1.
Lo innegociable
Según las Asambleas de Medellín y Puebla, hay
elementos de las CEBs que no se pueden negociar. Estamos, en efecto, delante de
una opción teológico-pastoral tan importante como ha sido la que provocó el
surgimiento de las parroquias, red de comunidades en la diócesis [1].
2.
Alternativa a la
tradición europea
La Iglesia de América Latina y Caribe ha desarrollado
una creatividad original a propósito de establecer su primera instancia
eclesial comunitaria, diferente de la experiencia eclesial europea[2].
Es una diferencia que no significa inferioridad.
3.
El reino es la
meta
Las CEBs no surgieron para renovar la parroquia.
Ellas procuran leer e interpretar los signos del tiempo, en la perspectiva de
la Nueva Jerusalén - Reinado de Dios.[3]
Movidas por el Espíritu, participan del dinamismo de la Encarnación y misión de
Cristo, presente y actuante en el mundo, como señal e presencia de la Iglesia,
de la cual son la menor expresión.
4.
Otro modelo
histórico
Las CEBs han configurado un nivel eclesial menor que
la parroquia, pero con igual responsabilidad de ser, como la parroquia por
siglos ha sido, la “Koinonía” (Comunidad) de los bautizados de un área, pero en
un modelo eclesial diferente,[1] en
línea de las Constituciones conciliares[2]. La teología del Vaticano II
fundamentó esta perspectiva (LG1 y 26) y las asambleas generales del episcopado
así como las encíclicas papales, la han ratificado[3].
5.
Iglesia en
semilla
Las CEBs son la propia Iglesia en semilla, en
embrión. No una parte, sino un todo concentrado. No son un grupo específico
para la catequesis, o la liturgia, o lo social, o lo político… Las CEBs,
constituyendo una red de comunidades, forman la parroquia, en autonomía y
comunión[4].
6.
Nada de
escaparate
Como el “mysterion” de la Iglesia, las CEBs están
siempre en camino. Es el que se suele resumir con tres palabras: “Si, todavía
no”. En efecto, algunos aspectos de las CEBs todavía no fueron desarrollados
completamente: como el de ser una comunidad eucarística, sin los ministerios
ordenados propios. Otros aspectos ya han sido configurados claramente: como el
compromiso misionero, la Iglesia en la cual los pobres son llamados a ser
sujetos, el servicio a los más necesitados.
7.
Mysterion
(Sacramento) En un modelo original
Las CEBs, por su naturaleza, se constituyen como el “Mysterion”
o “sacramento”, en el sentido de LG 1. En eso son iguales a las parroquias.
Pero son diferentes por el “modelo” eclesial y el método que usan (Ver, juzgar,
actuar, evaluar, celebrar. La parroquia, en efecto, viene de la visión de la
cristiandad tridentina (rural, clerical, territorial, pre-técnica…). Las CEBs
buscan expresar la iglesia del Vaticano II, que a su vez retoma la visión de
las primeras comunidades del Nuevo Testamento, centradas en la gente y no en el
edificio. Los ministros son para servir a la comunidad (no lo contrario) y la
comunidad es servidora del mundo (en función del Reino de Dios).
8.
No una mera
ayuda; No una capilla
Las CEBs no son movimientos, asociaciones,
fraternidades, orden tercera… que son dones particulares del Espírito (AYUDAS)
en función de la vida y misión de la Iglesia. No se clasifican como “capillas”,
estructura pastoral que han sido creado
en el territorio parroquial, como lugares de culto e devociones,
ocasionalmente espacio para el recibimiento de los sacramento (cuando de la visita de un ministro
ordenado). Las capillas no forman un nuevo nivel de Iglesia. Ellas repiten el
modelo parroquial (piramidal, patriarcal, etc.). Diferente de las CEBs, vienen
desde la parroquia hacia las bases, como una estructura ya definida, para el
atendimiento de los fieles.
9.
“Pequeñas
comunidades eclesiales” – El limbo de la pastoral
Las CEBs son constitucionalmente sinodales. Como los
dedos de la mano, forman una red articulada (Parroquia). No son lo mismo que la
sectorización parroquial, sugerida por el documento de Aparecida. Tampoco son
las “pequeñas comunidades eclesiales”, que todavía están en una especie de
“limbo” pastoral, desde que su identidad es demasiado genérica e imprecisa.
10. Red de comunidades
La CEB no nace para renovar la parroquia, sino para
colocar en práctica un nuevo modelo de Iglesia servidora, misionera y
comunitaria. La perspectiva es de conformar una parroquia red de comunidades.
No se trata de pensar en una CEB aislada, sino en un tejido, en un equipo, en una
red.
11. Comunidades eucarísticas
Siendo las CEBs, comunidades Eucarísticas, necesitan
contar con el correspondiente ministro, no solamente de manera ocasional,
cuando un presbítero viene “visita-las”. Las limitaciones en esa materia se
explican por la disciplina existente, pero no se justifica que esa situación
persista para siempre.
12. Las CEBs “No se casan”
Siendo la pequeña Iglesia, célula inicial de
configuración eclesial (Medellín), las CEBs no pueden “casarse” con una
teología, con un movimiento o congregación religiosa. No están en el escaparate
parroquial para que sean escogidas según los gustos del clero y de los
bautizados.
13. El abuso no excluye el uso
Las limitaciones y fallas históricas de las CEBs no
son razón para que sean proscriptas sin una seria revisión y ayuda adecuada y
correcciones, cuando necesarias. También cardenales, obispos, presbíteros han
sido, a lo largo de la historia y aún en nuestros tiempos, denunciados por
escándalos gravísimos. No por eso la Iglesia abrió mano de esos ministerios.
José Marins.
[1] La fundación de células eclesiales fieles a las
primeras Iglesias del Nuevo Testamento, apareció en Brasil en la década del 50
– Barra do Pirai, RJ; Sao Paulo do Potengi, RN; Cravinhos, SP; Osasco, SP;
Pirambú, CE, Tutoia, MA. Fuera de Brasil, surgirán, un poco más tarde, a partir
de la década del 60, en República Dominicana, Panamá, Ecuador, Honduras, El
Salvador, México…
[2] Como ha sido posible, a lo largo de los siglos,
configurar una instancia menor que la diócesis, como comunidad eclesial
referencial para los bautizados que ya no alcanzaban participar de la
estructura diocesana, porque no se puede repetir paso idéntico para que la
Iglesia que se encarna en las realidades
contemporáneas?
[3] El Magisterio de las Encíclicas lo confirmó: EN, 58;
RM, 51 C.LAICIS, 26; CATEQUESE TRAD.47; así las otras Conf. Generales de A. Lat.
Caribe: Puebla 129-130; SDm,19;
AP,178-179
[4] El Magisterio de las Encíclicas lo confirmó: EN, 58;
RM, 51 C.LAICIS, 26; CATEQUESE TRAD.47; así las otras Conf. Generales de A.Lat.
Caribe: Puebla 129-130; SDm,19;
AP,178-179