domingo, 22 de junio de 2014

¿SUBVERSIVA EUCARISTÍA?



Deuteronomio 8,2-3.14b-16; Juan 6,51-58;

Hay un poema de Pedro Casaldáliga hermosísimo que nos invita a recuperar la Eucaristía. Dice así:

Mi Cuerpo es Comida
 Mis manos, esas manos y Tus manos
hacemos este Gesto, compartida
la mesa y el destino, como hermanos.
Las vidas en Tu muerte y en Tu vida.
 Unidos en el pan los muchos granos,
iremos aprendiendo a ser la unida
Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.
Comiéndote sabremos ser comida,

EI vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen nos convoca
a ser Contigo el pan de cada día.
 Llamados por la luz de Tu memoria,
marchamos hacia el Reino haciendo Historia,
fraterna y subversiva Eucaristía.

Es mirar a Jesús en la historia, caminando hoy resucitado con la humanidad. Es una invitación a escuchar realmente: “mi Pan es verdadera comida”… Las y los seguidores de Jesús podemos olvidar con facilidad como aquellos caminantes del libro del Deuteronomio que el protagonista de toda la historia de liberación de la esclavitud no es el resultado del esfuerzo o de la voluntad, sino pura gracia y misericordia de Dios. Con Jesús Eucaristía puede pasarnos lo mismo y de igual manera el Señor nos alerta: ¡cuidado! No vayan a creer que porque tienen asegurado el pan.

Ojalá comiéndote, sepamos ser comida, ojalá el vino de tus venas nos provoque y el pan que ellos no tienen nos convoque… y nos preguntemos seriamente qué nos está “convocando”, es decir llamando a juntarnos: ¿un mundial de fútbol? Es muy contradictorio para quienes nos decimos cristianos sentirnos convocados con cierta energía, pasión y ganas en torno al mundial de fútbol, y no sentirnos ni de lejos mínimamente convocados ni movidos a pasión alguna cuando se trata de defender un derecho humano o un trabajo por la justicia para que todos y todas tengamos pan. Esto es lo que han hecho con nosotros y nosotras los medios de comunicación de masas: desviar nuestras alegrías hacia gente que nunca conoceremos personalmente como puede ser un deportista de élite y no sentir la más mínima alegría por gente que sí conocemos y con quien convivimos diariamente.

Simplemente este dato está evidenciando que algo tiene urgentemente que cambiar en nuestra manera de percibir a Dios, en lo que entendemos por compromiso cristiano y en lo que entendemos por justicia. Que Jesús hecho Pan de Vida nos dé vida para entenderlo y ponerlo en práctica.