lunes, 9 de julio de 2012

Y SEGUIMOS CAMINANDO


Nuestro hermano y amigo Jesús Arroyo nos ha dejado, lo recordamos con la esperanza que nos viene del Jesús Vivo, del Padre Dios  y del Espíritu Vivificador.  Su vida ha sido un regalo del Señor y como tal agradecemos su amistad, testimonio y entrega, como un don que se dio hasta el final.

En los momentos más duros que hemos vivido en el último año y medio el P. Jesús nos decía: “Tenemos que seguir adelante, debemos seguir caminando, defender a ISAMIS es ser fieles al Señor, es un servicio a la Iglesia y al pueblo de Sucumbíos”.  Tenía muy claro que con la salida de Monseñor Gonzalo las cosas no iban a ser igual, pero siempre mantuvo la confianza en las comunidades, en los movimientos eclesiales y en las organizaciones populares y en su capacidad para continuar adelante.

Veía con gran esperanza el camino de reconciliación iniciado con el ayuno de Mons. Gonzalo y seguido con valentía por Mons. Paolo Mietto; creía que, a pesar de las dificultades, era posible recuperar la unidad, conciliando las diferencias en la construcción de una Iglesia Viva y Misionera.

El P. Jesús vive ahora en Dios, en las comunidades y en las organizaciones, camina junto a nosotros y nosotras y, por eso, no  podemos detenernos. Nos ha dejado su mochila, su rosario y la Palabra del Señor, que eran su único equipaje para caminar por la selva en sus permanentes visitas a las comunidades indígenas, las campesinas, los barrios pobres, las mujeres y los jóvenes; grupos de vida a las que tanto amaba. 

Nos llama e invita a recoger su mochila, a ponernos de nuevo las botas de caucho y con las únicas armas de la  Palabra de Dios, con la fe, la esperanza y el amor, seguir  el camino. Los que lo hemos conocido y amamos a la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos seguimos caminando con dolor por su pérdida, pero convencidos de que estamos construyendo el Reino de Dios.

Tenemos la seguridad de que el P. Jesús nos acompaña.