Estamos
en descampado. Ésa era la
realidad que compartían quienes estaban con Jesús al atardecer. Estamos en
precariedad. Estamos en crisis. Una realidad nada extraña para quienes vivimos
hoy en el mundo. Esa realidad tan compartida por “descampada” en el empleo, en
las relaciones, en las instituciones, en la política, en las religiones… a
pesar de los esfuerzos por aparentar estabilidad y seguridad.
¿Estamos en
condiciones de actuar? Parece que en muchos lugares del mundo buenas acciones
cotidianas nos están salvando de la desesperación. Pero sospechamos que no es
suficiente si a la vez en cada quien no se da una respuesta personal e inédita
ante lo que ocurre. Y ahí las acciones
pueden ser muy variadas. En el evangelio se dan dos tipos de reacciones ante la
situación de precariedad y desamparo que traen también unas acciones concretas:
-
La de Jesús: hablar del Reino y curar enfermos.
-
La de los discípulos: no están en ésa. Más bien,
agobiados por la situación crítica,
buscan desesperadamente una seguridad que les libre de responsabilidad. Y
encuentran una solución: quitarse de encima a la gente que señala claramente
las raíces de la crisis.
Que Jesús hable del
Reino y cure enfermos en esa situación es muy importante para lo que se dará
después. Porque está inaugurando una nueva forma de reaccionar ante lo que
paraliza, desborda y desespera. Esa nueva forma es la actuación del Reino. A la
vez, evidencia que la dinámica de los discípulos de quitarse a la gente de
encima no sólo no es eficaz sino que es una dinámica de muerte. Los discípulos
no tienen propuesta.
La
clave está en la mirada: mientras Jesús está viendo a gente que clama
compasión en una realidad de injusticia, los discípulos ven una masa que
estorba y que en cierto sentido, es culpable de su situación, al considerar que
son quienes deben irse a comprar a los pueblos sin la más mínima consideración
o reflexión de la situación compartida
por todos.
Denles ustedes de comer: la interacción con Jesús da lugar a una nueva dinámica. Frente a la tendencia evasiva, la reacción
compasiva. Pero para ejercer una
compasión inclusiva, eficaz y global hay que hacer un proceso:
-
Primero: Sentar a la
gente en grupos. Es decir, reconstruir la circularidad. Es una manera
de hacer frente a la dispersión que genera la situación de injusticia.
Restablecer lazos de unión y de equidad.
-
Segundo: Articular
los recursos para una mesa compartida:
Articular aquello con lo que se cuenta no para un uso individual o capitalista
sino para un uso compartido e incluyente.
Y se produce el cambio
radical de situación. De una gente hambrienta y paralizada, se pasa a una
situación de abundancia y hartura, alegría y fiesta.
Si miramos nuestra
situación, sabemos que esto no es fácil,
pero también tenemos la certeza de que la Palabra de Jesús nos da claves
idóneas para el cambio de realidad:
a) SABER MIRAR:
reconsiderar cotidianamente nuestras perspectivas ante las realidades que nos
tocan vivir. ¿Qué estamos percibiendo? ¿Cómo vemos a la gente que clama
compasión? ¿Qué causas creemos que están detrás de la situación de desamparo?
b) REORGANIZAR LA VIDA: Jesús nos invita fuertemente a un cambio de sistema y de relaciones. De
un sistema en el que priman relaciones desiguales, un sistema de
individualidades consumistas, a un sistema de igualdades solidarias para saciar
el hambre y la sed, para restaurar la esperanza y dar horizonte.
c) ACTUAR EL REINO, CURAR
ENFERMEDADES: la situación permanente de desamparo como
consecuencia del padecimiento de injusticias tiene un efecto de muerte contra
el que se debe actuar pacientemente. Y ese actuar es el del Reino: bienaventurados
los pobres, porque de ellos es el Reino, bienaventurados los sencillos,
bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia… esa bienaventuranza
está invirtiendo el actual estado de cosas.
Al final del relato
nos damos cuenta de que no hubiera sido posible comer hasta hartarse sin todo
ese proceso previo transformativo de la realidad que Jesús inaugura. ¿Estamos
en disposición a vivir procesos de cambio para que Dios sea quien al final sacie
nuestras hambres?