lunes, 4 de marzo de 2013

ORANDO JUNTOS/AS TODAS/OS EN SUCUMBÍOS Y POR SUCUMBÍOS, CON SACERDOTES DIOCESANOS Y OBISPOS DE LOS VICARIATOS DE ECUADOR


 
Caminando en el espíritu de la Cuaresma, en nuestro proceso de conversión, el Señor nos ha concedido unas oportunidades especiales. Seguimos intensificando la vida de oración como una de las prácticas cuaresmales a la que nos invita el Señor en este tiempo. Así, en nuestra Vigilia Permanente el pasado jueves 20 de febrero, hemos compartido la oración con  Obispos y algunos sacerdotes participantes del Retiro Anual de los Vicariatos Apostólicos de Ecuador, para avanzar en la reconciliación y la paz en nuestra Iglesia de San Miguel de Sucumbíos. 



Desde hace 8 años atrás los Vicariatos Apostólicos del Ecuador, realizan anualmente al iniciar la Cuaresma un retiro en el que participan los sacerdotes de estas jurisdicciones con sus Obispos para prepararse en el acompañamiento del Pueblo de Dios para la celebración del Misterio Pascual del Señor. En esta ocasión se realizó en nuestro Vicariato de San Miguel de Sucumbíos, del 18 al 22 de  febrero en el Colegio Intercultural Bilingüe “Abya Yala” con 70 participantes. Estuvieron presentes los Obispos, Mons. Celmo Lazzari de Napo, Mons. Rafael Cob de Puyo, Mons. Walter Heras de Zamora, Mons. Néstor Montesdeoca de Méndez (Macas), Mons. Eugenio Arellano de Esmeraldas, Mons. Jesús Esteban Sádaba de Aguarico y Mons. Paolo Mietto, nuestro Obispo de Sucumbíos. Estuvo ausente Mons. Manuel Valarezo, Obispo de Galápagos.


Nuestra Vigilia Permanente vivió con profunda alegría la presencia de nuestros hermanos Obispos, de 15 de los 70 sacerdotes diocesanos de los Vicariatos, del P. Guillermo Torres (sacerdote colaborador en Sucumbíos) y de los cuatro sacerdotes incardinados de nuestro Vicariato. Estamos agradecidos/as por la generosidad de compartir con nosotros/as la oración y el deseo de aportar a la unidad de nuestra  Iglesia. Como lo vivimos una vez más, éste es un espacio de fe y de oración al Dios de la Vida para pedir juntas y juntos la Luz de su Espíritu, por la Vida de nuestra Iglesia, el respeto a su proceso histórico, su tradición, la reconciliación y la paz, para que ella vuelva a ser Casa y Escuela de Comunión, como soñó nuestro Obispo Paolo Mietto.


La celebración litúrgica se desarrolló con la sencillez y profundidad de costumbre, pero con el ingrediente especial de orar con hermanos tan especiales, quienes participaron con gentil delicadeza. En torno a la luz y la cruz dimos inicio. Con las velas encendidas en las manos, en actitud vigilante, escuchamos el pasaje del Evangelio de San Lucas 18, 1-8, sobre la pobre viuda y el juez injusto. La reflexión de la Palabra fue enriquecida por la participación de los presentes, tanto laicos y laicas como algunos Obispos que nos animaron a persistir en la oración para ser fieles al Señor y para alcanzar el favor de Dios en nuestras pruebas. Nos insistieron nuestros pastores a orar sin desanimarnos, a superar el número de días, y no contentarnos con un falso orgullo por estar 141 días de Vigilia, sino que debemos hacerlo como práctica constante, porque el hábito de la oración hace parte de nuestro ser cristiano, mucho más cuando hay motivos especiales para hacerla, y que con el ejemplo de persistencia de la pobre viuda alcanzaremos la anhelada reconciliación. Gran mensaje y tarea nos han dejado para seguir en camino…

 

La entrega de la luz fue un momento muy emotivo. Nuestras hermanas Rosita y Sofía Cabezas entregaron la luz a cada Iglesia Hermana en la persona de su Obispo con sus sacerdotes presentes, para que la Luz del Señor siga iluminando en nuestros pueblos de la Amazonía. De manera especial Mons. Mietto recibió la luz para entregar al Obispo de Galápagos. 




Confirmando nuestra Vigilia Permanente los Obispos nos dieron la bendición. Bendición que nos compromete a continuar firmes, fieles y vigilantes a la voluntad del Espíritu desde la realidad cotidiana y atentos/as a los signos de los tiempo, dando testimonio de nuestra fe y razón de nuestra esperanza desde nuestra Iglesia. Así nuestra Vigilia Permanente es el espacio que nos convoca siempre con alegría y nos permite conocernos mejor, formarnos, animarnos, fortalecer y madurar nuestra fe en el Señor de la Vida, profundizar la Palabra, fortalecer nuestras relaciones e integrarnos y, mantener nuestra unidad en la comunidad. Agradecemos una vez más a los señores Obispos y a los sacerdotes que estuvieron allí, su presencia, sus palabras, su cercanía, su cariño, su preocupación y su oración.


El jueves 21 de febrero a las 7 de la noche en la Catedral, participamos de la Celebración Eucarística de clausura del Retiro, a la que fuimos invitados/as por los Obispos el día anterior en la Vigilia. La celebración fue animada por el Movimiento Juan XXIII.