sábado, 17 de septiembre de 2016

Vigésimo quinto Domingo del Tiempo Ordinario.


Lectura orante del Evangelio: Lucas 16,1-13
“Pasemos el día entregados al Amor” (Beata Isabel de la Trinidad).
Le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Cuando a las/os pobres les llegan noticias de corrupción y derroche les brotan las lágrimas; cuando a las/os pobres les llega el pan compartido se les alegra el corazón. Hay personas tan hambrientas que para ellas Dios no puede tener más forma que la del pan nuestro. ¿Qué hacemos con los bienes que hemos recibido? ¿Cómo estamos cuidando la creación? ‘Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos’ (Laudato Sii, del Papa Francisco). Jesús y las/os pobres nos piden transparencia. La transparencia nos lleva a la autenticidad; la autenticidad nos hace libres, solidarias/os. Sana, Señor, nuestras vidas, para que seamos protectoras/es del mundo y no depredadoras/es, para que sembremos hermosura y no contaminación y destrucción.
‘¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo?’ El ‘qué voy a hacer ahora’ de la parábola se traduce en esta súplica: ¿Qué quieres, Señor, que haga? O también: ¿Qué necesitan las/os pobres que yo haga? ‘¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a las/os niñas/os que están creciendo? ¿Para qué pasamos por este mundo?, ¿para qué nos necesita esta tierra?’ (Laudato Sii, del Papa Francisco). Esta reflexión orante, hecha a la luz del Espíritu Santo, nos da la posibilidad de comenzar una vida más evangélica, de apostar por otro estilo de vida. Es la hora de la imaginación y creatividad que nos regala el Espíritu. No todo da lo mismo. Hijo de Dios, Jesús, tú miraste este mundo con ojos humanos y pasaste haciendo el bien, aliéntanos en nuestra lucha por la justicia, el amor y la paz.
El amor felicitó al administrador injusto por la astucia con que había procedido. Hay motivos para la alegría. ‘El ser humano es todavía capaz de intervenir positivamente… no todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, pueden también superarse, volver a elegir el bien y regenerarseLa humanidad tiene aún la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común’ (Laudato Sii, del Papa Francisco). Jesús felicita a quienes afrontan caminos nuevos, invirtiendo los dones de forma inteligente mirando al futuro. Espíritu Santo, que acompañas el gemido de la creación, tú vives en nuestros corazones para impulsarnos al bien. Alabado seas.
Haceos amigos con el injusto dinero. Esta propuesta de Jesús es fascinante: En vez de acumular bienes para el ego, podemos hacer amigas/os compartiendo con las/os pobres los bienes recibidos de Dios. Si idolatrar al dios dinero es una falsedad porque quita la alegría a las/os más pobres, compartir el dinero puede ser una experiencia de solidaridad universal. La experiencia de Dios nos empuja a crecer en experiencia de humanidad, a ‘sentir que nos necesitamos unas/os a otras/os, que tenemos una responsabilidad por las/os demás y por el mundo, que vale la pena ser buenas/os y honestas/os’ (Laudato Sii, del Papa Francisco). Dios de amor, muéstranos nuestro lugar en este mundo como instrumentos de tu cariño por todos los seres de la tierra.
                                               ¡Feliz Domingo! Desde el CIPE – septiembre 2016