La frase alude a Lc. 7, 22, al testimonio de los discípulos de Juan
que fueron a preguntar a Jesús por su mesianismo. Pero Jesús no se queda en
palabras, para responder a la inquietud, lo demuestra con el lenguaje de los
hechos, porque sabe que el discurso es manipulado. Y los hechos son la
Buena Nueva que inaugura el tiempo
mesiánico. Por eso, los discípulos de Juan, volverán después de estar con Jesús
a contarle “lo que hemos visto y oído”, no solamente lo que hemos oído, porque
se oye discursos perfumados sin historia, sin tierra, sin personas.
Con las modestias del caso, a
partir de ahora queremos presentar “lo
que hemos visto y oído” en nuestro caminar de ISAMIS, la Iglesia de San
Miguel de Sucumbíos, a los largo de estos años posconciliares. Desde hace mucho
tiempo atrás, muchos nos han pedido que presentemos lo que hacemos, ha sido y
sigue siendo nuestro camino, pero no lo habíamos podido hacer, por tanto es una
deuda atrasada, pero como cada cosa tiene su tiempo, ahora es la oportunidad. Cuando
las palabras son vacías, necias y más si no llevan VlDA, ni liberan, volvamos a
la práctica de Jesús en su tiempo: “los
ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los
muertos se despiertan, y una buena nueva llega a los pobres. Y ¡dichoso aquél
para quién yo no soy un motivo de escándalo!” Lc. 7, 22-23. Aún más si recordamos el Evangelio de la pesca
milagrosa de este último domingo, Lc. 5, 1-11, donde encontramos a Jesús predicando
muy agradablemente pero los pescadores estaban frustrados de su trabajo y sus
estómagos vacíos porque no habían pescado nada. Jesús deja las palabras y se
preocupa del estómago, porque el discurso religioso nos puede alienar y dejar
con la boca abierta, peor si ese discurso es para perseguir y condenar, con qué
potestad. Con Jesús la pesca es abundante.
Comprendido?... Mejor cantemos “hablar
menos de Dios, mostrarlo en obras, las obras son medida de los cierto, no basta
con vivir mirando al cielo, también hay que vivir mirando al suelo”. La
Palabra que es VIDA, va con los hechos.
Finalmente, para continuar esta Palabra Viva,
seremos animados por la XIX Semana Bíblica Nacional para este Año de la Fe bajo
el título “Fe y misión en la vida de la Iglesia”, impulsada por la Conferencia
Episcopal Ecuatoriana, a partir de esta Cuaresma, vamos a emprender en nuestras
comunidades una Jornada Bíblica. La Biblia
ha sido lámpara para nuestros pasos en el caminar de estos largos años que nos
ha devuelto la Palabra, ha inspirado nuestro crecimiento y compromiso de fe. En
la Vigilia Permanente, en la Palabra de Dios hemos encontrado LUZ para salir de
las tinieblas. Por eso, vamos a presentar muy sencillamente, la producción
teológica que surge de esta lectura orante de la Biblia, que parte de la vida
de nuestro pueblo y se concreta en compromisos que vuelven a la vida para
transformarla.