martes, 9 de agosto de 2016

AGRADECIENDO A DIOS POR FREI GONZALIÑO



A tres meses de la Pascua definitiva de Mons. Gonzalo López Marañón, agradeciendo a Dios por él, compartimos esta reseña de Gonzalo escrita por Anne Karl-Rott de KLB (Católicos de que viven en el campo) de Munich, Alemania, publicada en el periódico de su Diócesis. Agradecemos a Anita y a todo el grupo de KLB, su reciente visita a Sucumbíos, su cariño, su fraternidad y su solidaridad con nuestra Iglesia a lo largo de hace tantos años.



CONVERSIÓN

Quisiera tomar esta palabra como tema de vida de Monseñor Gonzalo (1933-2016). Nosotros del KLB (Movimiento de cristianos que viven en el campo) de Münich pudimos pasar siempre con él algunos días tanto en su diócesis de Sucumbíos como aquí en la nuestra.  Después de unos días, cuando habíamos ganado mayor confianza, nos conversaba sobre su "conversión", su cambio como misionero y como carmelita en Sucumbíos.  El llegó entonces a la selva como un joven misionero con muchas ideas sobre cómo llevar a cabo la misión.  Se hallaba entusiasmado por la irrupción del Concilio Vaticano II y la Teología de la liberación.

Luego se dio cuenta que la situación en esta zona climática eran muy diferentes.  Como burgalés no estaba familiarizado con las condiciones de la selva tropical. Al inicio no había muchos caminos, la gran mayoría eran accesibles sólo a pie o con un bote.  Sus ideas sobre la misión se tambalearon. "Me di cuenta, que estas personas que no tenían una mayor formación de estudios, eran sabias y hablaban con la verdad con tanta reverencia del Dios creador y yo solamente me pude poner a su lado con humildad". 

¡Así se convirtió en el oyente!

Se puso del lado de las personas del lugar. Había muchos pueblos indígenas cuando empezó el tiempo de la colonización de esa parte de la selva oriental, debido a la explotación del petróleo. Las personas vinieron de todas partes del país, desde la costa, desde la sierra, quienes también se sorprendieron como él de la situación de un clima tan diferente a lo conocido hasta entonces por ellos, con una humedad a veces insoportable.

El fue consagrado obispo, me gustaría decir, él fue un pastor, ¡un verdadero "pastor"!

El se mantuvo al mismo nivel con quien fuera.  Recuerdo un episodio en que nos encontrábamos delante de la casa del Obispo (la llamábamos "Josefstal de Sucumbíos").  Entonces llegó un hombre y le pidió conversar un momento.  Lo llevó aparte y conversó con él creo que por 15 minutos, muy intensivamente, con atención.  Luego nos pidió que lo esperáramos quince minutos más pues él quería aclarar algo más.  Este hombre, un padre había perdido a su hijo en el límite del río de Sucumbíos y Colombia, probablemente en un encuentro entre los militares, paramilitares y las guerrillas. El Pastor lo tomó en serio, organizó algunas cosas que eran necesarias.  Tal impresión la tuvimos no sólo una vez, sino que era lo común y corriente.

Monseñor Gonzalo fue un mediador de conflictos, intermediario entre los políticos, la política del petróleo y las personas que siempre supieron que ese petróleo traía enfermedades, peleas, daño en la naturaleza, etc. Él aportaba con ideas, un hombre extrovertido, lleno de humor, un cantante privilegiado, fundador de grupos y plataformas, así como un genio en la creación de siglas.  Pero también fue un hombre muy contemplativo y religioso.  ¡Sólo Dios basta!, decía a menudo.

Una gran pintura adornaba una pared de este "Josefstals" que explicaba a la diócesis – hasta que llegó el breve e infeliz tiempo de los Heraldos del Evangelio. Un cuadro del "pueblo peregrino de Dios", muchas personas que se encontraban en camino.  Personas con rostros que todos conocían.  Luego estaba Monseñor Gonzalo en medio de la comunidad, no atrás ni delante, la directora de la radio, la religiosa misionera suiza, Víctor, un catequista, la presidenta de la organización de mujeres junto al padre Jesús y muchos niños, mujeres y hombres.

De la mano de este cuadro explicaba él la iglesia de Sucumbíos, el obispo y todos los presentes iban juntos en el camino, cada uno según su vocación y capacidades es igual e importante.  Él tenía el servicio del pastor, la señora en la difícil situación de alimentar la familia, de educar a los hijos, ese hombre lejos junto al río tenía que viajar cinco horas en bote para anunciar cada semana la palabra de Dios a la pequeña comunidad que vivía en ese sector...

Monseñor Gonzalo estableció en una forma especial de trabajo con los laicos  –debido a la escasez de sacerdotes.  Había misioneros, es decir, todos los que en la iglesia a tiempo completo o en forma voluntaria se encontraban activos, promotores de desarrollo de Austria quienes ensenaban mecánica en el colegio, así como los catequistas o los dirigentes de grupos. 

El grupo del movimiento de católicos que viven en el campo (KLB) se encuentra muy agradecido, de haber podido conocerlo a él y a una iglesia que se encuentra cerca del corazón, abierta, alegre, libre y llena de esperanza... Pudimos conocer a muchas personas allí, las visitas fueron siempre días de alimento espiritual y encuentro con una iglesia viva, joven.  Gonzalo nos dio un gran ejemplo de amor a la iglesia que hoy con el papa Francisco podemos sentir un poco más.  ¡El Obispo Gonzalo, una persona maravillosa, un amigo entrañable!

Quizás sea también un signo, que en el día de la Ascensión pudo resucitar a la vida en Angola, en Africa donde fue misionero en los últimos años.

Una cita de Baltasar Gracián, poeta español y jesuita, nacido en el año 1601, calza perfectamente con el Obispo Gonzalo: "Amar es el más poderoso hechizo para ser amado" Baltasar Gracián, SJ (1601-1658)
                                                                    Anne Karl-Rott  (Anita)
                                                                            Traducción: P. Carlos Ignacio Man Ging V. SJ


 (Um)Wandlung

dieses Wort würde ich als das Lebensthema von Monseñor Gonzalo (1933 – 2016) nennen.
Immer wieder durften wir von der KLB München mit ihm ein paar Tage – sowohl in seiner Diözese Sucumbíos als auch hier bei uns in der Diözese – verbringen.
Nach einigen Tagen, wenn das Vertrauen gewachsen war, erzählte er von seiner „conversión“, seiner Bekehrung, seiner Wandlung als Missionar, als Karmelit in Sucumbíos.
Er kam damals, jung mit vielen Ideen wie man missioniert, in den Regenwald. Begeistert auch durch den Aufbruch des Zweiten Vatikanischen Konzils und der Theologie der Befreiung.

Dann musste er feststellen, dass die Umstände in dieser klimatischen Zone so ganz anders waren. Die Bedingungen des tropischen Regenwaldes waren ihm als Spanier, aus Burgos, absolut nicht vertraut, es gab in den Anfängen kaum Straßen, das meiste war nur zu Fuß oder mit einem Boot erreichbar. Das alles brachte seine Ideen von „Mission“ ins Wanken.
Conversión: seine Worte habe ich im Ohr!
„Ich habe erkannt, dass diese Menschen die nicht unbedingt hochgebildet waren, weise sind und aus der Wahrheit reden, sie sprechen so ehrfurchtsvoll von diesem großen Schöpfer Gott und ich kann mich nur voller Demut neben sie stellen“.

So wurde er zum Hörenden!
Er ließ sich auf die Menschen dort ein. Es gab mehrere indigene Völker und es fing zu der Zeit die Besiedelung dieses Teils des Regenwaldes, bedingt durch den Beginn der Erdölförderung, an.
Die Menschen kamen aus allen Teilen des Landes, von der Küste, aus dem Hochland - sie waren ebenfalls überrascht wie er, von der Situation eines Klimas, das alles andere war als das sie kannten, die manchmal unerträgliche Luftfeuchtigkeit u. v. a. m.
            Er wurde Bischof, ich möchte sagen, er wurde Hirte, ein echter „pastor“!
Er blieb auf Augenhöhe, egal wer da kam. An eine Situation erinnere ich mich: Gonzalo in Jeans, buntem Hemd und einer Kappe auf dem Kopf, wir standen vor seinem Bischofshaus
 – wir nannten es das „Josefstal von Sucumbíos“ – da kam ein Mann und bat um ein Gespräch mit ihm. Er nahm ihn zur Seite und sprach mit ihm, ich denke 15 Minuten, ganz intensiv, ganz zugewandt. Anschließend bat er uns, noch einmal eine Viertel Stunde zu warten, er müsse noch etwas klären.
Dieser Mann, ein Vater der eben seinen Sohn am Grenzfluss von Sucumbíos und Kolumbien verloren hatte – wahrscheinlich in Auseinandersetzungen durch Militär, Paramilitär und Guerillias.
Der Hirte nahm sich seiner an, organisierte einige Dinge die gerade jetzt notwendig waren.
Solche Eindrücke hatten wir nicht nur einmal, aber es war dort völlig normal.

Monseñor Gonzalo war Streitschlichter, Vermittler zwischen Politik, der Erdölpolitik und der Menschen die immer mehr erkannten, dass dieses Öl Krankheiten, Streit, Schäden in der Natur ect. über sie brachte, er war Ideengeber, ein äußerst humorvoller Mensch, ein begnadeter Sänger, Gründer von Kreisen und Plattformen und ein Genie in der Kreation von Abkürzungen. Aber er war auch ein sehr meditativer, religiöser Mann! Solo Díos, basta – das sagte er oft!
            Eine Wand dieses „Josefstals“ zierte eine riesige Malerei, die die Diözese erklärte – bis die unglückliche, kurze Zeit der Heraldos del Evangelio kam.
Ein Bild des „pilgernden Volkes Gottes“, viele Menschen die auf dem Weg waren. Menschen die Gesichter trugen die wir alle kannten und kennen. Da ging Bischof Gonzalo inmitten dieser Gemeinde – nicht voraus und nicht als Nachtreiber -, dann die Radiodirektorin, die Missionsschwester aus der Schweiz, Victor, ein Katechist, die Vorsitzende der Frauengemeinschaft neben Padre Jesus und viele, viele andere Kinder, Frauen und Männer.
Anhand dieses Bildes erklärte er die Kirche von Sucumbíos: er, der Bischof und alle die da abgebildet waren, sie alle sind gemeinsam auf dem Weg, jeder und jede mit der ganz eigenen Berufung und ihren Fähigkeiten – und jede und jeder ist gleich wichtig. Er habe den Dienst (servicio) des Hirten; diese Frau hat den Dienst, in einer schwierigen Situation die Familie zu ernähren, die Kinder zu erziehen; dieser Mann lebt weit draußen am Fluss – mit dem Boot in 5 Stunden erreichbar – er verkündet jede Woche das Wort Gottes in der kleinen Gemeinde die dort lebt ......
            Bischof Gonzalo setzte in besonderer Weise – bedingt durch wenige Priester – sehr auf die Mitarbeit der Laien. Es waren die „misioner@s“, darunter verstanden sich alle die in irgendeiner Weise in der Kirche haupt- und ehrenamtlich tätig waren, der Entwicklungshelfer aus Österreich der am Colegio Mechanik unterrichtete genauso wie die Katecheten oder Vorsitzende von Gruppen.

Wir sind  von Seiten der KLB her dankbar, dass wir ihn kennenlernen durften, dankbar dafür, dass wir eine Kirche kennenlernen durften die so ganz nach unseren Herzen war, offen, froh, frei, voller Hoffnung ...
Vieles durften wir lernen dort, die Besuche waren immer Tage der geistigen Erneuerung und Begegnung mit einer lebendigen, jungen Kirche.
Gonzalo hat uns die Kirche vorgelebt die wir jetzt alle durch Papst Franziskus ein wenig spüren dürfen.
Bischof Gonzalo - ein wunderbarer Mensch! Ein liebenswerter Freund!

Vielleicht ist es auch ein Zeichen, dass er gerade am Himmelfahrtstag zum Leben auferstehen durfte – in Angola, in Afrika in der er die letzten Jahre als Missionar tätig war!

Ein Zitat von Baltasar Gracián, spanischer Dichter und Jesuit, 1601 geboren, passt wohl auch auf Bischof Gonzalo
“Amar es el más poderoso hechizo para ser amado.“
                                                    Baltasar Gracián SJ (1601 – 1658)
„Zu lieben ist der stärkste Zauber, um geliebt zu werden.“
                                                                                                          Anne Karl-Rott