A un mes de la Posesión de Mons. Celmo, hacemos la última entrega. Desde el 1º de febrero, hemos empezado un “Momento nuevo” para nuestra Iglesia y para nuestro pueblo. Pero, también hoy hemos empezado la Cuaresma. La invitación a la Conversión para creer en el Evangelio de Jesús nos alienta a este Momento. Ya nuestro Papa Francisco nos adelantó esta invitación con la “Alegría del Evangelio”.
A continuación, presentamos un Mensaje de Mons. Celmo al finalizar el Acto Cultural. Había compartido la Fiesta de este día, participando en la Caminata, celebramos solemnemente su Posesión, compartió nuestra comida comiendo juntos el Almuerzo Comunitario y finalmente gustó, cantó y compartió el colorido del Acto Cultural. Nuestro nuevo Pastor y nosotros queremos caminar juntos.
Más agradezco de corazón esa fraterna, esa bella acolhida (acogida), que ustedes han dado a este nuevo Pastor que Dios ha indicado.
A todos, antes de llegar acá he pedido insistentemente, que rezáramos, la única cosa que necesito es de la fuerza, de la luz del Espíritu Santo y sé que ustedes también van a rezar. Rezar para que juntos podamos entender cuál es la voluntad de Dios, y no sólo eso entenderla es fácil realizarla es un poco más difícil.
Y para eso, como decía la canción todos, “sosinho, isolado ninguem é capaz”, (“todos solitos y aislados ninguno es capaz”), ni mismo el Obispo, ni mismo el Obispo, no Monseñor? (refiriéndose a Mons. J. Esteban Sádaba, Obispo Vicario de la Iglesia Hermana de Aguarico). Entonces necesito de la oración de la ustedes, necesito de la confianza de ustedes, necesito que ustedes con diálogo me ayuden a entender los pasos de esta Iglesia. Más también tengan la humildad de dejarse, dejarse ayudar en lo que necesitamos.
El mensaje que he dejado esta mañana es, si somos cristianos, hay cristianos de todos los colores, de todas las culturas, de todas también muchísimas formas de manifestar su fe.
En nuestra ciudad yo soy el último en llegar. Esta ciudad ha acogido gente de todos los rincones en la verdad. Desde su fundación venidos de Loja, venidos de la Sierra, últimamente venidos de todos los lugares en búsqueda de trabajo, también de nuestro país vecino en búsqueda de protección. Una ciudad que acoge a todos humanamente, no puede tener una Iglesia cerrada, tiene que ser una Iglesia Abierta, una Iglesia misericordiosa, una Iglesia que sabe acoger, que tenemos que ir al encuentro, al encuentro de aquellos que ni mismo se acercan de la Iglesia, porque también son Pueblo de Dios, también son queridos y amados por Dios.
Los que ya hemos encontrado el camino sigamos firmes, alegres cantando, más no olvidar que tal vez alguien se queda atrás, sin saber por dónde caminar.
La floresta me ha enseñado que solito es difícil caminar, porque hay muchas veredas que nos llevan a cualquier lugar menos al destino que queremos.
Entonces cuento con ustedes, con la oración de ustedes, con la fe de ustedes, con el apoyo de ustedes y cuenten conmigo, estaré disponible a dialogar, a escuchar, como hermanos, como hermano que soy.
Que Dios nos bendiga a todos y muchas gracias.