FICHA 1
Medellín, 1968. Su eco llega hasta nosotros
en forma de intuiciones vividas y experimentadas en el momento presente y el
tesoro de un camino recorrido en ISAMIS. Los “Ecos de Medellín” son esos
rumores que reconocemos en nuestra tradición eclesial. También es una realidad
de la que formamos parte.
Queremos recoger algunos “ecos” porque son MEMORIA VIVA de lo somos y compartimos hoy. En este año de la fe, queremos celebrar el
Concilio Vaticano II desde la experiencia de Medellín, que nos ha dado a luz y
que nos sigue alentando en nuestras
luchas.
Con
los “Ecos de Medellín” queremos proporcionarnos también una herramienta para
seguir generando vida y espacios de formación permanente en las distintas comunidades. Queremos en lo
posible acoger el esfuerzo interpretativo que supuso la Conferencia de
Medellín, su análisis y su propuesta y recoger para el momento presente
aquellas intuiciones que pueden colaborar a una “nueva evangelización” desde
nuestro contexto y desde nuestra identidad eclesial.
MEDELLÍN, EL “PRESENTE DEL
PASADO”
La
Conferencia de Medellín es el punto de partida de otros encuentros e
inspiraciones que tenían su fuente de inspiración en el Concilio Vaticano II.
Es una realidad presente aunque ya forma parte del pasado. Es un proceso
profundo – según palabras de Gustavo Gutiérrez- que tiene callejones sin salida
y retrocesos, pero también logros importantes y está en pleno vigor hoy. Uno de
sus valores es que ha querido concretar el mensaje de Jesús desde su aspecto
liberador y humanizador. Por eso no pierde creatividad. Humanizar el presente
desde el espíritu de Jesús sigue siendo la tarea esencial cristiana.
MEDELLÍN, UNA EXPERIENCIA
ESPIRITUAL
Experiencia
espiritual[1] que
tiene en el Concilio Vaticano II y en la situación latinoamericana sus ejes
motivadores. Muchos cristianos sintieron la llamada a la promoción de la
justicia, al testimonio del Evangelio y en la reflexión teológica en el
contexto anterior a la Conferencia. Sin
estas experiencias, en las que el Concilio Vaticano II fue decisivo, no puede explicarse lo que sucedió en
Medellín. Esa experiencia espiritual tuvo unos fundamentos y bases que hoy podemos recrear en las comunidades.
Fundamentos de la experiencia
espiritual:
1. LA PREPARACIÓN: “VER” Preparar la Conferencia de Medellín
partiendo de la realidad humana del pueblo en medio del cual la Iglesia debía
ser signo visible del Reino. Lo fundamental era “VER” los sufrimientos, las
alegrías y los sueños y hacer un discernimiento de los signos de los tiempos en
consonancia con el llamado de Juan XXIII. Medellín tuvo la osadía también de
valorar los gérmenes de vida que había en el continente americano en los años
setenta, analiza las causas de la pobreza y denuncia la “violencia
institucionalizada”. Hace una opción clara para tratar de eliminar las causas
que generan esa pobreza y estado de cosas, que parecen intocables y que
perpetúan la opresión. La experiencia espiritual de Medellín se arraigaba
también en el diálogo con sectores de población invisibilizados: poblaciones
afroamericanas e indígenas y mujeres.
2. EL
RETO- “JUZGAR” Descubre la pobreza no sólo como una lacra social sino como
un reto mayor para el anuncio del Evangelio.
Juan XXIII habló por primera vez de la “Iglesia de los pobres” y que una
iglesia así, estaría en condiciones de
anunciar el evangelio. La pobreza para Medellín es contraria a la voluntad de
Dios. Así la opción por los pobres es una opción de evangelio.
3. EL CAMINO- “ACTUAR”: Hay una relación estrecha y total entre el
anuncio del evangelio y la promoción de la justicia. De modo que todo proceso
evangelizador incluye la promoción humana y la denuncia de injusticias.
Para
nuestra reflexión y compartir:
1. Compartimos en nuestras comunidades recuerdos de
aquellos años de la Conferencia de Medellín, qué clima había, qué nos impactó,
qué recuerdos tenemos de la Iglesia de esos años.
2. ¿Podemos identificar los rasgos de nuestra
experiencia espiritual como Iglesia de San Miguel de Sucumbíos?
a) ¿Qué vemos?
(sufrimientos, alegrías, esperanzas…)
b) ¿Qué retos se
nos presentan en la actualidad?
c) ¿Qué caminos
debemos seguir tomando para garantizar el anuncio del evangelio y la promoción
de la justicia?