“Hola, Mama Chofi, cómo ha estado Ud.?”, dice Don
Segundo Díaz, Diácono Permanente, saludando y estrechando su mano con la
abuelita negra, pequeñita pero llena de entusiasmo. Como ellos, también otras
personas se saludan cordialmente al llegar al Centro de Formación ISAMIS, en Lago
Agrio.
Ese día 23 de noviembre pasado se realizó el Primer Encuentro
de la Escuela de Ministerios correspondiente al año pastoral 2013-2014. Como es
tradición en nuestro Vicariato de San Miguel de Sucumbíos, estos encuentros
trimestrales sirven para la formación y el acompañamiento de las personas que
han recibido ministerios laicales reconocidos o instituidos, e incluso
ordenados (diáconos permanentes y presbíteros), en nuestra Iglesia Local.
¿Cuándo y por qué nace la Escuela de Ministerios?
Empieza en el año 1992, -hace 21 años- cuando recibe ministerios
reconocidos el primer grupo de personas y es ordenado un presbítero, con el fin
de que tengan una instancia de encuentro y formación permanente que les ayude a
fundamentar su ministerio y a mejorar su servicio a las comunidades cristianas
de las que salieron y a quienes siguen sirviendo en diferentes campos y niveles.
Al momento son ya más de 150 las personas con
ministerios reconocidos o instituidos y con ministerios ordenados en nuestra Iglesia.
Se trata mayoritariamente de ministerios laicales y también mayoritariamente llevados
por mujeres, dedicadas principalmente a tareas de evangelización, inmersas en
las diferentes pastorales: campesina, urbana, negra e indígena. Hay también
ministerios laicales de personas comprometidas en el campo social -hombres y
mujeres- y varones con un ministerio ordenado. De esta forma, en la Escuela de
Ministerios se recoge el sentido de una Iglesia Comunidad, toda ella
ministerial, según el espíritu del Concilio Vaticano II.
Para recibir un ministerio reconocido o instituido una
persona ha debido realizar antes un largo camino de testimonio cristiano y de servicio
pastoral. Así, por ejemplo, don Segundo, el diácono campesino, hace más de 20
años, y apenas llegado de Loja, inició como animador de su comunidad cristiana,
luego recibió el Ministerio Reconocido de Misionero de las Comunidades y finalmente
la ordenación como Diácono.
Propuesta formativa
La propuesta formativa tiene
varios elementos, uno de ellos lo describimos a continuación. Partimos de
cuatro necesidades:
-
Profundizar en lo que nos dará unidad
eclesial: el Plan Diocesano de Pastoral
-
Incidir en la utopía, que nos hará revisar y
reafirmar el sentido y reorientará continuamente desde el Espíritu: “Liberación
integral del hombre y la mujer, desde los pobres, por la causa del Reino”
-
Coincidir con lo que desde otros
ámbitos eclesiales se está trabajando este año: en la Agenda Latinoamericana se
quiere ahondar en el tema de la libertad. Y coincide con la primera parte de
nuestra utopía.
Responder a las inquietudes
expresadas por
las Asambleas Diocesana y de Equipos de Vida pidiendo al Centro de
Espiritualidad “Monte Carmelo” que formule una propuesta formativa para tres
años desde las bases de la espiritualidad de esta Iglesia Misionera.
Tema para este año pastoral: “Liberación
integral del hombre y de la mujer”
·
Este Primer Encuentro giró en torno a:
La libertad en la experiencia del Pueblo de Israel
Se empezó
compartiendo la vida, según el método VER-JUZGAR-ACTUAR: cuando experimentamos
la libertad y cuando no, en nuestra vida como ministerio?.
En el juzgar se
vio cómo la libertad forma parte de la experiencia del pueblo de Israel, desde
su experiencia de opresión, pero también desde el descubrimiento de un Dios que
los quiere libres de yugos y opresiones.
Era de ver a don
Amable, con sus dotes de narrador, y a su grupo de actores y actoras, como doña
Eloísa, representando la historia bíblica de Gedeón con sus trompetas y
cántaros improvisados!
Se dejó como tarea,
hasta el siguiente encuentro, una serie de historias a leer y meditar sobre las
variadas experiencias de libertad en el Antiguo Testamento.
·
El segundo Encuentro será: La libertad desde Jesús.
·
Y el tercer Encuentro: Liberados para liberar. Gálatas y la
experiencia de las comunidades cristianas para vivir en misión hoy.
“Cristo
nos liberó para ser libres.
Manténganse,
pues, firmes y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud” (Gl. 5, 1)