domingo, 16 de febrero de 2014

Mt 5, 17-37 ¿SIN LEY?


¿Es utópico vivir sin ley? Si alguien en la actual coyuntura política se atreviera a decir que los partidos políticos debieran desaparecer, se le acusaría de desacato a la autoridad o al bien común.

Jesús llegó a la conclusión de que la Ley del Talión no servía, esa violencia legal debía desaparecer si es que se quería construir un mundo justo. No le importó proclamarlo a los cuatro vientos, tan fuerte era su convicción.

Como vivió toda su vida en movimiento, sin casa, sin familia y sin nada que defender más que la causa de los excluidos, se convirtió en una persona totalmente libre, y desde esa forma de vida, tuvo autoridad suficiente para cuestionar la autoridad de quienes querían hacer de la Ley, también de la de Moisés, un lugar para tapar crímenes y alentar luchas de poder.

Hoy a quienes llevamos siglos arrastrando leyes del Talión camufladas en nuestros códigos religiosos y civiles, nos cuesta comprender y ampliar el horizonte. Nos atrevemos poco a hacer procesos de liberación personales y comunitarios que nos lleven directamente a lo esencial de la vida. Nos parece un atentado al orden o una utopía infantil postular la vida sin leyes pesadas, sin burocracias, sin fronteras… Pero si lo miramos desde el evangelio, qué liberación experimentamos cuando nos dedicamos a practicar a Jesús y ahondamos en su sentido de la justicia y tocamos y sanamos como Él.

Evangelizadores-as con Espíritu, dice el Papa Francisco: Es sano acordarse de los primeros cristianos y de tantos hermanos a lo largo de la historia que estuvieron cargados de alegría, llenos de coraje, incansables en el anuncio y capaces de una gran resistencia activa. Hay quienes se consuelan diciendo que hoy es más difícil; sin embargo, reconozcamos que las circunstancias del Imperio romano no eran favorables al anuncio del Evangelio, .... (Evangelii Gaudium, 263).

¿No será que los primeros cristianos vivieron como Jesús esa convicción y libertad frente a la ley que nosotros-as estamos llamados-as a recuperar? ¿Será que el Espíritu de Jesús hoy está suscitando novedad en todas las personas y grupos que relativizan las leyes pero no dejan de trabajar por el bien común? ¿Será que estarán más cerca de comprender el Reino todas aquellas personas capaces de poner la compasión activa como norma primera de vida frente a lo que parece lógico, normal o prudente?

Ojalá Jesús nos conceda comprender la radicalidad de su libertad y su convicción.