jueves, 20 de febrero de 2014

MENSAJE DE MONS. CELMO EN SU POSESIÓN.



GRAN FIESTA de la IGLESIA DE SAN MIGUEL DE SUCUMBIOS. POSESIÓN de
MONS. CELMO OBISPO DIOCESANO ( 7 de 10 )   


SALUDO
Excelencia Rma. Card. Raul Vela, E. Rma. Mons. Guido Otonello, Nuncio Apostólico en el Ecuador, E. Rma. Antonio Arregui, Arzobispo de Guayaquil, Presidente de la Conferencia. Mons. Fausto, Mons. Voltolini, Arzobispos de Quito y de Portoviejo. Querido Mons. Paolo. Estimados obispos, sacerdotes. Religiosas de la CER Nacional, religiosas, religiosos que actúan en este Vicariato. Líderes de Comunidad, Coordinadores de pastorales. Amigos/as venidos de Napo. Queridos hermanos, mi cuñada venida de Brasil. Queridos feligreses que viven y celebran su fe en la comunidad de este Vicariato.
El amor de Dios que se manifiesta en la presencia del Espírito Santo, que llena nuestros corazones, sustenta nuestra fe y nos ha permitido estar aquí, en tan gran número en esta celebración en que Dios ha manifestado sus designios para esta Iglesia de Sucumbíos. El amor de Dios ha sido infinito muy grande más también bien exigente.

Permítanme brevemente manifestarles un sueño: que, nuestra Iglesia de Sucumbíos, podamos ser verdaderamente la Iglesia de Jesucristo.


Permítanme brevemente manifestarles un sueño, un anhelo. El sueño, creo que sea el sueño de Dios para nuestra Iglesia de Sucumbíos, que podamos ser verdaderamente la Iglesia de Jesucristo viviendo en la comunión con sus pastores a nivel local, a nivel nacional y en profunda comunión con nuestro pastor el Papa Francisco.

Una Iglesia abierta a todos




Una Iglesia abierta a todos, acogedora de la diversidad, como manifestación de los dones del Espíritu Santo. Y sobre todo una Iglesia fiel a su vocación de buscar a los últimos que pueden estar en las periferias geográficas, pero también están en los centros de la ciudad, en tantas periferias existenciales según expresión y pensamiento del Santo Padre.  Allí donde viven muchas personas que perdieron el sentido de la vida y que sólo Jesucristo les puede ayudar a redescubrir. Una Iglesia, que como nos pide el Santo Padre misericordiosa, acogedora, libre y anunciadora con alegría de la grande noticia que Jesucristo es nuestro Salvador.
El anhelo que les manifiesto es la de ser acogido como su pastor. Y de poder acoger a cada uno cada una.





El anhelo que les manifiesto es la de ser acogido como su pastor. Y de poder acoger a cada uno cada una con actitudes semejantes a las del Buen Pastor Jesucristo. He tenido solo tres años para conocer y amar a esta tierra amazónica del Ecuador y su amable gente que aquí vive. Y aún mi portuñol pueda parecer extraño a muchos, les pide tengan paciencia conmigo que ciertamente nos podremos entender. Creo que la lengua es un detalle pequeño delante de la grandísima misión de anunciar con nuestra vida que Cristo es nuestra única salvación, como nos pide el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica “La alegría del Evangelio”. Pentecostés nos enseña que para entender los misterios de Dios es necesario dar espacio al Espíritu Santo en nuestro corazón y hacerse dóciles a sus inspiraciones. 
El empeño que asumo delante de ustedes, de esta Iglesia que Dios me confía hoy, es de buscar, conocer en sus comunidades, para poder celebrar con ustedes la fe que nos une, para poder compartir con ustedes sus luchas, sus esperanzas. No puedo concebir división en esta Iglesia de Sucumbíos sino en el empeño de caminar con ustedes aprendiendo y enseñando. Siendo hermanos de ustedes, porque como ustedes soy hijo de Dios, y esta es nuestra gran dignidad compartida y nuestra gran alegría como decía San Agustín. Pero no puedo renunciar a la tarea difícil que me fue encomendada por Dios y por la Santa Iglesia de Dios que camina en este Vicariato en la persona de nuestro Santo Padre Francisco. 
La misión de ser pastor de ser obispo de todo el Pueblo de Dios que peregrina en este Vicariato. Del pueblo que camina veloz y feliz porque encontró el camino. Del pueblo que se quedó cansado o herido al lado del camino. Del Pueblo de Dios que ya no logra encontrar este camino, y sabemos que el camino es Jesucristo. Unidos en torno a él, ciertamente no nos equivocaremos y superaremos nuestras divergencias.
Tres años atrás, cuando el Santo Padre me pedía para ser Obispo de Napo, no me fue muy difícil elegir mi lema “unidos en Cristo para que el mundo crea”, con base en la oración de Cristo en la víspera de su pasión, como hemos escuchado en el santo Evangelio de esta celebración. 
En el entusiasmo de mis primeros años de sacerdote, poniendo más confianza en mis ideas y proyectos, que en Aquel que hace germinar y crecer el Reino de Dios como la semilla que una vez puesta en la tierra, crece sin que sepamos cómo, he vivido gracias a Dios, algunos fracasos pastorales que me hicieron repensar mis convicciones y mis actitudes. Poner Cristo en el centro de nuestras vidas de nuestras comunidades de la Iglesia que queremos para nuestro Vicariato, es condición para que nuestro trabajo y sufrimiento nos sea inútil.
Agradezco a los muchísimos que rezan y han rezado mucho en este tiempo de preparación para este día.



Agradezco a cada uno y cada una aquí presente, y a todos los muchísimos que rezan y han rezado mucho en este tiempo de preparación para este día, han rezado por mí, sí, más han rezado por ustedes, por nosotros Iglesia de Sucumbíos. Agradezco a los que vivieron de rincones muy lejanos partiendo muy temprano. Agradezco a quienes de aquí cerquita dejaron sus muchas actividades en sus hogares para poder celebrar con nosotros.
Agradezco a ustedes señores obispos

Agradezco a ustedes señores obispos, empezando por el Nuncio, representante del Papa a quién pido que agradezca por esa confianza depositada en mí, al Card. Mons. Raúl Vela, Mons. Arregui, Presidente de la Conferencia Episcopal, demás arzobispos y demás obispos todos, ciertamente con muchas tareas, más quisieron estar aquí, para testimoniar junto conmigo esta eclesialidad, esta fraternidad que nos une, y les digo que desde primera hora que he estado con ellos, el día 19 de octubre del 2010, cuando llegado de Brasil una semana de Obispo, llegué a la Conferencia Episcopal, me marcó desde aquel momento esa fraternidad que he sentido, he experimentado en la persona de todos  los obispos que no me conocían, a no ser Mons. Jesús y Mons. Paolo, me he sentido acogido en esta familia de una forma que solo quién lo experimenta no le es difícil de contar. Les agradezco por tanto señores obispos por este apoyo, por esa presencia por esa fraternidad.

A los cristianos y amigos de Napo


A los cristianos y amigos de Napo, mi especial gratitud, hemos vivido juntos una experiencia dura de fe y obediencia. Les agradezco el apoyo, el cariño que me dedicaron, continúen rezando por mí, por esta Iglesia, Vicariato de Sucumbíos, y nosotros rezaremos para que Dios les conceda muy de prisa, un buen pastor en la persona que Dios ya ha elegido para ser Obispo de Napo, pero que nosotros todavía no conocemos.

Queridos hermanos Asir, Nair, y mi cuñada Favia, presentes en esta asamblea


Queridos hermanos Asir, Nair, presentes en esta asamblea y mi cuñada Favia, que representan no solo mi familia numerosa es verdad. Mi Mamacita cumplirá de 97 años. Más representan la comunidad de la Parroquia que el P. Pedro también ha trabajado, la Diócesis entera, porque él está aquí como Fidei donum de la Diócesis de Caxias do Sul en la Iglesia del Vicariato de Napo. Entonces la Iglesia de Caxias de Sul está aquí representada y está rezando por este momento.
Sacerdotes, religiosos, religiosas, líderes de comunidades, líderes de las pastorales, ministerios instituidos, catequistas, animadores/as, a todos ustedes muchas gracias por este momento compartido, que Dios los bendiga.


UNA IGLESIA COMUNIDAD EN CAMINO HACIA EL REINO …