(Ya estamos en la Pascua y estamos viviendo con alegría
la Victoria de Jesús, que es también nuestra victoria. Pero nos llega ahora
este bonito testimonio del Vía Crucis de la vía de Puerto Libre y lo queremos
compartir con ustedes. Porque es Vida … y la Vida sigue, porque seguimos con
Jesús Resucitado!)
Un Misterio que Dios nos concede vivir también
cada año en las distintas comunidades cristianas de Sucumbíos. En muchos
lugares se camina al ritmo del Viacrucis.
La fe del pueblo se ensancha y se profundiza. Caminar como pueblo de
Dios que nos revela el poder transformador de los pobres. En el Sector de Puerto Libre, las seis
comunidades cristianas nos convocamos este Viernes Santo en el Año de la fe
para celebrarlo como Sector. Partíamos
de Flor del Valle a las ocho de la
mañana y terminamos a las cuatro de la tarde en la Barquilla. 48 kilómetros de
camino.
Un Viacrucis desde el evangelio de San Juan, y
con la memoria permanente en Jesús Arroyo, a quien encontramos vivo y
resucitado en estos caminos que tantas veces transitó y que dejó de manera tan
inesperada después de vivir también su propio misterio pascual en esta Iglesia.
Como él, seguimos compartiendo el Misterio de la muerte y de la vida. Como él, nos sentimos atravesad@s Dios. También estaban en nuestro corazón tantos
ministerios que han dejado aquí su siembra. En cada lugar por el que pasábamos,
la solidaridad con el dolor y el sufrimiento de las comunidades y de nuestra
Iglesia de Sucumbíos. El silencio se
hacía denso en algunos momentos y era
nuestra oración más sincera. Caminar bajo el sol, nuestra ofrenda. Jesús
entonces, se nos hizo compañero y nos confirmó la pequeña y débil fe.
En el Centro de Espiritualidad pudimos compartir
la fanesca comunitaria y proseguir nuestro camino hasta La Barquilla, para vivir
la última etapa. De vuelta, la satisfacción de una experiencia participada y el
convencimiento de que lo que nos toca como discípul@s es seguir sembrando vida
en este pedazo de tierra en la que Dios quiere que habitemos.