NOTA PREVIA: El viernes 26 de abril al final del artículo que publicamos aquí en nuestro blog, con el título de “Hechos ocurridos en la Catedral de Lago Agrio paralelamente al Retiro Diocesano”, habíamos anunciado para el lunes 29 una segunda parte, como reflexión sobre esos hechos. También habíamos venido compartiendo nuestra preparación y motivación para la Fiesta del Compartir Urbano 2013. Sin embargo, por la gravedad de los nuevos acontecimientos ocurridos en nuestra Iglesia, el 28 de abril, día de la Fiesta, compartidos con ustedes, nuestros lectores, a través de la carta de M. Mietto y de nuestro Manifiesto de apoyo a él y a su carta, nos ha obligado a modificar nuestro ofrecimiento. El primero, el artículo anunciado pide ahora una reflexión actualizada y el segundo, hace que ofrezcamos con un poco de retraso, esta crónica sobre nuestra Fiesta del Compartir Urbano 2013. Esta Fiesta marca un hito en el peregrinar de esta Iglesia santa y pecadora que trata de ser fiel al Señor.
El pasado domingo 28 de
abril, en la ciudad de Nueva Loja, cantón Lago Agrio, Sucumbíos, celebramos la
Fiesta Urbana del Compartir 2013. Desde las 06h30 de la mañana empezamos a
colocar los puestos de comida organizados por las comunidades de cada sector de
la ciudad, en el lugar asignado y autorizado por el Municipio que comprende el
pasaje entre el Parque Central y la Plazoleta de la Iglesia Catedral.
Mons. Paolo Mietto,
Administrador Apostólico del Vicariato Apostólico de San Miguel de Sucumbíos,
había llegado también muy temprano para celebrar la Misa ordinaria de 06h30,
pero le fue impedido ingresar a la Catedral y celebrar la Misa, según versión
propia de él, por un grupo de menos de 30 personas de los movimientos de la
Renovación Carismática y del Rosario Diario, liderados por la Dra. Genoveva
Altamirano.
Por este motivo, por pedido
de la gente a Mons. Mietto, improvisadamente
celebró a las 7h30 una Misa Campal, la cual llenó de fuerza motivadora
para empezar tan significativo día de Fiesta cristiana, inspirada en la
experiencia de los primeros cristianos como nos relata Hech. 2,
42-47.La Misa se celebró con fervorosa devoción y alegría, con animados cantos
acompañados con una guitarra, con una participada oración de los/as fieles y un
nutrido grupo de participantes en la Fiesta del Compartir para dar de sí y de
haberes y talentos, y para recibir el Pan de Vida.
Queda constancia de que
Monseñor fue impedido de celebrar en su sede, ya que esta Misa no era parte del
programa de la Fiesta del Compartir.
Ya desde las 09h00 la comida
estaba lista y luego de la bendición de M. Mietto como estaba previsto, los
puestos comenzaron a expenderla a quienes se acercaban al lugar. La atención de
los hermanos y hermanas era muy atenta y cordial, generándose un clima fraterno
muy agradable. Pues era una gran oportunidad para testimoniar el “miren como se
aman” de los primeros cristianos. Algunos se reencontraban a los tiempos, lo
que llenaba de mayor alegría.
A las 10h30 se celebró la solemne Eucaristía
de la Fiesta del Compartir. Una vez más Mons. Mietto fue impedido de celebrar
en su sedee igualmente la Pastoral Urbana y todos/aslos/as fieles fuimos
excluidos de la Catedral. Fue en la plazoleta donde pudimos celebrar una alegre
Misa Campal que él presidió. Junto a él concelebraron el P. Raúl Usca, el P.
Pablo Torres, el Diácono Hugo Cevallos y también estuvo el P. Gabriel.
Improvisado el lugar, con ciertas limitaciones que no opacaban la alegría de
corazón que compartíamos para vivir la “Casa y Escuela de Comunión”. La Palabra
de Dios de este domingo estaba centrada en el mandamiento del amor que Jesús
nos mandó a vivir, pero de manera especial amando a los enemigos. Y para lo que
directamente nos ocurría a los/as presentes, por lo que estábamos viviendo en
directo, Monseñor se animaba y nos animaba a soportar las tribulaciones con
base en la experiencia del apóstol Pablo y los primeros cristianos que nos
relataba la lectura de los Hechos de los Apóstoles. Igualmente, Monseñor
enfatizó con una meditación la importancia de la Oración del Compartir, la
misma que fue acompañada con una sentida resonancia. Fue maravilloso. El gesto
del Compartir en la ofrenda fue celebrado con la profundidad que caracteriza a
este momento en nuestra Iglesia.
Terminada la Misa Solemne a
pesar de las dificultades, se mantuvo un buen ambiente, alegría, participación
y serenidad de los ministerios y comunidades, mientras se desarrollaba la venta
de comida y el bingo cultural, con buena afluencia de gente lográndose
desarrollar la Fiesta del Compartir, celebrando y disfrutando el encuentro con
el Señor de la Vida, entre nosotros/as hermanos y hermanas de las comunidades,
y las comidas, los dones y la diversión en las presentaciones culturales y el
bingo. El programa terminó a las 15:30 h. como estaba previsto.
Podemos concluir que la
Pastoral Urbana desarrolló la Fiesta del Compartir con tranquilidad y
esperanza, celebramos la Eucaristía que es el mayor signo de Compartir que
Jesús nos dejó en el “Hagan esto en memoria mía”. Y celebramos dos misas
presididas por nuestro Obispo, y no una como estaba previsto. Fue una propuesta
de VIDA, como siempre se ha sembrado VIDA en estas tierras. Hubo comida, hubo
alegría, era un programa abierto y público, el corazón estaba abierto para
acoger e incluir, estaban las mayorías.
Lamentablemente, al margen
de la Fiesta hubo los acontecimientos graves protagonizados por el grupo
reducido que se tomó la Catedral, intentó boicotear la Fiesta sin conseguirlo,
con medios que no enumeraremos y excluyó al Obispo de su sede Catedral, igualmente
a la Pastoral Urbana y a los/as fieles comunes y corrientes que acudían a Misa.
Hubo observadores del Estado. Se ha hecho más visible y evidente el
fundamentalismo y la sectarización de este grupo, identificado en nuestro
Manifiesto de apoyo a M. Paolo Mietto y a su carta, que están publicados en
este mismo blog.
Confiamos en que las
autoridades eclesiásticas y civiles pongan freno a este proceso de EXCLUSIÓN
que viene intentándose desde el 30 de octubre de 2010, para que hechos como
estos, no puedan vuelvan a darse pues son contrarios al amor fraterno, a la
práctica acogedora e incluyente de todos/as de nuestra Iglesia local y además
ponen en riesgo la convivencia pacífica y la estabilidad social de nuestra
provincia.