Vuelco total el de Jesús. Al estilo del Magníficat de María. ¿Cuándo
aprenderemos? Atráenos Virgen del Carmen, caminaremos en pos de ti…
Domingo décimo quinto del tiempo ordinario 14 julio 2013
Lectura orante del Evangelio: Lucas 10,25-37
“Si el
alma está mucho con el Señor, poco se debe acordar de sí; toda la memoria se le
va en cómo contentarle y en qué o por dónde mostrará el amor que le tiene” (7M 4,6).
‘¿Qué
tengo que hacer para heredar la vida eterna?’Nos ponemos al
aire de Jesús, sacamos del corazón las preguntas, nos abrimos a la vida en plenitud
sin miedos paralizantes, estamos dispuestos a escuchar la respuesta de Jesús
aunque nos descoloque, entramos en relación con todo, oramos. Vuelvo
a ti, Jesús, mi mirada. Me fío de ti. Tú eres la mejor garantía de verdad para
mi vida.
‘Amarás al Señor con todo tu corazón y al prójimo
como a ti mismo’. La respuesta de Jesús viene enseguida. La vida
plena es cuestión de amor. Solo el amor es digno de fe. Esa es la verdad más
honda, la que Dios, al mirarnos, ha dejado dibujada en nuestro corazón. Amar es
lo más nuestro, nuestra verdad más verdadera. Y lo que Dios ha unido, amar a
Dios y al prójimo, que no lo separe nuestro yo egoísta. Amar a Dios en el
corazón del prójimo, amar al prójimo con el corazón de Dios. Tú,
Dios mío y ustedes, mis prójimos, unidos /as en mí en una misma experiencia de
amor.
‘Un hombre… cayó en manos de unos bandidos…
dejándolo medio muerto’. Jesús nos saca a la calle, donde están las
víctimas. Descentra la mirada del yo, para que miremos a los/as heridos/as del
camino; eso es mirar a Jesús, eso es orar. Siempre habrá cerca algún/a apaleado/a,
que nos descubrirá la verdad o mentira de nuestra fe; no hay mejor crisol para
probarnos. Dame, Jesús, ojos para ver, corazón para amar.
‘Un sacerdote bajaba por aquel camino, dio un rodeo
y pasó de largo’. Nunca es verdadera una vida si vive en paralelo,
con una oración que no toca las heridas ni cura las dolencias. Pasar de largo
ante un/a herido/a es pasar de largo ante Dios y ante la propia dignidad, así
de fuerte o así de fascinante, según se mire. Sin prójimo, no hay Dios que
valga. Señor, que mi oración nunca sea un rodeo.
‘Pero un samaritano al verlo se le acercó y lo
cuidó’. La provocación de Jesús: Dios es amor compasivo; el
rostro misericordioso de Dios lo manifiesta el que es peor visto; el corazón ve mejor que la doctrina;
la misericordia está por encima del culto; los/as samaritanos/as son la
esperanza. Enséñame, Jesús, a ser samaritano/a.
‘Anda y haz tú lo mismo’. O ‘haced lo
que Él os diga’, que es la propuesta de María, la Madre del Carmelo. Para ofrecer
luz al que está a oscuras y transmitir verdad por los caminos. Sin esto, el
amor es imposible. Ser prójimo del necesitado es la alegría de la oración, es
el anuncio del Evangelio, es la esperanza del mundo. Bendito seas, Jesús, por tas
personas buenas. Aviva en mí el deseo de seguir tus pasos.
¡FELIZ DOMINGO Y FELIZ DÍA DEL CARMEN! Desde
el CIPE – julio 2013