En un artículo anterior de nuestro
Blog, titulado Misa Crismal y Fiesta de
Ministerios, se señalaba la importancia de esta celebración en la vida
de la Iglesia diocesana y por ende dentro del caminar de nuestra Iglesia de San
Miguel de Sucumbíos. En esta ocasión, a la altura de aproximarnos a los tres
años de la aplicación de la radical
decisión Vaticana de: “el nuevo Administrador Apostólico tendrá
que organizar el Vicariato e IMPLANTAR de manera diferente todo el trabajo pastoral”,
profundizamos los hechos significativos que se dieron
en tan importante celebración del 28 de marzo pasado. Fieles al Ver, Juzgar y
Actuar, el método de nuestra Iglesia Latinoamericana, primeramente presentamos
los hechos ocurridos en la Misa Crismal,
luego recibimos la enseñanza de la Iglesia en cuanto a la liturgia que
es a lo que estamos aludiendo, para
finalmente anotar algunas pistas sobre la IMPLANTACION.
Los
hechos del 28 de marzo
Creemos que es nuestra responsabilidad
presentar y visibilizar los hechos ocurridos por ciertos sector de Iglesia y si
estos, corresponden al espíritu evangélico y si se enmarcan en el espíritu de la
Iglesia.
Aquel pasado 28 de marzo la
celebración de la Misa Crismal y fiesta de los ministerios se desarrollaba normalmente,
coordinada por la Escuela de Ministerios Diocesana como es la tradición local.
Todo estaba preparado porque se había coordinado en los espacios ordinarios de
la coordinación diocesana, y estaban designados sus responsables, a pesar de
haber sido cambiado el tradicional día del martes al jueves, sin razones nada claras.
Fue el momento de la renovación de las
promesas, que además de la ordinaria renovación de las promesas sacerdotales,
también los diferentes ministerios laicales, carismas y servicios, lo
hicieron junto a su Obispo. Y como debe
de ser, lo hicieron con mucha alegría, respeto y decisión. Todos lo hicieron
normalmente, pero llamó la atención el momento de hacer su promesa los
movimientos apostólicos. Habiendo realizado normalmente el Movimiento Juan
XXIII, tocó el turno a la Renovación Católica Carismática y la sorpresa fue que
no se presentaron las hermanas/os que comúnmente conocemos por su protagonismo
en este tiempo, salvo la presencia de tres humildes señoras de la tercera edad
que desde luego no tienen una representación ministerial eclesial,
posteriormente, las humildes señoras fueron llamadas la atención por sus
dirigentes, por haber salido a representar. Y, seguidamente un nuevo movimiento
conocido como del Rosario diario, que tiene como matriz de nacimiento este tiempo de shock, fue representado por
una única hermana, con una actitud muy tensa y fanática.
Aunque este comportamiento desentonado llamó la atención, pero no es
nada extraño dentro de la hoja de ruta desestabilizadora que siguen. Por eso,
lo ocurrido no fue suficiente, sino que tuvo que ser consumado por una nueva
acción del estilo de la implantación. Esta acción fue en el inicio de la
liturgia eucarística, en el momento del Ofertorio, que en nuestra Iglesia de
Sucumbíos es vivido con mucha intensidad por el significado que imprimió la
Pastoral del Compartir en esta última década, donde se trata mediante la
ofrenda, corresponder a la gran generosidad de nuestro Padre Dios. En esta
ocasión la hermana ministra del Compartir
animó e invitó a la ofrenda y comenzó a realizarse como es lo habitual, cada
hermano/a se dirigía desde su asiento al lugar de las cestas ubicadas al
centro. Desde un lugar posterior, un grupo
de señoras, unas que habían
estado en la celebración, y otras que llegaron ese momento, se abalanzaron con
sus cestas sobre la asamblea, procedieron a recoger la ofrenda para boicotear
el acercamiento de la gente a las cestas preparadas. A pesar de que quienes
coordinaban llamaron la atención a las señoras boicoteadoras, no hubo manera
alguna de impedir la agresión, más bien las señoras siguieron en su cometida
consigna. La autoridad eclesiástica presente no dijeron nada. Los ministerios
del Compartir para evitar situaciones desagradables no hicieron nada. Las
señoras repentinas desesperadamente recogieron las cestas, y de ahí no sabemos
más que pasó con el dinero. Para completar
el cuadro, las señoras repentinas que habían llegado expresamente para
recoger el dinero se desaparecieron enseguida cuando la Misa apenas empezaba en
su parte eucarística.
Otro hecho extraño es que mientras
ocurre la celebración del Santísimo Sacramento de la Misa se coloca en el blog Sucumbíos ecuador por la paz y la verdad un
artículo perverso dirigido contra la dignidad del P. Edgar Pinos, sacerdote
incardinado del Vicariato. Cosa curiosa que coincide con la ausencia del P.
Ricardo Ruiz, quién solamente llega un poco antes de terminar la Misa. Dónde
estuvo el Padre en este importante tiempo de renovar las promesas sacerdotales?
Algo similar ya ocurrió el pasado 11 de
julio con lo ocurrido en Pto. Aguarico.
Hasta aquí los hechos.