viernes, 22 de agosto de 2014

LA ASAMBLEA DIOCESANA DE PASTORAL DE LA IGLESIA DE SAN MIGUEL DE SUCUMBÍOS





NOTA PREVIA: Con ocasión de la celebración de la A. D. P. de nuestra Iglesia, reproducimos el artículo del año pasado respecto a este tema.

El año pasado conmemoramos los 25 años consecutivos de Asambleas Diocesanas de Pastoral (ADP). En estos momentos, del 22 al 24 de agosto, estamos celebrando la 26ªADP en el tradicional kiosko de la Casa Diocesana en Lago Agrio.¡Este lugar sí que tiene historia! Este sitio guarda profundos recuerdos: ¡Cuánta Vida, cuánta gente, cuánta oración, cuántas reflexiones y debates!.Sí, ¡Cuánta historia y cuánta Vida! ¡Y esta Asamblea de ahora no puede ser la excepción!
¿Recuerdan cuándo nos llegaban las cartas de los/as misioneros/as que ya no estaban en ISAMIS, pero desde cualquier parte del mundo continuaban “enganchados” a ISAMIS. Ahora recordemos este significativo detalle, sabiendo que están más unidos/as que nunca. De manera especial, la Hna. Cristina Escobar, que trabajó en Lumbaqui por los finales de los 80, ahora se encuentra en su tierra chilena y desde Valdivia, junto a su comunidad está en oración y con la lámpara encendida, clamando por ue en Sucumbíos brille la luz. En ella, les decimos a todos y todas quienes contribuyeron para que avancemos como Iglesia Local desde profundizar nuestra fe personal y comunitaria a la luz de la Palabra y mirando la realidad: “Dios les pague” por tanta entrega y tanta vida. Leamos el mensaje de la Hna. Cristina.
  ¡ ¡ ¡No temas pequeño rebaño! ! ! 
Queridos herman@s estoy aun más comprometida con ISAMIS, con mis herman@s  de los grupos que acompaño en esta comunidad pediré la oración  por Uds. y su fe, su esperanza, y unidad, ya que hoy viven lo que antes hacíamos como una dinámica de grupos: me acuerdo muy bien cuando tomaban una varita, dos, tres, se hacía fuerza y se quebraban, pero cuando ya eran diez o más varitas, ¡¡¡ya no era posible romperlas!!!
Así hoy Dios Padre y Madre les conserve unidos en paz, en medio de este doloroso, desafiante y me parece estremecedor conflicto entre hermano@s, con la mirada puesta en el Señor van a salir adelante, para Dios nada es imposible.
que en cada rincón de las comunidades de ISAMIS, los herman@s oren, oren, y  oren, a su manera, que se unan a esas vigilias desde todos los rincones de ISAMIS: a Dios rogando y con el mazo dando.
Nuevamente les molesto, (para cuando se pueda) perdí el correo de la catequista , Melania  Jimbo, de Lumbaquí, por eso me gustaría lograr el correo de cualquier persona de Lumbaquí, para luego contactarme con ella. muchas gracias desde ya.
           Unidos en la oración y que nuestro Jesús Arroyo haga palanca desde el cielo.
que logren los fondos y sean escuchados. mi lema es "todo lo puedo en aquel que me conforta"
Con todo cariño araucano. Paz y Bien mª xtina fmm
Bueno, volviendo a las asambleas, estas han sido parte del proceso de identidad eclesial que han marcado los hitos de un camino fecundo. El P. Luciniano Luís, qepd, en el libro “Sucumbíos de la Misión Carmelita a la Iglesia Local”, “donde se expone cómo quiere hacerse realidad la eclesiología del Vaticano II, Medellín, Iquitos y Puebla”, presenta el proceso histórico que hemos recorrido para nuestra Iglesia Local, la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos. Aquí, entre otros temas, se refiere a las asambleas diocesanas pastorales, donde se afirma que son parte importantísima de la vida de la Iglesia, movida por los principios de colegialidad (las decisiones son discernidas y consensuadas) y sinodalidad (el caminar de todos los carismas)  por parte de todos los integrantes de la Iglesia.  
La primera ADP se realizó del 15 al 27 de agosto de 1988. Y lo recogemos textualmente: “Así bautizábamos en la mañana del 23 de agosto de 1988 el acontecimiento feliz de reunirnos por primera vez conjuntamente los miembros del Consejo Diocesano de Pastoral y todos los misioneros de ISAMIS”. Y en aquel entonces Gonzalo, nuestro Obispo Emérito en el exilio, destacaba en el saludo de bienvenida: “a partir de ahora vamos a caminar más junto las gentes de las comunidades y los misioneros”.De esta manera se superaba el clericalismo.
Se había cumplido el sueño anhelado de la labor misionera iniciada en los 70, a la luz del Vaticano II, Medellín y Pueblo, que pedían una participación activa de los laicos y laicas, que nos sean simples objetos de la evangelización sino sujetos activos en la Iglesia y la sociedad.
Esto estuvo precedido por las asambleas misioneras, iniciadas desde 1971 con Gonzalo, muy importantes en su momento para aglutinar las fuerzas misioneras dispersas y superar la acción pastoral aislada y los pequeños feudos. Pero cuántos misioneros soñaban ya en aquellos tiempos de “caminar juntos”, sinodalmente. Ya han pasado los años y ahora vamos por la 43º Asamblea Misionera (2013), de Equipos  de Vida, misioneros y misioneras de los diferentes equipos de vida, que hace algunos años  trabajan en Equipos ampliados para que la Iglesia Local crezca.
Es importante tener en cuenta que el proceso de la Iglesia Local, en esa etapa de búsqueda inicial, de 1980 a 1985, animados por las “Opciones Pastorales. Aplicaciones del Documento de Puebla al Ecuador” publicado por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, se realizaron las primeras Asambleas Diocesanas en ISAMIS. En este periodo se realizaron 6 Asambleas, que se reunían anualmente en la semana de Pascua. Estas fueron el germen de nuestras Asambleas Diocesanas, que llevaron por nombre en un momento inicial de Asamblea Conjunta de Pastoral para valorar que nos reuníamos juntos misioneros/as y ministerios. ¿Qué tal?
Por eso, las Asambleas Diocesanas son tiempos fuertes cargados de Dios, porque nos encontramos representantes de los diferentes campos de la Iglesia Diocesana para la oración y la reflexión, para reflexionar y proyectar nuestra acción, nuestra pasión por el Reino, nuestra fidelidad al seguimiento de Jesús y su Evangelio, en la tarea evangelizadora de transformar nuestro mundo de Sucumbíos con sus desafíos. Y por eso, es importante evaluar y programar nuestra acción pastoral en unidad de Iglesia, también con las mejores herramientas que nos dan las ciencias sociales, pedagógicas y afines que nos lleven a la participación activa de bautizados/as, laicos/as,animados/as y coordinados/as por el Obispo, para avanzar como discípulos misioneros y discípulas misioneras de la Evangelización y no como cristianos de segunda clase.
Concluimos con la enseñanza de nuestro querido Francisco dirigido a los Obispos del Comité de Coordinación del CELAM  el 28 de julio pasado respecto a la renovación interna de la Iglesia.
… es necesario que, como Pastores, nos planteemos interrogantes que hacen a la marcha de las Iglesias que presidimos. Estas preguntas sirven de guía para examinar el estado de las diócesis en la asunción del espíritu de Aparecida y son preguntas que conviene nos hagamos frecuentemente como examen de conciencia.
1. ¿Procuramos que nuestro trabajo y el de nuestros Presbíteros sea más pastoral que administrativo? ¿Quién es el principal beneficiario de la labor eclesial, la Iglesia como organización o el Pueblo de Dios en su totalidad?
2. ¿Superamos la tentación de atender de manera reactiva los complejos problemas que surgen? ¿Creamos un hábito pro-activo? ¿Promovemos espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios? ¿Somos conscientes de la responsabilidad de replantear las actitudes pastorales y el funcionamiento de las estructuras eclesiales, buscando el bien de los fieles y de la sociedad?
3. En la práctica, ¿hacemos partícipes de la Misión a los fieles laicos? ¿Ofrecemos la Palabra de Dios y los sacramentos con la clara conciencia y convicción de que el Espíritu se manifiesta en ellos?
4. ¿Es un criterio habitual el discernimiento pastoral, sirviéndonos de los Consejos Diocesanos? Estos Consejos y los Parroquiales de Pastoral y de Asuntos Económicos ¿son espacios reales para la participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral? El buen funcionamiento de los Consejos es determinante. Creo que estamos muy atrasados en esto.
5. Los Pastores, Obispos y Presbíteros, ¿tenemos conciencia y convicción de la misión de los fieles y les damos la libertad para que vayan discerniendo, conforme a su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía? ¿Los apoyamos y acompañamos, superando cualquier tentación de manipulación o sometimiento indebido? ¿Estamos siempre abiertos para dejarnos interpelar en la búsqueda del bien de la Iglesia y su Misión en el mundo?
6. Los agentes de pastoral y los fieles en general ¿se sienten parte de la Iglesia, se identifican con ella y la acercan a los bautizados distantes y alejados?
Que la luz el Espíritu siga acompañándonos en esta Iglesia de San Miguel de Sucumbíos, Ecuador.

Nueva Loja, 25 de agosto 2013.