Los días 26 y 27 de
Septiembre del presente año (2014),realizó la 44° Asamblea de Misioneros (Equipos
de Vida), de la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos. Este acontecimiento se abordará
en dos partes. Esta primera parte está dedicada a la memoria histórica y el significado
que representa este elemento vital de la vida de esta Iglesia. Mientras que la
segunda parte está dedicada a lo que fue el evento actual y sus importantes
repercusiones para continuar con el espíritu asumido en la pasada XXVII
Asamblea Diocesana de Pastoral.
“Mediante las Asambleas Misioneras ha surgido entre nosotros
(así lo creemos) un nuevo estilo pastoral que trata de responder mejor a las
exigencias del momento presente” (Sucumbíos,
de la Misión Carmelita a la Iglesia Local, Luciniano Luis Luis, pg. 129 y
130).
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Dichas
asambleas iniciaron en el año 1971 y su duración era de 15 días: una semana se
dedicaba a la formación y la otra a la evaluación y programación pastoral.
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Hasta
el año 1988 se realizaban reuniones solamente de misioneras/os, es decir, los
agentes de pastoral a tiempo completo: presbíteros, religiosos/as y laicos/as
de fuera del país y luego también de otros lugares del Ecuador. El sueño que
animaba estas asambleas era “sentarse juntos entre misioneras/os con los
representantes de las comunidades cristianas de Sucumbíos para planificar y
evaluar juntos la marcha de la Iglesia Local”.
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A
raíz del EPPP (Evaluación y Planificación Pastoral Participativa, 1986-1988,
nacen las Asambleas Conjuntas de
Pastoral (ACP), así llamadas porque reunían a los representantes de los equipos
misioneros y a los representantes de las comunidades. Se realizaban el mes de
agosto.
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Las
Asambleas de Misioneros se realizaban después, el mes de septiembre.
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Posteriormente
las asambleas conjuntas se llamarán Asambleas Diocesanas de Pastoral (ADP), y
las asambleas de misioneros tomarán el nombre de Asamblea de Equipos de Vida,
como se realizan actualmente.
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Hasta
el momento se han realizado 44 asambleas de misioneros/as de Equipos de Vida y
27 asambleas diocesanas de pastoral.
A continuación, lo que el P. Jesús
Arroyo, OCD, misionero de ISAMIS, escribía sobre las asambleas de misioneros/as,
en una presentación al respecto:
La Primera Asamblea Misionera, en el Playón, año 1971: “Monseñor definía
ya la primera Asamblea como un medio
óptimo para la formación, conocimiento, convivencia”.
La Asamblea de Ballenita (1975): “Es importante esta Asamblea por diversos
motivos: por la riqueza del tema ahí tratado: las comunidades de base; por la excelente manera de tratarlo por
parte del equipo asesor (Equipo del P. José Marins); por la gran aportación de
los Equipos Misioneros por la trascendencia que ese tema ha tenido después en
la vida de nuestra Iglesia” (ídem, pg. 139).
En Lago Agrio (1987), se evalúa y programa la actividad pastoral. Se
profundiza en el sentido de los equipos misioneros. Es la era de los
Departamentos de Pastoral (1983). Van surgiendo las grandes intuiciones:
“caminar con los dos pies”, “Iglesia Local”, “Ministerios”.
En 1988, Lago Agrio, aparece la Asamblea Conjunta de mayor alcance y
representatividad de la Iglesia de Sucumbíos. “La Iglesia somos todos”. Nace una relación íntima desde las
diferencias de los niveles de asambleas. La de “Misioneros” y la novedad de “la
Conjunta”, en la perspectiva siempre de la Comunidad – Iglesia en camino hacia
el Reino de Dios.
En 2000, Lago Agrio, buscando respuestas pastorales a la gran crisis
económica y a los impactos del Plan Colombia, en un cambio de época. Se celebra
el Primer Sínodo Diocesano: Memoria e Identidad de un Iglesia Local a la espera
del cambio de obispo.
Es importante subrayar que todas las
novedades nacían del espíritu del Concilio Vaticano II y de su recepción en
América Latina, a través de las Conferencias del Episcopado Latinoamericano:
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Medellín (1968): opción por los pobres en un
continente pobre y creyente;
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Puebla
(1979): Teología y Pastoral de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs);
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Sto.
Domingo (1992): Necesidad de una nueva evangelización inculturada y de una
promoción humana liberadora;
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Aparecida
(2007): la alegría de ser discípulos misioneros de Jesucristo al servicio de la
vida
Todo esto en el horizonte de la Utopía:
“Liberación integral de
hombres y mujeres, desde los pobres, por la causa del Reino”
Como se puede apreciar en este
proceso histórico, la dimensión y el entusiasmo misionero hacen parte
constitutiva de este nuevo modo de ser Iglesia. Fue el entender que una Iglesia
en aggiornamento, demandaba una
actitud misionera, en salida en voz del Papa Francisco, una Iglesia
desinstalada. Pero esta fuerza misionera era racionalizada y encauzada en la
coordinación conjunta pastoral, generando procesos comunitarios de fe mediante
la vida en equipo y gestando el surgimiento de la Iglesia Local.