Magdalena Blazer
dejó su patria Suiza en el año 1976 para trabajar con los indígenas Awá en
Colombia y Ecuador. Hace 18 años llegó a nuestro Vicariato y ya son 17 años de acompañar
al Pueblo Cofán y ha podido conocer, al menos en algo, su mundo misterioso y
sagrado.
En su caminar por
la selva, por las comunidades y pasando muchos días en sus casas, Magdalena ha
sido parte de la Pastoral Indígena del Vicariato de San Miguel de Sucumbíos –
ISAMIS, junto con otros misioneros y misioneras (Carmelitas, Capuchinos,
Lauritas, Carmelitas del Sagrado Corazón, Maristas y Laic@s), que han
compartido su vida con las nacionalidades indígenas en la Provincia de
Sucumbíos: Siona, Secoya, Shuar y Quichua.
El Pueblo Cofán en
Sucumbíos son los originarios de estas tierra y a pesar de esto son una de las
minorías de los pueblos indígena. Sólo suma unas varias centenas de personas, distribuidas
en 11 Comunidades.
“Magda”, como la
llamamos familiarmente, contribuyó con varios libros y folletos en la Pastoral
Indígena.
Transcribimos la
presentación del Catecismo para los Cofanes, producido por Magda. Esta
presentación realizada por Claudino Blanco Pisabarro nos permite intuir la
experiencia de los misioner@s que se acercan con respeto y cariño a estos
pueblos originarios, para compartir la vida siguiendo el ejemplo de Jesús.
“Magdalena me pide que
haga una presentación de este librito y no se me ha ocurrido cosa mejor que
estos versos nacidos hace tiempo al calor de la chucula. Cuando hace unos años
llegué donde ustedes me dijeron que era importante entrar “en silencio y con
los pies descalzos” y así lo hice. En silencio escuché murmullos de sus
sufrimientos, de sus desalientos, de sus miedos; pero también de su dignidad,
de sus esperanzas y de su entereza. En mis pies, al pisar la frescura de la
tierra que nos sostiene, me sentí acogido y aliviado. Entre ustedes, en la
acogida que me brindaron, en la comprensión que me dieron, en las palabras
respetuosas de los mayores, en sus consejos, en el cuidado de la familia
propia, descubrí la presencia del Dios que nos acoge y nos acompaña en los
caminos.
Nosotros somos
personas religiosas; quiero decir, que somos personas a las que nos gusta más
juntar que separar, sumar que dividir, soñar que desesperar; personas que saben
que el nombre primero de Dios es justicia, que su apellido es liberación y su
apodo cercanía amorosa. Jesús de Nazaret era una persona especialmente
religiosa. De él voy aprendiendo a descubrir a Dios en el “sagrado libro de la
vida”. Creo que las personas religiosas podemos ser expertos en eso. El libro
que tenemos entre las manos tiene muchos elementos tomados de la vida, por eso
pienso que puede ser una buena ayuda.
Avujatssi gi va’ttini
canjen, solía decir cuando llegaba donde ustedes. Lo repito ahora, si estos
papeles pueden ser una forma de visitarles. Que estén bien y que los disfruten.”
Una vez más gracias Magda, y que el Señor te
bendiga en tu nueva misión.