“Les ruego, hermanos/as, que
se pongan de acuerdo…” (cfr. 1Cor 1,
10-13)
Cuando
estábamos inmersos en el conflicto, durante la Vigilia de Oración y Reflexión
de 140 días y sus noches frente a la catedral cerrada, el Señor nos dijo: “Un día el conflicto cesará, los que les han
hecho pelear se irán, pero quedarán ustedes, los antiguos hermanos/as y
entonces será tiempo de sanar y reconciliar para seguir el camino”.
Siempre
tuvimos delante esta convicción que nos ayudó a no responder con la misma
moneda, a esperar y confiar, a seguir haciendo iglesia comunidad en todos los
rincones de la provincia y a generar un proceso de reconciliación que se
perfilaba nada fácil: se suspendió la vigilia; luego se dio el ayuno de Mons.
Gonzalo López, que obró como desencadenante de otros gestos muy diversos que iban
abonando un terreno apto para la reconciliación.
Vino,
al fin, Mons. Paolo Mietto como Administrador Apostólico, y puso como Objetivo
central del Vicariato ser “Iglesia Casa y Escuela de Comunión”, y a la escucha
de las partes en conflicto estableció algunas prioridades.
Dentro
de ese contexto se realizó en Nueva Loja (Lago Agrio), el Retiro-Taller “Conversión
– Perdón – Reconciliación”, con la asesoría de una Fundación Colombiana para la
Reconciliación, durante los días 23-26 de abril del presente año.
Dicho
Taller tuvo dos modalidades: una a tiempo completo, en el Centro de Formación
del Vicariato y otra, de 6 a 9 de la noche a nivel urbano. De parte de la
Iglesia Local (Clero y Ministerios locales, mayoría de Equipos Misioneros,
Unidades Pastorales, etc.) hubo una decidida acogida al retiro. La aceptación
de esta propuesta fue menos decidida y numerosa por quienes están en la “otra
parte”, lo cual no deja de preocuparnos.
Sin
embargo, todos los que acogimos la propuesta tenemos la tarea de ser mensajeros
de paz y de reconciliación en Sucumbíos con la fe y la esperanza puestas en el
Señor Resucitado.