domingo, 13 de julio de 2014

CORAZONES EMBOTADOS - Mateo 13,1-23


Parece que para Jesús el problema para no acceder a los secretos del Reino de Dios está en el corazón embotado. La palabra embotar significa debilitar y entorpecer. También se refiere a la acción de quitar los filos o puntas a ciertas armas e instrumentos cortantes.

¿Será que Jesús señalaba que los corazones estaban embotados refiriéndose a que las personas habían perdido el sentido y orientación de la propia misión? ¿Será que lo que afirmaba Jesús es que el pueblo de Israel entero a pesar de su Ley y su Templo, no podía ejercer la función para la que nació, es decir, ser pueblo de Dios?

En cualquier caso, las parábolas son una especie de revulsivo para despertar, para ver si la navaja vuelve a estar afilada y aquella sociedad puede volver a recuperar su capacidad profética y señalar dónde están los verdaderos problemas.

Parece que Jesús dedicó en aquella ocasión mucho tiempo a hablar en parábolas. Esa labor suya de conciencia debía tomarle muchas energías. Quizás con ella estudiaba más al ser humano, miraba con más profundidad las realidades y le ayudaba justamente a desarrollar una parte fundamental de su propia misión, ser una navaja cortante en medio de aquel pueblo.

En el mundo actual tenemos sed de que alguien se atreva a decirnos algo parecido a lo que Jesús dijo: que esta humanidad tiene el corazón embotado y que miramos sin ver y escuchamos sin escuchar. Y que necesitamos urgentemente recuperar la vocación y misión originarias.

Así las cosas nos las tendremos que arreglar para encontrar salida. Jesús nos propone un camino: enterrarnos como una semilla en la tierra y someternos a los procesos de crecimiento, maduración y transformación, sin violencias y sin sumisiones, en ese equilibrio difícil, sin opresiones y sin injusticias, esa utopía anhelada. Enterrarnos y fructificar como personas, como colectivos, como organizaciones, como regiones, como países, como territorios… En este abajamiento y desandar se juega todo. Ahora la pregunta: ¿Está esta semilla de Reino que es la Palabra hecha carne germinando en el corazón de la humanidad? Queremos creer que sí.