21 julio 2012
Los caminantes y peregrinos de la sexta caminata de Quito a Coca y la cuarta desde el Helipuerto a Coca “en defensa de la vida”, en la conmemoración de los 25 años de la muerte martirial de Alejandro Labaka e Inés Arango, con el lema “Arriesgar la vida por el Evangelio”, declaramos:
Valoramos:
- La caminata como experiencia de fe y vida, que nos envía a continuar el caminar misionero inculturado de Alejandro Labaka e Inés Arango en defensa de la vida.
- El camino de conversión desde el encuentro con nuestra realidad de fragilidad y dolor, hacia la armonía con la creación y los derechos de los pueblos, dejándonos transformar por Dios y su Evangelio.
- La diversidad de culturas y vivencias y el testimonio de servicio, apoyo, respeto y unidad que nos ha hecho crecer en fraternidad.
- Encontrar a Dios presente en los signos de cuidado, generosidad, cariño, alegría y confianza, expresados por la gente que nos acogió en cada una de las etapas.
- Los momentos de oración, reflexión, silencio, encuentro con la Palabra de Dios y la Eucaristía diaria alimentan la fe y fortalecen nuestra opción por Jesús de Nazaret y la construcción del Reino de Dios.
- Los testimonios concretos de quienes tienen conciencia y compromiso por construir “otro mundo posible” con alternativas de producción, consumo e interrelación.
Denunciamos:
- La explotación petrolera en el parque Yasuní, así como la maderera y minera, que sigue profanando la selva, poniendo en peligro la vida de los pueblos ancestrales y los ciclos vitales de la naturaleza.
- El irrespeto e incumplimiento de la Constitución del Ecuador, en relación a los derechos de los pueblos y los derechos de la naturaleza.
- Las condiciones de vida de las poblaciones amazónicas, atadas a intereses económicos y políticos de un sistema extractivista, que no basa sus decisiones en la dignidad del ser humano y la naturaleza.
- Los derrames petroleros que contaminan el agua y destruyen el hábitat causando a los habitantes la muerte y enfermedades, no atendidas por el sistema de salud.
- Garantizar la protección de las zonas de biodiversidad en todo el territorio ecuatoriano.
- Cumplir las medidas cautelares y la no explotación en la zona intangible del Yasuní.
- Respetar las normas internacionales de protección del ambiente y reconocer los derechos de los trabajadores en el proyecto hidroeléctrico Coca-Codo-Sinclair y en las concesiones petroleras existentes, cuyos impactos ambientales y sociales ya habíamos denunciado.
- Las autoridades garanticen la Consulta previa, libre e informada de los proyectos relacionados con el uso de los recursos no renovables y que se respeten las opciones de vida de los pueblos.
- Respetar y proteger la opción de vivir en aislamiento voluntario de los Tagaeri y Taromenane, quienes al no ser considerados ciudadanos no pueden reclamar sus derechos.
- Declarar al Ecuador territorio libre de transgénicos, desechos-radioactivos y minería metálica a gran escala, como lo manda la Constitución.
- Fortalecer y respetar las iniciativas agroecológicas comunitarias e interculturales que previenen la desertificación provocada por los monocultivos garantizando la soberanía alimentaria y la vida de las futuras generaciones.
- El Estado garantice la protección de los saberes ancestrales y el patrimonio genético amenazados en tratados comerciales y por la biopiratería.
Nos comprometemos a:
- Construir una iglesia libre y liberadora, reconciliada y reconciliadora, desde la oración, las experiencias de misión donde pasa la Caminata, la presencia profética de los 21 de cada mes, en diferentes lugares de nuestro país.
- Revitalizar nuestro compromiso misionero con ardor, creatividad y entrega a ejemplo de Alejandro e Inés, que anunciaron a Cristo Vivo en fraternidad y respeto de la creación y la vida de los pueblos y nacionalidades.
- Generar conciencia en la ciudadanía para respetar y cuidar la Amazonía, ante las futuras generaciones
- Vida responsable y fraterna, reciclar-reducir-reutilizar-
reforestar, cambiar los hábitos de consumo. - Articular con hombres y mujeres de buena voluntad las veedurías y auditorías sociales y otras iniciativas en defensa de la vida, especialmente en la Amazonía.
- Permanecer unidos en la oración y solidaridad en el proceso de reconciliación de la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos.
- Mantener el fuego profético que nos legaron nuestros mártires Alejandro e Inés, encarnando los valores del Evangelio, en la sencillez de la cotidianidad y escuchando a Dios donde la vida clama.