sábado, 31 de enero de 2015

I ANIVERSARIO DE MONS. CELMO LAZZARI, COMO OBISPO DE NUESTRA IGLESIA DE SUCUMBÍOS


IGLESIA EN CAMINO

El 1º de febrero de 2014 era posesionado Mons. Celmo Lazzari, como Obispo Vicario del Vicariato Apostólico de San Miguel de Sucumbíos, Ecuador. A un año, viene bien seguir agradeciendo a Dios por él y hacer un balance de las cosas. Si bien la Iglesia está en camino hacia el Reino, la historia humana marca etapas, que ayudan a comprender mejor ciertas cosas de la vida y así la etapa iniciada con Mons. Celmo tiene unas características propias.

Haciendo memoria, el nombramiento de Mons. Celmo, se revestía de gran expectativa, por situaciones por demás conocidas que se dieron en la Iglesia de Sucumbíos a partir del 10 de octubre del 2010. Ante la profunda crisis eclesial, el Pueblo de Dios permaneció vigilante y con mucha esperanza, esperaba este nombramiento del Obispo definitivo para el Vicariato.

Aquel 1º de febrero fue significativo en el caminar de la Iglesia de Sucumbíos, marcaba un hito.

El Pueblo de Dios se preparó con el debido tiempo para acoger a su nuevo pastor. Era el segundo obispo en la historia de esta pequeña Iglesia, luego de Mons. Gonzalo López Marañón. La Iglesia viva estaba en pie, en camino y en salida, quería celebrar este paso con fe, con esperanza y amor comprometido, a pesar de los pesares, veía signos que interpretaba como de alborada, como proceso de salir de la noche oscura colectiva. ¡Ese día 1º, qué linda fiesta vivimos en esta Iglesia caracterizada siempre por su espiritualidad encarnada y festiva!

El programa se inició con una caminata alegre y colorida recorriendo algunas de las principales calles de la ciudad de Nueva Loja, que tuvo un momento muy significativo: el encuentro del Pueblo de Dios en camino y su nuevo obispo, que se unía a este caminar, juntos en una misma dirección. La “rancherita” seguía su camino.
 


El pueblo creyente llegó de los diferentes lugares y cantones de la provincia, querían conocer a su obispo, darle la bienvenida al recién llegado. También vinieron de fuera de la provincia, obispos de otras jurisdicciones, y de manera especial hermanos y hermanas del Vicariato del Napo que con tristeza despedía a quién hasta poco había sido su pastor. No podía faltar la presencia de familiares desde el Brasil para acompañar.


A continuación se realizó la celebración eucarística, muy sentida y compartida, “con todas las solemnidades de rigor”. En esta celebración era posesionado oficialmente Mons. Celmo. Se hizo la lectura del nombramiento firmado por el Papa, “de la periferia”, Francisco, quien a su vez enviaba un afectuoso saludo “a la queridísima Iglesia de Sucumbíos”. Mons. Celmo vivía intensamente este acontecimiento. También luego el delicioso almuerzo comunitario que esperaba al pueblo que había concurrido al evento. Comer juntos, de la misma comida, todos y todas iguales. “Todos comemos del mismo pan” canta Mocedades. Y el nuevo Obispo, sencillo, cercano, compartiendo del mismo plato, de la misma olla común.


La linda fiesta de celebración, como en otras ocasiones, culminó con la riqueza de la manifestación cultural de nuestro pueblo. Las comunidades, parroquias y zonas se esmeraron para ofrecerle un deleite de alegría de bienvenida a Mons. Celmo, con diferentes danzas, representaciones y otros actos. La alegría de este día quedó en la esperanza de comenzar a vivir un Momento nuevo.

Sí, esperado, sentido y con amplia participación, se vivió aquel tan significativo día y empezaba la Iglesia de Sucumbíos, una nueva etapa. Hubo muchos mensajes, palabras, oraciones, promesas y buenos augurios ese día. El Papa Francisco, ya animaba que quería pastores con “olor a oveja”. Mons. Celmo comenzaba a caminar en estas tierras de Sucumbíos, comenzaba a conocer este pueblo y esta Iglesia. Había que ver y escuchar. La Iglesia seguía en camino con un nuevo pastor.


Ha transcurrido un año. Con profundidad, honestidad y compromiso personal y comunitario, abiertos/as a la luz de la Ruáh, meditemos, reflexionemos y vayamos respondiendo preguntas que nos ayuden en nuestro DIAGNÓSTICO DE LA REALIDAD, el primer paso que estamos dando en el AÑO DE LA COMUNIÓN en que nos hemos comprometido, todos/as como Iglesia: ¿Cuáles son los frutos?. ¿Cómo va el rumbo de nuestra Iglesia particular? ¿Cómo vamos avanzando en la reconciliación? ¿Cómo estoy yo como cristiano/a, desde mi servicio, cualquiera que sea: ministerio o no, laico/a, religiosa/o, sacerdote, integrante o dirigente de organizaciones, nuestra familia, nuestra comunidad, sector, zona, parroquia, unidad pastoral, todas y cada una de las personas e instancias de participación y coordinación eclesial, pensando y analizando, sintiendo, actuando y contribuyendo para que la comunión con las demás personas y por eso con Dios, sea una realidad? ¿Qué podemos celebrar en el Vicariato de Sucumbíos, en este primer aniversario de la presencia de Mons. Celmo, qué y cómo vamos aportando todos/as? ¡Cuántas preguntas y cuántas respuestas! Importante que hagamos un balance de este primer año para dar gracias a Dios, para afirmar las fortalezas y lo que nos une, detectar y asumir responsablemente los desaciertos, para pedir luz, voluntad y fuerza para seguir como comunidad eclesial fieles al Señor, a su Evangelio y el Reino de la Vida.