(Este es un rinconcito en internet donde
encontrarnos todos aquellos que tenemos un pedacito de nuestros corazones
habitando en el hogar Santa Cruz)
LOS 70:
PERSECUCIONES
En los
años 70, en una de las ex haciendas de la Curia, monseñor Proaño organizó el
Instituto Tepeyac para formar líderes en áreas prácticas: agricultura,
ganadería, y en capacitación, dirección (de grupos humanos). Y, según cuenta el
padre Torres, “al finalizar una de estas reuniones, en 1974, se originó el
Ecuarunari (Ecuador Runacunapac Riccharimui)”. (1)
A
quienes participaban en estos eventos, aduciendo promoción de invasión de
tierras, les perseguían. En 1970 la dictadura de Velasco Ibarra expulsó a dos
sacerdotes de la Diócesis de Barcelona, España. Poco después pretendió hacer lo
mismo en Chunchi, 50 Km al norte de Cuenca, con cuatro religiosos extranjeros.
Durante
la dictadura de Rodríguez Lara, el 26 de septiembre de 1974, la fuerza pública
atacó a indígenas de la comunidad Toctezinin provocando la muerte de Lázaro
Condo y 30 heridos. “El obispo fue reclamado por el ministro de gobierno, pero
tres días después, en la misa del domingo, al empezar su sermón dijo: ‘Lázaro,
levántate y anda” (Revista Vistazo, octubre 4, 90).
La mayor
torpeza, y que dio la vuelta al mundo, la cometieron los “triunviros”. El 12 de
agosto de 1976 se llevaba a cabo en Santa Cruz, centro de reflexión del
obispo de Riobamba, un encuentro de pastoral cuando por orden del ministro
encargado de gobierno, Xavier Manrique, llegaron dos buses con más de 40
policías para violentamente apresar a dos arzobispos: Roberto Sánchez, de
Estados Unidos; y Vicente Zaspe, de Argentina; y 14 obispos: Patricio Flores,
Juan Arzube y Gilbert E. Chávez, de Estados Unidos; Mariano Parra León, de
Venezuela; Caren González y Fernando Aristía Ruiz, de Chile; Antonio Batista
Fragoso y Rubén Cándido Padín, de Brasil; Sergio Méndez Arceo, José Pablo
Rovalo y Samuel Ruiz, de México; Víctor Garaigordobil, de España; Ramón
Bogarin, de Paraguay; y Leonidas Proaño, el anfitrión.
Junto a
ellos fueron detenidos unos 70 laicos y sacerdotes, entre ellos, el teólogo
José Comblin y Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nóbel de la Paz en 1980.
Al
siguiente día el gobierno les “invitó” a salir “por intervenir en asuntos de
política interna con la finalidad de subvertir el orden” (diario El Comercio).
Los
sectores conservadores de la sociedad complementaron la represión con acciones
sutiles: consiguieron que el Vaticano enviara un Vicario Apostólico para que
investigara a Proaño, sin encontrar nada en su contra; propiciaron la expansión
de los grupos evangélicos que más tarde generaría enfrentamientos entre
indígenas católicos y evangélicos; y los militares emprendieron en un programa
de reforestación de los páramos, el punto de partida de su proyecto social de
asistencia a los indígenas en salud, educación, obras públicas, con el cual
pretendían frenar el avance de la Iglesia de los Pobres.
Se
expande por suburbio y selva
La III
Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en Puebla, 1979, “Consagra
_según Jon Sobrino- la expresión ‘opción preferencial por los pobres’ en el
contexto de la misión evangelizadora de la iglesia”.