jueves, 26 de julio de 2012

“No se puede sepultar la luz, no se puede sepultar la VIDA”


CARTA DE LA ZONA COCA - GUANTA

Quienes hacemos el Consejo Pastoral, Equipo Misionero, comunidades cristianas, y ministerios de la Zona Coca Guanta, ante lo que viene ocurriendo en nuestra Zona y en nuestra Iglesia de Sucumbíos, hacemos pública nuestra situación, de manera especial por la amenaza a la que nos exponemos lo ocurrido el pasado 11 de julio en Puerto Aguarico.

Desde el pasado mes de marzo el sacerdote colaborador Ricardo Ruiz, de la Diócesis de Ibarra, fue asignado a nuestra Zona por Mons. Paolo Mietto, Administrador Apostólico de nuestro Vicariato Apostólico de San Miguel de Sucumbíos.

Desde el principio estuvimos con expectativa por tener el apoyo de un sacerdote para fortalecer nuestro trabajo pastoral que venimos sosteniendo por largos años en las comunidades. Sin embargo, también conocíamos que desde que llegó a Sucumbíos, continuó un trabajo paralelo iniciado por los Heraldos del Evangelio, atendiendo dos comunidades, Puerto Aguarico y La Pampa, de la Parroquia Santa Ana en el Sector Sur de la ciudad de Lago Agrio, donde son responsables las Hermanas Anitas y hasta el día de hoy no hizo nada por reconciliar.

Entre las acciones desplegadas desde su llegada señalamos que de entrada empezó con visitar lugares que no estaban participando de la coordinación zonal, dejando ya entrever su nada ingenua intencionalidad. Ha fomentado un sacramentalismo de bautismos facilitos, misas por su cuenta sin ninguna programación con el Equipo Misionero, como estamos acostumbrados.

Hace parte de su estilo el llenar de mentiras y calumnias a la gente que visita por su lado, para así ganarse a la gente y ponerla en contra del Equipo Misionero, el Consejo Pastoral e incluso poniendo en contra de los sacerdotes diocesanos incardinados y los carmelitas que ya no están.

Todo demuestra un trabajo paralelo porque nunca se interesó ni se interesa por realizar una acción pastoral coordinada en equipo ya que no participa de nuestras reuniones, convivencias, celebraciones y otras actividades, más bien su trabajo es en solitario. Tampoco ha mostrado interés por participar de coordinaciones de la Unidad Pastoral Campesina y a nivel diocesano. Clara muestra de una Iglesia paralela. No es un agente de unidad  y reconciliación, sino de división.

Estas anomalías hemos dado a conocer oportunamente en nuestros espacios de coordinación de la Unidad Pastoral Campesina. Mons. Paolo Mietto, igualmente ha sido informado y tomado acuerdos conjuntamente, pero no hay manera que se respeten por parte del P. Ricardo, porque seguramente alguien le respalda y, decimos que ya nos hemos cansado y no confiamos en su buena voluntad. Por eso hemos procedido a hacer pública también nuestra denuncia. Porque relacionados los hechos evidentes en otros lugares de nuestro Vicariato y tanto del P. Ricardo como de los demás colaboradores, está por demás comprobado que están cumpliendo una consigna de destruir nuestra Iglesia.

Lo ocurrido en Puerto Aguarico nos dice que un futuro violento inmediato nos espera, sino se hace algo para solucionar nuestras propuestas manifestadas tantas veces.  La violencia está muy cerca tras las apariencias religiosas de buena voluntad. Por eso nos solidarizamos con nuestros hermanos y hermanas que fueron violentados el pasado 11 de julio, especialmente con nuestros sacerdotes diocesanos incardinados que están perseguidos como delincuentes. Hacemos un llamado a todas las comunidades y zonas pastorales en que unamos en una sola denuncia pública todos los atropellos que hemos venido soportando, y que hemos tenido paciencia para esperarles que cambien, pero más bien tienen la habilidad de mentir sin ningún cargo de conciencia.

Por lo expuesto anteriormente, pedimos públicamente porque ya lo hemos hecho personalmente a Mons. Mietto y hasta ahora no hay solución,  urgentemente el retiro del P. Ricardo, antes de que la violencia empañe nuestra Zona.

Queremos que nos envíen sacerdotes misioneros  con espíritu de pobre, de comunidad, sencillez y amor como nos enseñó Jesús en su Evangelio, así mismo Mons. Gonzalo, que anhelamos tenerle presente entre nosotros en nuestra Iglesia de Sucumbíos.

Agradecemos a Mons. Paolo Mietto acoja nuestra petición solicitada, para así poder vivir en sana paz y unidad al servicio del Reino en Comunidad. Permaneceremos vigilantes y tenemos la certeza que se hará realidad.

Porque,   “No se puede sepultar la luz, no se puede sepultar la VIDA”
Vía Coca, 22 de julio 2012

                     Sra. Silvia Chávez                                             Diá. Hugo Cevallos
    Presidente Consejo Pastoral                                Equipo Misionero   

Sr. Fidel Nieves                                                   Diá. Walter Pezántes
                   Secretario Consejo Pastoral                                Equipo Misionero