El pasado domingo 30 de marzo falleció, en Brasil, Doña Clementina, madre de nuestro Obispo y Pastor Mons. Celmo.
Profunda tristeza sentimos por tan irreparable pérdida. Por eso, nos solidarizamos con nuestro hermano y pastor y, su familia. Nada tan especial como una Madre, como dice nuestra canción: “… y al rezarte puedo comprender, que una Madre no se cansa de esperar”. Con sus 97 años, cargada de la Vida, la “Vida en abundancia”, nos ha “regalado” para Sucumbíos, a nuestro apreciado Obispo.
Pero desde la fuerza de nuestra fe, compartimos la Pascua de Doña Clementina. Confiamos que nuestro Dios de la Vida la tendrá en buen sitio, y desde allá iluminando, intercediendo y dando fuerza a su querido hijo, su familia y a nuestra Iglesia.
Durante este día 30, Mons. Celmo participó animosamente con la Pastoral Urbana en la Fiesta del Compartir. Con esta bonita experiencia de fe comunitaria y pascual, Mons. Celmo, se preparaba para recibir tan dolorosa noticia. Ya el 1° de febrero pasado, en su posesión, se había referido a su querida Madre, que estaba próxima a cumplir los 97 años y su familia se aprestaban a celebrarle.
Gracias Señor por la Vida de Clementina.
Gracias, porque su vida ha sido una bendición.
Gracias porque se ha hecho presente su amor con su hijo y con nuestra Iglesia.