martes, 17 de septiembre de 2013

GRACIAS CHURONITA

 
Con mucha alegría celebramos las fiestas de nuestra Patrona, la Churonita, como ya lo hemos hecho en notas anteriores, pero el significado que adquirió esta fiesta mariana, nos hace que seamos siempre agradecidos por los favores concedidos a nuestra querida Iglesia. La Romería, la Escuela de Ministerios, la celebración en la Catedral y la institución de los ministerios por nuestro Obispo nos dicen lo que significó nuestra devoción.
 
La tradicional Romería desde Santa Cecilia, se vivió con efusivo fervor popular. Esta Romería, incorporada a los pocos años de iniciada la devoción a la Churonita, marca la expresión de este pueblo en camino. En camino, desde los primeros lojanos cargados de esperanzas que vinieron a estas tierras, y luego los provincianos que continuaron viniendo, cual Tierra Prometida. Y vinieron con su fe y su devoción popular, trajeron a la Virgencita del Cisne para que acompañara este caminar de un pueblo nuevo. Que acompañara el sufrimiento inicial, pero también la esperanza activa de un futuro prometedor. Por eso, la Virgencita del Cisne tiene que ver con nuestra historia, con nuestras luchas, nuestra esperanza y unidad.
 
La masiva concurrencia a la Romería vivió este fervor con espíritu animoso, con mucha devoción al rezo del Rosario, y con decisión del compromiso por la paz en comunión con la Jornada de Oración por la Paz en Siria y el mundo entero, convocada por el Papa Francisco. Oramos y reflexionamos por la Paz. Durante la caminata leímos mensajes alusivos, entre otros, como la Carta abierta dirigida a Barack Obama por Adolfo Pérez Esquivel, Premio Novel de la Paz, y el pronunciamiento de Adolfo Nicolás, Prepósito general de los Jesuitas. En este espíritu mariano disfrutamos de un agradable clima. No hubo el fuerte sol, ni la fría lluvia, pero sí un fuerte viento. No pudo faltar el tradicional y reconfortante guarapo de la familia de Milton Cueva. Al llegar a la ciudad, cual arcos triunfantes, recibía a nuestra Churonita y sus devotos el colorido arco iris en doble dimensión. Qué más se puede pedir!!!!. Más tarde siguió el programa de vísperas, con la Misa y algo más.
 
El mismo día 7, realizamos el Retiro de la Escuela de Ministerios. Una vez más pudimos realizar este retiro, con un buen ambiente de convivencia fraterna, la alegría de la presencia de los candidatos a ministerio reconocido y una temática iluminadora para que a ejemplo de María reconozcamos la presencia de las mujeres en la Biblia y la historia de salvación de ayer y hoy.
 
El 8 de septiembre fue muy especial porque celebramos la fiesta a Nuestra Señora. Como no podía ser de otra manera, la fiesta se realizó con una masiva concurrencia en la Catedral, tanto por la tradición de esta fiesta como por el carácter diocesano, y como fue el acuerdo en la Asamblea Diocesana de Pastoral pasada, que se recupere el sentido de la Catedral de las celebraciones diocesanas. Como es costumbre, la solemne Eucaristía fue coordinada por la Escuela de Ministerios de nuestra Iglesia. Como siempre caracterizada por la participación, viviendo con profundidad espiritual y la alegría del encuentro de hermanos y hermanas en la Mesa del Señor. El momento más significativo fue cuando Mons. Paolo Mietto, Administrador Apostólico de nuestro Vicariato, instituyó a los ministerios. Monseñor otorgó dos tipos de ministerios: Ministerios de Lectores y Ministerio Extraordinario de la Eucaristía. Fue tan especial este momento, tan sentido por el grado de compromiso y responsabilidad que adquirieron con el Señor para toda su vida, y con la Iglesia en la cual participan activamente desde hace muchos años atrás.
 
Los siguientes hermanos y hermanas fueron instituidos para Ministerio de Lectores: Jorge Córdova, Manuel de Jesús Jiménez, Nelly Ortiz, Enma Aguirre, Flor María Mora, Tomás Joselito Masacón, María Melba Chamba, Jesús Adrián Benavides Hernández, Bolívar Freire, Edgar Revelo. Y para el Ministerio Extraordinario de la Eucaristía: Dany Hernández, Marilú Villalta, Jesús Ramírez Salazar.
 
Una nota importante fue que nuestro hermano Jesús Benavidez, que se encamina al ministerio presbiteral, recibió el ministerio de Lector junto a los otros ministerios. De esta manera se marcaba la nota que el ministerio presbiteral surge de la comunidad, y está al servicio de la comunidad, junto con otros que también son ministerios, son laicos y laicas, cargados de mucha experiencia en la vida de la Iglesia, en sus comunidades y movimientos. Y cada quién para ejercer su ministerio, respetando lo que a cada quién corresponde, sin tener cristianos y cristianas de segunda. Adelante Jesús, que los sacerdotes son hombres de comunidad.
 
Lamentablemente, fuimos testigos de acciones paralelas, con caminatas descoordinadas el día 7, y una vez más hubo el intento de boicotear la ofrenda del Compartir, por cierto sector de la Renovación Carismática con apoyo del Párroco, según lo han manifestado, y como ya lo han hecho en otras ocasiones. Esto sigue evidenciando el sostenimiento de una Iglesia paralela.
 
A pesar de todo, con un balance positivo, celebramos la fiesta a nuestra Madre Santísima del Cisne, nuestra Churonita, que en este año, Año de la Fe, nos ha bendecido con uno de esos grandes milagros como solo ella lo sabe hacer. Gracias al Año de la Fe. Se ha logrado recuperar el carácter ministerial de nuestra Iglesia, con la abundancia de los ministerios instituidos. Se ha logrado recuperar el sentido que tiene la catedral como sede diocesana. Todo: porque “Dios sigue haciendo proezas con su brazo…”
 
Así, seguimos disfrutando de la presencia de María, que tras haberla recibido de nuestro catolicismo popular inicial en la profunda y arraigada devoción a la Virgen del Cisne, hemos ido creciendo en la fe, para encontrarla en la Biblia a María de Nazareth, “compañera de los pobres, esperanza de una tierra que busca y grita liberación”.
 
Aparecida nos la ha ofrecido como la discípula misionera de la cual debemos aprender e inspirarnos los cristianos y cristianas para ser testigos del Señor: “María es la gran misionera, continuadora de la misión de su Hijo y formadora de misioneros” A. 269. Y, por eso, nos insiste: “Hoy, cuando en nuestro continente latinoamericano y caribeño se quiere enfatizar el discipulado y la misión, es ella quién brilla ante nuestros ojos como imagen acabada y fidelísima del seguimiento de Cristo. Esta es la hora de la seguidora más radical de Cristo” A. 270. Ella que nos lleva al encuentro con Jesús, nos sigue indicando como en Caná: “Hagan lo que él les diga” Jn. 2,5.