jueves, 2 de mayo de 2013

Comunidades Eclesiales de Base

 

1.      Lo innegociable

Según las Asambleas de Medellín y Puebla, hay elementos de las CEBs que no se pueden negociar. Estamos, en efecto, delante de una opción teológico-pastoral tan importante como ha sido la que provocó el surgimiento de las parroquias, red de comunidades en la diócesis [1].

 

2.      Alternativa a la tradición europea

La Iglesia de América Latina y Caribe ha desarrollado una creatividad original a propósito de establecer su primera instancia eclesial comunitaria, diferente de la experiencia eclesial europea[2]. Es una diferencia que no significa inferioridad.

 

3.      El reino es la meta

Las CEBs no surgieron para renovar la parroquia. Ellas procuran leer e interpretar los signos del tiempo, en la perspectiva de la Nueva Jerusalén - Reinado de Dios.[3] Movidas por el Espíritu, participan del dinamismo de la Encarnación y misión de Cristo, presente y actuante en el mundo, como señal e presencia de la Iglesia, de la cual son la menor expresión.

 

4.      Otro modelo histórico

Las CEBs han configurado un nivel eclesial menor que la parroquia, pero con igual responsabilidad de ser, como la parroquia por siglos ha sido, la “Koinonía” (Comunidad) de los bautizados de un área, pero en un modelo eclesial diferente,[1] en  línea de las Constituciones conciliares[2]. La teología del Vaticano II fundamentó esta perspectiva (LG1 y 26) y las asambleas generales del episcopado así como las encíclicas papales, la han ratificado[3].

 

5.      Iglesia en semilla

Las CEBs son la propia Iglesia en semilla, en embrión. No una parte, sino un todo concentrado. No son un grupo específico para la catequesis, o la liturgia, o lo social, o lo político… Las CEBs, constituyendo una red de comunidades, forman la parroquia, en autonomía y comunión[4].

 

6.      Nada de escaparate

Como el “mysterion” de la Iglesia, las CEBs están siempre en camino. Es el que se suele resumir con tres palabras: “Si, todavía no”. En efecto, algunos aspectos de las CEBs todavía no fueron desarrollados completamente: como el de ser una comunidad eucarística, sin los ministerios ordenados propios. Otros aspectos ya han sido configurados claramente: como el compromiso misionero, la Iglesia en la cual los pobres son llamados a ser sujetos, el servicio a los más necesitados.

 

7.      Mysterion (Sacramento) En un modelo original

Las CEBs, por su naturaleza, se constituyen como el “Mysterion” o “sacramento”, en el sentido de LG 1. En eso son iguales a las parroquias. Pero son diferentes por el “modelo” eclesial y el método que usan (Ver, juzgar, actuar, evaluar, celebrar. La parroquia, en efecto, viene de la visión de la cristiandad tridentina (rural, clerical, territorial, pre-técnica…). Las CEBs buscan expresar la iglesia del Vaticano II, que a su vez retoma la visión de las primeras comunidades del Nuevo Testamento, centradas en la gente y no en el edificio. Los ministros son para servir a la comunidad (no lo contrario) y la comunidad es servidora del mundo (en función del Reino de Dios).

 

8.      No una mera ayuda; No  una capilla

Las CEBs no son movimientos, asociaciones, fraternidades, orden tercera… que son dones particulares del Espírito (AYUDAS) en función de la vida y misión de la Iglesia. No se clasifican como “capillas”, estructura pastoral que han sido creado  en el territorio parroquial, como lugares de culto e devociones, ocasionalmente espacio para el recibimiento de los sacramento  (cuando de la visita de un ministro ordenado). Las capillas no forman un nuevo nivel de Iglesia. Ellas repiten el modelo parroquial (piramidal, patriarcal, etc.). Diferente de las CEBs, vienen desde la parroquia hacia las bases, como una estructura ya definida, para el atendimiento de los fieles.

 

9.      “Pequeñas comunidades eclesiales” – El limbo de la pastoral

Las CEBs son constitucionalmente sinodales. Como los dedos de la mano, forman una red articulada (Parroquia). No son lo mismo que la sectorización parroquial, sugerida por el documento de Aparecida. Tampoco son las “pequeñas comunidades eclesiales”, que todavía están en una especie de “limbo” pastoral, desde que su identidad es demasiado genérica e imprecisa.

 

10.  Red de comunidades

La CEB no nace para renovar la parroquia, sino para colocar en práctica un nuevo modelo de Iglesia servidora, misionera y comunitaria. La perspectiva es de conformar una parroquia red de comunidades. No se trata de pensar en una CEB aislada, sino en un tejido, en un equipo, en una red.

 

11.  Comunidades eucarísticas

Siendo las CEBs, comunidades Eucarísticas, necesitan contar con el correspondiente ministro, no solamente de manera ocasional, cuando un presbítero viene “visita-las”. Las limitaciones en esa materia se explican por la disciplina existente, pero no se justifica que esa situación persista para siempre.

 

12.  Las CEBs “No se casan”

Siendo la pequeña Iglesia, célula inicial de configuración eclesial (Medellín), las CEBs no pueden “casarse” con una teología, con un movimiento o congregación religiosa. No están en el escaparate parroquial para que sean escogidas según los gustos del clero y de los bautizados.

 

13.  El abuso no excluye el uso

Las limitaciones y fallas históricas de las CEBs no son razón para que sean proscriptas sin una seria revisión y ayuda adecuada y correcciones, cuando necesarias. También cardenales, obispos, presbíteros han sido, a lo largo de la historia y aún en nuestros tiempos, denunciados por escándalos gravísimos. No por eso la Iglesia abrió mano de esos ministerios.

 

José Marins.

 



[1] La fundación de células eclesiales fieles a las primeras Iglesias del Nuevo Testamento, apareció en Brasil en la década del 50 – Barra do Pirai, RJ; Sao Paulo do Potengi, RN; Cravinhos, SP; Osasco, SP; Pirambú, CE, Tutoia, MA. Fuera de Brasil, surgirán, un poco más tarde, a partir de la década del 60, en República Dominicana, Panamá, Ecuador, Honduras, El Salvador, México…
[2] Como ha sido posible, a lo largo de los siglos, configurar una instancia menor que la diócesis, como comunidad eclesial referencial para los bautizados que ya no alcanzaban participar de la estructura diocesana, porque no se puede repetir paso idéntico para que la Iglesia que se encarna  en las realidades contemporáneas?
[3] El Magisterio de las Encíclicas lo confirmó: EN, 58; RM, 51 C.LAICIS, 26; CATEQUESE TRAD.47; así las otras Conf. Generales de A. Lat. Caribe: Puebla 129-130; SDm,19;  AP,178-179
[4] El Magisterio de las Encíclicas lo confirmó: EN, 58; RM, 51 C.LAICIS, 26; CATEQUESE TRAD.47; así las otras Conf. Generales de A.Lat. Caribe: Puebla 129-130; SDm,19;  AP,178-179