GRAN FIESTA de
la IGLESIA DE SAN MIGUEL DE SUCUMBIOS. POSESIÓN de
MONS.
CELMO OBISPO DIOCESANO (5 de 10)
La Eucaristía de la posesión de
Mons. Celmo como Obispo Vicario del Vicariato Apostólico de San Miguel de
Sucumbíos, fue una gran experiencia de alegría en el Señor, de la Comunidad
Eclesial de Sucumbíos como dice el Papa. Se realizó como había preparado la
Comisión de liturgia de la Iglesia Local. Sin embargo, en esta ocasión, no
estuvo libre de las otras intenciones de la agenda paralela que se denunció a
su debido momento en el tiempo de preparación. Esto ya había ocurrido en los
últimos tres años y más. Por eso, no era ninguna novedad.
La Eucaristía instituida por
Jesús, fue un momento lleno de unión, comunión y fraternidad. El gran sueño del
Reino se recogió en la comida de la Pascua, su entrega y sacrificio, el pacto
de la nueva alianza para “que todos sean uno”, fue una comida comunitaria.
Todos comieron del mismo pan, no hubo comidas especiales. Pero desde luego,
estuvo llena de tensiones, también de traición y de división, pero a pesar de
todo Jesús quería “que todos sean uno”.
Lamentablemente nuestra
Eucaristía de Posesión estuvo acompañada de conductas sostenida por un grupo de
personas que no van en dirección del deseo de Jesús. Los presentes fuimos
testigos de lo ocurrido. Aquí algunas notas.
Un testimonio.
Nosotros vinimos desde muy
temprano de nuestras casas, porque vivimos lejos a tres horas de aquí (Lago
Agrio). Participamos en la Caminata y cuando llegamos a la Catedral y quisimos
entrar a la Misa, ya no pudimos porque había unas personas que hacían un cordón
entre brazos e impedían que ingresemos. Por eso, mejor nos volvimos porque
afuera hacía mucho sol”. Como este testimonio fueron muchísimos los casos, que
dejaron en evidencia la exclusión una vez más. La Catedral sigue siendo el
lugar ocupado por un grupo que se cree dueño del Templo.
El acto penitencial.
Estaba programado que la Pastoral
Urbana realizara esto. Desde días anteriores hubo hostigamiento para evitar que
presente como lo había organizado. Casualmente en la ceremonia, los jóvenes que
tenían que presentar fueron impedidos de ingresar a la Catedral. Lo que se
quería presentar era la división de nuestra Iglesia, el reconocimiento de
nuestro pecado personal, comunitario y estructural, pero que a pesar de todo
Dios tiene misericordia. Porque tenemos miedo a reconocer humildemente que
somos pecadores?. Hemos comprendido una vez más que el pecado además de
personal, es estructural. Hay estructuras de pecado.
Borrar la memoria de una Iglesia, borrar la memoria de un pueblo.
A
pesar que el Papa Francisco lo señala en el Nombramiento sobre la sucesión
apostólica de Mons. Gonzalo a Mons. Celmo, para nada hizo mención de Mons.
Gonzalo, peor de los Carmelitas. Una muestra más de una Iglesia de Sucumbíos,
condenada en su historia, y una actitud nada sensible a la dolorosa situación
de división que nos ha tocado vivir y que la inventaron otros. Esta actitud no
guarda relación con la actitud misericordiosa que impulsa el Papa Francisco, y
que en el documento del nombramiento para nada aparece condena alguna sobre
nuestra Iglesia de Sucumbíos.
La ofrenda o colecta impulsada estos últimos años por la
Pastoral del Compartir, fue boicoteada una vez más. Pero fue tan sutil el
boicot, que nos dimos cuenta después. Lo que está claro es que en cierta idea
de Iglesia, no hay espacio para la generosidad,
Si en la Eucaristía hemos sido
testigos de estos actos, más aún antes y después de la misma hubo tantas
situaciones que intentan impedir nuestras aspiraciones de un Momento Nuevo.
Pero esto merece una nota aparte. A
pesar de todo, apostamos por el Momento Nuevo que ya empezó.