdadero Buen Pastor de su pueblo. En las catacumbas, entre las pinturas cristianas más antiguas suele aparecer la de Jesús con el cordero cargado al hombro como signo de Jesús Buen Pastor.

Esta imagen de Jesús Buen Pastor les lleva a tener una relación cálida y cercana con Jesús ya resucitado, una relación que les trae consuelo y confianza: “El Señor es mi pastor nada me puede faltar”.

Por otro lado, se ponía a Jesús Buen Pastor como modelo de líder de las comunidades para que tuvieran muy en cuenta que tenían que presidir a las comunidades al estilo de Jesús: conociendo y tratando personalmente a los fieles, cuidando de cada uno/a de ellos/as e incluso dando la vida por ellas/os.

En las comunidades cristianas vamos cultivando una relación cercana con Jesús Resucitado. Al leer su Palabra, al recibirle en la comunión, al servirle en la hermana o hermano, vamos sintiendo que el Resucitado nos acompaña y nos da fortaleza.

Igualmente los Animadores de las Comunidades Cristianas aprenden de este Buen Pastor a  presidir y acompañar a sus comunidades, a conocer a sus hermanas y hermanos en la fe, a cuidar de ellas/os y ¿por qué no? a gastar su vida en el servicio a los demás.

Gracias, Señor, por los/as Animadores/as que nos has dado en las Comunidades Cristianas de nuestro Sucumbíos. Gracias porque en ellos/as podemos ver con claridad tu imagen de Buen Pastor viva una vez más.

domingo, 22 de abril de 2012

A PROPÓSITO DE JESÚS RESUCITADO


Entonces, les abrió la inteligencia para que comprendieran la Escritura. (Lc 24,45)

El Resucitado no se rinde. Va de aparición en aparición con el fin de abrir el entendimiento para que esos hombres y mujeres asustados comprendan la Escritura. ¿Será que todos los males nos vienen por no entender la Escritura con la verdad que el Resucitado revela? 

Porque de entender a entender va mucho. Y eso tiene consecuencias. Hay quien entiende la Palabra dejando intactas las motivaciones y acciones más oscuras. Un ejemplo lo tenemos en la parafernalia del señor Bush cuando en nombre de la Trinidad, invadió Irak. Hay quien se refugia en la Palabra de Dios para no dejarse tocar o afectar por la vida ni por el sufrimiento ajeno, ni por nada que moleste o cuestione sus propios planes. Es el caso de aquellos y aquellas personas de iglesia que condicionan la escucha y atención de las personas al horario establecido. Y hay quienes en nombre de cierta ortodoxia, la utilizan de manera descontextualizada para afirmarse en lo que previamente creen y organizan.

Una vez en la misa, un curita leyó aquel pasaje del evangelio donde Jesús decía: los publicanos y las prostitutas les precederán en el reino de los cielos. La afirmación no daba lugar a dudas. Sin embargo, cuando tocó comentar aquella palabra, el padrecito dijo: “claro que nos precederán las prostitutas, pero cuando se conviertan”. Sin comentarios.

Es por esta razón por la cual Lucas no deja de cuestionarnos con su evangelio. El Jesús Resucitado no se cansa de decir lo mismo. A ver si ahora todo consiste en abrir el entendimiento. Cuando la realidad pesa, es preferible no recordar. En el cristianismo es justo al revés. Como la realidad de la muerte del inocente Jesús pesaba tanto, no era posible “entenderla” sino mirando hacia atrás, en la propia historia del pueblo, en la propia historia de salvación y en los designios de Dios.  Ahí el mismo Resucitado era el que enseñaba la clave para recuperar la paz de espíritu. El mismo Resucitado alentaba a la comunidad  naciente a mantenerse y fundamentarse en la experiencia vivida, que mirase la historia y construyese el presente.

¿Tendrá también el Resucitado una Palabra de paz y vida para la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos? ¿Le diría que se mantuviera sin defensas y humildemente en lo que ha experimentado, visto y oído?

sábado, 21 de abril de 2012

LO PEQUEÑO ES HERMOSO INFANCIA MISIONERA, UN SIGNO DE RESURRECCIÓN


Tantas veces los niños y niñas son un número estadístico y se habla de ellos en cuanto a su grado de desnutrición, alfabetización o mortalidad. En nuestra provincia faltan acciones que nos acerquen a este grupo de la infancia más allá de la relación de dependencia. No es fácil. Unas veces nos encontramos con situaciones de abandono, falta de autoridad por parte de padres y madres y otras una permisividad donde los niños-as se convierten en unos pequeños “tiranos” con sus mayores.

La “Infancia Misionera” tiene un papel importante que hacer en cuanto a la transformación de estructuras mentales, educativas y espirituales que no ven a niños y niñas, sino que simplemente los soportan. Con la preocupación de prestar atención a la realidad de la infancia, el pasado 14 de abril, ha tenido lugar un encuentro formativo para Asesoras-es de Infancia Misionera.

En la Iglesia de Sucumbíos los/as niñas/os han sido protagonistas de su predilección. Nos convocamos en el Seminario y de toda la provincia fueron acudiendo asesoras y asesores de Infancia Misionera. La actitud general fue la de la apertura para aprender dinámicas y desarrollar recursos y estrategias con el fin de poder animar y fortalecer los grupos que existen en las comunidades.  Y no sólo esto, sino hacer eso que se llama “meterse en la piel de los niños y niñas” para que el lenguaje, gestos y palabras entren en comunicación con sus necesidades y anhelos.

La Infancia Misionera es un elemento dinamizador y un signo de Resurrección de las comunidades. Esos pequeños y pequeñas hacen entender a toda la comunidad que reuniéndose y formándose juntos es como se transforman las realidades. Con sus dinámicas, juegos, oraciones sencillas y espíritu misionero, se van introduciendo en la comunidad eclesial y van creciendo en dignidad.  Por su parte, las asesoras van sintiendo que tienen un papel importante que realizar. No se trata de entretener, sino dar intencionalidad a lo que se hace y transmitir en todo un mensaje de evangelio: “no teman, niños y niñas, estamos con ustedes” y… Dios los quiere muchísimo. 

Así, nos fuimos con alegría en el corazón por tantas cosas recibidas y tanta esperanza al poder descubrir como Jesús que lo pequeño es hermoso, que Dios sigue derrocando a los poderosos con la fuerza de los débiles. ¡De los niños del mundo siempre amigos!

viernes, 20 de abril de 2012

MARTES SANTO 2012 MISA CRISMAL Y FIESTA DE LOS CARISMAS, MINISTERIOS Y SERVICIOS


Como es tradición entre nosotros, el día martes Santo nos hemos reunido para celebrar la Misa Crismal y la Fiesta de los Carismas, Ministerios y Servicios de nuestra Iglesia de Sucumbíos. De esta manera expresamos la plenitud del Sacerdocio y un signo de unión como Iglesia llamada a vivir siendo ¨Casa y Escuela de Comunión¨.

En esta eucaristía se bendijeron los óleos para los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Unción de los Enfermos.

La diversidad de carismas, ministerios y servicios, abre el horizonte para el ejercicio cotidiano de la comunión, a través de la cual los dones del Espíritu son puestos a disposición de los demás. El reconocimiento práctico de la unidad formando el único cuerpo de Cristo y la diversidad de funciones asegurará mayor vitalidad misionera y será signo e instrumento de reconciliación y paz para nuestro pueblo.

Por ello, tod@s renovamos nuestro compromiso como discípul@s misioner@s de Jesucristo para que en él nuestro pueblo tenga vida:

·         Los Niños y Niñas Vocacionad@s
·         Los Ministerios y Servicios de la Evangelización
·         Los Ministerios y Servicios de la Pastoral Social
·         Las COIM (Comunidades para la Iglesia y para el Mundo)
·         Los Misioner@s Laic@s
·         L@s Jóvenes Vocacionad@s y Seminaristas
·         El Equipo Itinerante de la Visitación y L@s Misionero@s que han venido para la Semana Santa
·         La Vida Consagrada
·         Los Diáconos
·         Los Presbíteros
·         El Sr. Obispo

En un ambiente de participación y alegría, tod@s manifestamos nuestra decisión de continuar respondiendo al llamado de Jesús, junto con todos los fieles, carismas, ministerios, servicios y organizaciones, fortaleciendo la Iglesia de Sucumbíos como ámbito privilegiado de la comunión y la misión.

Vicariato Apostólico de San Miguel se Sucumbíos
Nueva Loja, 3 de Abril de 2012

jueves, 19 de abril de 2012

Elección del Consejo Jurídico


El Administrador Apostólico del Vicariato de Sucumbíos, Monseñor Paolo Mietto reunió mediante convocatoria a delegados y delegadas de las distintas pastorales y movimientos de ISAMIS, a fin de elegir dos personas para completar el Consejo Jurídico ya que, según los estatutos y reglamentos internos, dicho consejo debe contar con un equipo de seis personas representativas de toda la jurisdicción diocesana.

La Asamblea, que se realizó el día 13 de abril del 2012 en horas de la mañana en la sala de reuniones de la Casa Diocesana, contó con la presencia de un centenar de personas activas del Vicariato, pero 73 con voz y voto para elegir a los dos miembros faltantes del Consejo Jurídico.
Los demás miembros del Consejo fueron elegidos por el Obispo, como es el caso del Provicario, el Procurador y una representante de la vida religiosa en lugar del Delegado de los Carmelitas, tal como piden los estatutos. Ya que los Carmelitas no están presentes en Sucumbíos se procedió a dar espacio a una Hermana representante de la vida religiosa.

La jornada empezó a las 9:30 con algunas indicaciones por parte de M Mietto y una ligera introducción por parte del Provicario, P. Gabriel, quien exhortó a la Asamblea a pensar en la nueva época que vive la iglesia y a dejar atrás ciertos términos y actitudes que no hacen más que mantener la tensión entre los grupos confrontados en el Vicariato.

Posteriormente se dio paso a la constatación de la asistencia de los convocados. Varias intervenciones dejaron en claro los criterios y perfiles de los candidatos y algunos aspectos fueron aprobados por los presentes por votación unánime. Finalmente se procedió a la votación respectiva que era el objetivo central de la Asamblea.

La votación concluyó con la elección de un sacerdote diocesano y una misionera laica, ambos con amplio conocimiento del proceso de la Iglesia de san Miguel de Sucumbíos y con disponibilidad para ejercer el reto a ellos encomendados.

De esta manera el nuevo Consejo Jurídico queda constituido de la siguiente manera:
- Mons. Paolo Mietto, Administrador Apostólico
- P. Gabriel, Provicario
- Sra. Carmen Cruz, Procuradora
- Hna. Julia Moral, Delegada de la vida religiosa
- P. Edgar Pinos, Sacerdote Diocesano
- Sra. Dioselina Peña, Misionera de las Comunidades (Laica)

Finalmente, el P. Miguel Paga, sacerdote Franciscano Conventual, párroco de Shushufindi, felicitó al nuevo Consejo Jurídico y auguró éxitos en sus funciones.

Mons. Paolo Mietto clausuró la Asamblea con un momento de oración, agradeció y despidió a los presentes y convocó a una breve reunión al Consejo recién completado.

ENCUENTRO DE MONS. PAOLO MIETTO CON LAS COIM


"El pasado sábado 17 de marzo el nuevo administrador apostólico del vicariato de Sucumbíos Monseñor Paolo Mietto junto al P Gabriel, ambos de la misión Josefina visitaron a las COIM, Comunidades para la Iglesia y el Mundo a fin de conocer este carisma diocesano creado por el obispo emérito de Sucumbíos Monseñor Gonzalo López Marañón.

Este encuentro se realizó dentro de un ambiente familiar en casa del equipo misionero del sector Norte de la Pastoral Urbana (Parroquia Jesús Resucitado) en donde estaban las COIM reunidos desde la mañana preparando el encuentro y un almuerzo para convidar a los visitantes y compartir entre todos y todas.

La reunión inició con la bienvenida a Monseñor Mietto y al P. Gabriel, luego el almuerzo comunitario y finalmente el desarrollo del encuentro, que no fue más que la presentación de cada uno de los miembros de esta pastoral: Sacerdotes, jóvenes vacacionados, solteros, matrimonios COIM y al final se presentaron también el P Gabriel y Monseñor Mietto quien afirmó en repetidas ocasiones que no existirá otra forma de conocer muy bien a quienes son parte de este carisma de ISAMIS.
 
Antes de las presentaciones el Padre Raúl Usca, sacerdote diocesano contactó vía Skype a Monseñor Gonzalo López quien se encuentra actualmente en España para hacerle conocer sobre el encuentro. El ex vicario se alegró mucho y habló con Monseñor Mietto asegurándole estar orando por ISAMIS y por su administración. Otro contacto tuvo lugar con Pepe Ríos y Cecilia Guerrero, matrimonio COIM que misiona en Paraguay desde hace diez años. Igualmente se pusieron en contacto con los misioneros COIM de Medellín, Colombia. Fue un momento de gran alegría para todos el hecho de que Monseñor Mietto tenga este diálogo con las COIM ad gentes y con los presentes.

Al final de la jornada, Monseñor Mietto muy complacido agradeció el gesto de acogida y bendijo el encuentro asegurando volverse a encontrar en otra ocasión con esta pastoral."

Las COIM (Comunidades para la Iglesia y el mundo) son un grupo nacido en la Iglesia de Sucumbíos y fundado por Mons. Gonzalo López Marañón para el servicio de la propia Iglesia de Sucumbíos y con vocación misionera. Tanto seglares como sacerdotes diocesanos y matrimonios se insertan en la realidad de la provincia y de la iglesia desde su carisma particular.

LA HISTORICIDAD DE LA RESURRECCIÓN DE JESÚS


¿Es la resurrección de Jesús un hecho histórico comprobado? ¿Fue un hecho real? Es una pregunta que sin duda nos hemos hecho muchas veces. Y no es una pregunta cualquiera, ya que, como dice san Pablo, “Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación, vana también nuestra fe. Si solamente para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, somos los más desgraciados de todos los hombres. Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos” (1 Corintios15, 14-20). 

No hay duda que es un acontecimiento de fe, pero siempre vale que pensemos qué podemos afirmar con certeza a la luz de la ciencia histórica como  hechos comprobados.


Para algunos teólogos la resurrección de Jesús fue un hecho “simbólico” y afirman que fueron los discípulos los que, después de la crucifixión, comenzaron a reunirse y, recreando y recordando la vida y el mensaje del Señor, lo sintieron vivo y presente en sus vidas. Es una concepción que puede resultar atractiva para ciertas personas racionalistas, que no gustan mucho de lo milagroso. Sin embargo, leyendo atentamente los textos del Nuevo Testamento, no parece que ésta sea una interpretación correcta. Ciertamente,  las mujeres y los discípulos lo vivieron como un hecho real, como un acontecimiento único: Dios Padre resucitó a Jesús.

Lo señala Pedro en el primer discurso después de Pentecostés: “A ese hombre que había sido entregado conforme al plan y a la previsión de Dios, ustedes lo hicieron morir, clavándolo en la cruz.  Pero Dios lo resucitó, librándolo de las angustias de la muerte, porque no era posible que ella tuviera dominio sobre él” (Hechos 2,23-24). Por tanto no es que Cristo resucitara por su propio poder, sino que es el Padre quien le devuelve a la vida. En este sentido más que hablar de resurrección debiéramos hablar de “resucitación”.

Algo que debe quedar claro es que ninguno de los evangelistas narra la resurrección en sí misma. La explicación es sencilla: nadie estaba allí, nadie es testigo del hecho y de cómo ocurrió. Esto es algo importante, porque esto nos da la certeza de que no estamos ante un relato mítico. El que más se acerca es Mateo 28, 2, pero tampoco refiere el acontecimiento.

Pasamos ahora a analizar lo que la teología tradicional ha considerado como pruebas de la resurrección de Jesús:

La tumba vacía.

Todos hemos escuchado y/o leído los textos de las Tres Marías que se acercan el primer día de la semana al sepulcro de Jesús para amortajar adecuadamente el cadáver, cosa que no habían podido hacer por las urgencias de los acontecimientos del día viernes y que, al llegar, encuentran la piedra que cubría la tumba corrida y vacía. El texto con algunas variantes se encuentra  en Marcos 16, 1-8; Mateo 28,1-10; Lucas 24, 1-7 y Juan, 20.1-18.

Este es un hecho histórico que se puede sostener con certeza: fueron las mujeres y especialmente María Magdalena las que hallaron la tumba vacía y las primeras que recibieron el mensaje  y comprendieron el hecho de la resurrección.  También parece claro que al inicio los discípulos no les creyeron. 

Sin embargo, encontrar la tumba vacía ¿es una prueba de que la resurrección fue real? Ciertamente, no. Hubiera podido ocurrir que el cadáver fuera robado, como todavía sostienen los judíos. El mismo evangelio de Juan nos dice que fue lo primero que pensó María Magdalena y dice a Pedro y a Juan: “Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto” (Juan, 20,2). El mismo Mateo se adelanta a esta acusación, cuando indica que los judíos pidieron a Pilatos que pusiera guardias en el sepulcro para evitar que los discípulos robaran el cuerpo y dijeran que había resucitado (Mateo, 27,62-65 y 28, 11-15).

¿Tiene valor el argumento de la tumba vacía? Desde la fe nos está indicando que la muerte no tuvo poder sobre Jesús, que su Vida venció al poder de la muerte, que no hay que buscar en las sombras a quien vive por y para Dios.  

Las Apariciones

Las narraciones de las apariciones de Jesús son numerosas en los diversos relatos de los evangelios, algunas coinciden entre sí, pero también hay grandes diferencias. Hay relatos preciosos como el de las dudas e incredulidad de Sto. Tomás (Juan, 19-31), el de los discípulos de Emaús (Lucas 24,13-33), la pesca milagrosa en Galilea (Juan, 21, 1-14), pero los demás son bastante escuetos.

En los relatos de las apariciones quedan algunos puntos claros: no se trata de un fantasma, los evangelios ponen mucho interés en destacar esto, le tocan, come con ellos y tiene una presencia real. Por otra parte, Jesús es él mismo, pero no es igual, algo ha cambiado y no le reconocen fácilmente. No tenemos nada que nos permita afirmar cuáles son las diferencias.

¿Son, en consecuencia, las apariciones una prueba de la resurrección? Desde el punto de vista de la fe por supuesto que sí. ¿Y desde la ciencia histórica? Ahí la cosa se pone más dura y los historiadores pueden con todo derecho negar o cuestionar el hecho con incredulidad.

¿Qué nos queda entonces?

Nos queda algo muy importante: el testimonio de los discípulos, de las mujeres, de aquellas personas que tuvieron la experiencia de Cristo resucitado. Y este es un hecho histórico comprobado: los apóstoles, las santas mujeres y otros discípulos vivieron la experiencia de la resurrección, creyeron en ella y se convirtieron en testigos de Cristo resucitado.

Unas personas poco antes apocadas, temerosas, cobardes y pusilánimes  vencen sus miedos, se vuelven audaces, no temen enfrentarse a las autoridades y a la muerte y extienden el mensaje de Jesús por todo el mundo.


En diversos textos bíblicos se pone de relieve la fuerza del testimonio: “A este Jesús, Dios lo resucitó, y todos nosotros somos testigos”. (Hechos 2,32),  “Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero” (Juan 21, 24) o “El que lo vio da testimonio y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis.” (Juan, 19, 35).

En resumen nuestra fe no se basa sólo en una creencia, tiene como cimiento histórico sólido el testimonio de las personas que vivieron la experiencia de Cristo resucitado.