XXVII ASAMBLEA DIOCESANA DE PASTORAL (2014)
Recordamos para contextualizar, lo que decíamos para empezar
la parte I de esta nota el 28 de agosto: “Del 21 al 23 de agosto pasado en el
Centro ISAMIS, y una vez más en el simbólico Kiosco de la Casa Diocesana en
Nueva Loja (Lago Agrio) – Sucumbíos, se ha celebrado la XXVII Asamblea
Diocesana de Pastoral, convocada por Mons. Celmo Lazzari, Obispo – Vicario
Apostólico del Vicariato de San Miguel de Sucumbíos, nombrado por el Papa
Francisco y posesionado el pasado 1° de febrero. Ha sido la primera Asamblea
Diocesana de Pastoral que preside Mons. Celmo, de un camino emprendido hacia la
Iglesia Local desde 1970, dando inicio así a una nueva etapa.” En esta segunda
parte de la nota sobre la Asamblea, seguimos compartiendo esperanza con las
decisiones más importantes asumidas en ella.
El consenso logrado del trabajo colectivo, se convirtió en el clamor:
“Hay que pasar decididamente del
momento de la agresión y la condena que no deja salir del conflicto eclesial, a
un "momento nuevo" al que se debe dedicar toda la energía de
todos/as: tratar de ser fieles al Evangelio de Jesús, y dejándose contagiar de
su pasión por el Reino, responder a los nuevos desafíos de la realidad que nos
rodea como iglesia servidora de ese Reino de Dios.”
La Asamblea llegó a definir dos grandes rieles para caminar en este sentido: unas nuevas relaciones
y una nueva etapa evangelizadora.
·
En el primero, nuevas relaciones, fomentar todo tipo de encuentros, talleres,
retiros, celebraciones y hasta los pequeños detalles, espacios donde se pongan
en práctica el diálogo, la reflexión, la recreación y el compartir juntos/as,
en todos los niveles (presbíteros y diáconos, religiosos/as, equipos
misioneros, comunidades, ministerios, movimientos, familias y personas), que
nos permitan reparar y renovar el tejido de unas relaciones fraternas donde
"primereen" "la misericordia" y "la revolución de la
ternura", como nos invita nuestro hermano y pastor mayor, Francisco.
·
En el segundo riel, fortalecer la nueva etapa evangelizadora, está la
razón de ser Iglesia para evangelizar, y eso se dará en la medida en que
podamos seguir contribuyendo desde la alegría del Evangelio que produce el
encuentro vivo con Jesús, para que este mundo camine hacia el "Reinado de
Dios", donde habiten la justicia, la paz y la fraternidad sin límites. Compartir la alegría del Evangelio acogiendo un plan de pastoral de conjunto; escribir la historia
de nuestra Iglesia, desarrollar una mirada contemplativa y buscar conjuntamente
caminos para responder a los retos.
Y unas propuestas generales de concreción a todas las líneas para avanzar
en el diálogo en todas las zonas y sectores donde hay
división por el conflicto eclesial, en el ritmo conjunto de calendario y de programación
pastoral, en visitas de las coordinaciones diocesanas a las zonas, y revisión de
la conformación y funcionamiento de las coordinaciones diocesanas.
Esto pasa por respetar
la legítima tradición de la Iglesia de Sucumbíos, su memoria y su realidad
presente con sus luces y sombras, una Iglesia que camina y que ha acrisolado su
fe; por aceptar e "integrarse
gozosamente" en el Proyecto Pastoral de Conjunto, instrumento privilegiado
de comunión y participación, según Aparecida; con el eje transversal de
reconciliación, recogido también en la declaración del nuevo año pastoral como
el año de la comunión.
Avanzar en estos propósitos nos van a unificar en la diversidad, nos van a reconciliar en la "alegría del Evangelio" y van a reclamar la participación en un camino de
comunión al que estamos convocados/as todos y todas. Y para acompañar y
animar estará nuestro Obispo, "siempre fomentando la comunión misionera en
su Iglesia diocesana siguiendo el ideal de las primeras comunidades cristianas,
donde los creyentes tenían un sólo corazón y una sola alma" (Hch 4, 42).