LAS PUERTAS BIEN
CERRADAS POR MIEDO
El miedo no es buen
compañero de las comunidades cristianas porque no permite que la paz del
resucitado fluya y se produzca la reconciliación que hace falta para seguir
viviendo el evangelio. Pero la comunidad cierra sus puertas. Es lógico. Jesús
ha muerto como un proscrito de la ley, expulsado de la alianza de Israel.
Quienes testimonien algo en su favor pueden ser tratados de la misma manera.
Así que lo mejor es cerrar las puertas para evitar la persecución.
JESÚS EN MEDIO DE
LA COMUNIDAD TRAE PAZ
Parece que este
camino que escoge la comunidad no es acertado. Jesús atraviesa las puertas del
miedo y da la paz. Esa paz que no nace del esfuerzo ni de un convencimiento
ideológico. Es don de Jesús, por lo tanto va más allá de todo voluntarismo o
cumplimiento. Jesús de la paz a la comunidad como camino previo para llegar a
la fe en su resurrección.
JESÚS DEJA SU
ESPÍRITU A LA COMUNIDAD
El Resucitado está
permanentemente presente en la comunidad. Ha sido muy dura la pérdida de Jesús
para esos discípulos y discípulas. Tienen que elaborar todo lo que ha sucedido.
Pero no pueden hacer una lectura creyente si no es desde la invitación que el
mismo Jesús les hace: recuerden, hacia atrás, fortalézcanse en lo que vieron y
oyeron y mi Espíritu estará con ustedes
alentándoles de forma permanente a seguir mi camino.
JESÚS INVITA A
TOCAR LAS HERIDAS PARA LLEGAR A LA FE
Pero la experiencia
del Resucitado no es posible si es que no se tocan sus llagas, las heridas que
como víctima inocente tiene. La fe no es una cuestión de dogmas que se recitan
o de normas que se aplican. Se llega a la fe gracias al contacto directo con
las víctimas de la injusticia. Pero este camino no se puede improvisar y todo
el mundo no puede hacerlo. La mirada sobre lo que ocurre se tiene que hacer más
profunda, así todos los crucificados de
la historia, todas las personas que padecen y mueren como consecuencia de la
injusticia, de la opresión o de la corrupción política, se podrán identificar
con Jesús.
LOS SIGNOS DE JESÚS
SON CAMINO PARA LA FE EN EL RESUCITADO
Y si el contacto
con el sufrimiento no da lugar a la fe de la comunidad, hay que seguir
rastreando y buscando los signos que Jesús sigue haciendo en ella y en toda la
realidad. Signos diversos que se darán mientras se realiza el camino del
discipulado, no en lo estático y en lo conocido, sino en el dinamismo de la
vida.
Algunas preguntas
nos tocan de lleno a quienes queremos escuchar esta Palabra en nuestras
comunidades cristianas:
- cuáles son los miedos que nos mantienen encerrados y estáticos;
- qué experiencias de paz en medio de las persecuciones y sufrimientos hemos recibido,
- qué señales del Espíritu de Jesús vemos en medio de nuestras comunidades.
- qué heridas estamos tocando en este momento
- qué signos de Jesús: gestos, palabras, acciones… estamos reproduciendo en nuestras vidas cotidianas.
Sigamos pues
mirando al Crucificado- Resucitado para comprender el momento presente y
venciendo los miedos, podamos generar vida y vida abundante.