jueves, 29 de agosto de 2013

YO TENGO UN SUEÑO – Martin Luther King - 50 años del discurso

Hoy se cumplen 50 años desde que Martin Luther King pronunciara un importante discurso conocido como “Yo tengo un sueño”
Martin Luther King, nació en Atlanta – Estados Unidos el 15 de enero 1929 y murió en Menphis el 4 de abril de 1968. Fue Pastor de la Iglesia Bautista, lideró el movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos en los Estados Unidos y, además rechazó la guerra de Vietnam. Fue un luchador de la No – Violencia. Por estas razones fue condecorado con el Premio Nobel de la Paz en 1964.
Entre sus acciones más recordadas está el liderazgo de la Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad, en 1963, al final de la cual pronunciaría su famoso discurso “yo tengo un sueño”.  
Aquí algún extracto de su discurso:
 ”Estoy orgulloso de reunirme con ustedes hoy, en la que será ante la historia la mayor manifestación por la libertad en la historia de nuestro país…
Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño.
Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo…
¡Hoy tengo un sueño!
Ese será el día cuando todos los hijos de Dios podrán cantar el himno con un nuevo significado.
Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada aldea y en cada caserío, en cada estado y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día cuando todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, puedan unir sus manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro: "¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios omnipotente, ¡somos libres al fin!"
Animados por este discurso que brota de los deseos de justicia ante la discriminación racial del pueblo negro en Estados Unidos de aquel entonces, renovamos nosotros también nuestros sueños personales y el gran sueño comunitario.
Recordar los 50 años a Martin Luther King y su discurso el día de hoy, nos recuerda a otra negra y su sencillo discurso en la reciente Asamblea Diocesana de Pastoral en la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos. Nos referimos a Mamá Rosa.
Como Iglesia en camino, por allá a inicios de los años 80, los agentes pastorales, el Obispo, los misioneros y misioneras que nos antecedieron, construyeron colectivamente una formulación del sueño que nos ha guiado en el vivir la fe cada día en estas tierras amazónicas. Ese legado y compromiso nos dejaron. Hace parte de nuestra memoria histórica y de nuestra tradición, abierta a ser mejorada. Entonces hablar del sueño es hablar de utopía, de una gran aspiración que nos mueve dentro. Por eso, nuestro sueño o utopía de ISAMIS reza: “LIBERACIÓN INTEGRAL DEL HOMBRE Y DE LA MUJER, DESDE LOS POBRES, POR LA CAUSA DEL REINO”.
Y hacemos presente también un valioso sueño manifestado por Mons. Mietto en el día de su posesión ante la división y fraccionamiento que se ha propiciado desde la intervención a nuestra Iglesia. El sueño de Monseñor, haciendo suyas las palabras del Papa Juan Pablo II en la Novo millennio ineunte, es que la Iglesia de Sucumbíos sea “Casa y Escuela de Comunión”. Compartimos el sueño, porque queremos recuperar y volver a ser esa Casa y Escuela de Comunión que ya éramos con la humildad y modestia del caso. Y a ese camino queremos invitar a quienes aún no se unen a él.
Y en este proceso martirial que vivimos, compartimos los sueños que produjeron nuestros/as hermanos/as campesinos/as en la Asamblea de la Unidad Pastoral Campesina.
ü  Mantener y fortalecer este “modo lindo” de SER Iglesia en Sucumbíos
ü  Iglesia participativa, Comunidad ministerial reconciliada, misionera, fiel a Jesús y al Evangelio. Donde los pobres son los protagonistas: semilla, luz, sal y fermento en medio del mundo
ü  Una Iglesia con un Obispo pastor “que huela a oveja”, cercano a la gente, sobre todo a las “ovejas descarriadas”, a los pobres. Un obispo que viva su ministerio como SERVICIO en diálogo permanente con el Pueblo de Dios, con la Iglesia: Comunidad de comunidades.
ü  Una Iglesia Comunidad que acoja el regreso de Mons. Gonzalo, y a los misioneros carmelitas expulsados. Con una catedral no de bloques, sino de corazones diversos y universales, que acoja siempre, y no cierre nunca sus puertas.
ü  El SUEÑO de una Patria grande, sin fronteras, se hace realidad con luces y sombras a lo largo del tiempo. Un SUEÑO que se inspira en Mons. Proaño, Mons. Gonzalo, y tantas otras personas que en la Iglesia se atreven a soñar.
 
Concluimos con la letra de una canción que nos invita a soñar en minga, a soñar colectivamente, para que los sueños tengan buenas raíces y permanezcan:
“Sueño que se sueña sólo puede ser pura ilusión,
Sueño que se sueña junto es señal de solución.
Entonces vamos soñar, compañeros/as
Soñar ligero, soñar comunitariamente”.