martes, 3 de diciembre de 2013

LA RANCHERITA (Segunda entrega de 3)

Volvemos a nuestra historia de “La Rancherita”. En la primera entrega, la Rancherita se puso en camino, “polvorientos caminos amazónicos recién abiertos en la era del petróleo”. Conducida por Doña Espíritu – Ruah, y acompañada por el “Vendedor de sueños”, iba recogiendo pasajeros de toda condición a su paso por el camino. Fue un tiempo fecundo de vivir el sueño de la Mesa Compartida. Y ahora la segunda entrega:
 
 
En sucesivas paradas, en cada rincón de esta zona, se iban quedando grupos de familias con sus pocos vestidos, útiles de cocina, uno que otro animalito, semillas y herramientas para la siembra. Estaban dispuest@s a empezar la aventura abriendo montaña, construyendo sus ranchitos y cultivando la tierra: este sería su nuevo hogar. Tarea nada fácil, pero no imposible, pues latía fuerte la esperanza, la posibilidad y el compromiso de compartir y ayudarse mutuamente para hacer realidad sus sueños.
 
¡¡¡Cuántas historias y cantos de amor compartidos a lo largo del camino!!!: indígenas, las mujeres, negros … todos los pobres sentían la dignidad de quien vive de su trabajo con sencillez y gratitud, que estaban haciendo una nueva historia en la que todos eran tenidos en cuenta, se atrevieron a decir su palabra y a sembrarla también; se ponían de pie para organizarse y participar…Pronto hubo generosas cosechas de maíz, yuca y plátano, el café florecido empezó a cuajar, se abrieron chaquiñanes, se tendieron puentes y se construyeron escuelitas y botiquines de pambil (*), en mingas con toda la comunidad. La comunidad ayudaba a sostener a las maestras y sacaban en chacana (*) a las personas enfermas a los distantes centros de salud.
 
No faltaron frenazos al estar a punto de chocar con otros carros mucho más veloces y que parecían dueños de la carretera. Hubo momentos de tensión al pasar por estrechos puentes de palos. De vez en cuando había que revisar el vehículo, la carga, se encontraban obstáculos en el camino. Se tenía que hacer pausas para poner gasolina, para reponer una llanta baja o atender otros imprevistos como: una gran inundación que se llevó los puentes, las casas y los animalitos, y dañó los cultivos; un fuerte terremoto que destruyó la carretera y aisló a toda la región; cuando llegaron hermanas y hermanos del otro lado del río huyendo de su propia tierra para salvar la vida y pidiendo techo y comida; cuando cayó el precio del café, sostén de la gente campesina; viendo que muchos árboles fueron talados; hubo paros y comisiones para exigir al gobierno atención a las necesidades básicas y protestar para hacer visible la injusticia de la falta de títulos de propiedad de la tierra, por la falta de trabajo y por la contaminación causada por las empresas petroleras; había que exigir respeto a los derechos humanos ante el autoritarismo de militares y policías…
 
Sin embargo, las dificultades grandes y pequeñas nunca mermaron el deseo de continuar hacia adelante. El espíritu de unidad y solidaridad de unos y otros, animados por Doña Espíritu fue la clave para rehacer y mantener la marcha en el camino.
 
Cierto día, al llegar al Pozo 30-O-2010, la Rancherita fue sorpresivamente asaltada. En la carretera habían atravesado un tronco para obligarle a parar, momento que fue aprovechado por unos desconocidos que llevaban disfraces para no ser identificados fácilmente. Los viajeros de la Rancherita fueron tratados con violencia y con insultos por los desconocidos, mientras se les hurgaba sus equipajes …. El ayudante, atento como siempre a todo lo que sucedía, se puso al frente con valor y fue el primero en ser maltratado y botado del carro). Luego también otros sufrieron el mismo trato.
 
Lo más doloroso y lamentable fue que algunos hermanos y hermanas que viajaban en Rancherita se bajaron y se pusieron del lado de los violentos, se aliaron con ellos, ante la sorpresa de los que permanecieron en la Ranchera quienes trataban de unirse más para defenderse y resistir. Afortunadamente, alguien pudo llamar a la policía y los asaltantes, que ya habían robado la dignidad, la unidad y la paz de los pasajeros, y que habían estropeado la Rancherita, cobardemente se dieron a la fuga. Se corrió la voz de que los asaltantes habían sido mandados por influjo de quienes querían enseñorearse de toda esta tierra…
 
Al comienzo, la gente no sabía cómo reaccionar, sólo comentaba con asombro lo sucedido inesperadamente y expresaba su dolor e indignación. En un momento, hubo que recurrir a Doña Leticia, experta en curar espantos y otros males. Pero fue clave la ayuda de Doña Espíritu, la Ruah, que con su gran sabiduría pues había pasado por iguales o peores situaciones en otros lugares y en otros tiempos, convenció a los viajeros para que dejaran sus quejas y empezaran a reflexionar sobre lo sucedido y sacar lecciones de esta prueba. Estos se fortalecieron en la confianza y en la solidaridad mutua, ampliaron más su conciencia, verificaron el rumbo según su brújula y permanecieron vigilantes.
 
Pero este nuevo tramo del camino, confuso y difícil al principio, se volvió tiempo fecundo y con impulso creador. Tiempo oportuno para volver a beber de los sueños que les trajo a estas tierras, que les hizo subir y unirse a la Rancherita recordando el sueño de la Mesa Compartida, abriéndose a la novedad de los nuevos desafíos…
 
Y la Rancherita sigue hacia adelante, “siempre en camino”, conducida por Doña Espíritu, por la Ruah, a un momento nuevo, como en el Evangelio “Mar adentro, hacia aguas más profundas”
 
Rancherita: Tipo de transporte popular, como un bus abierto, que en otros lugares se conoce con el nombre de escalera o chiva.
 
Pambil: Variedad de palmera cuyos frutos se pueden comer, con su tronco se puede construir y sus hojas sirven para el techo de las casas.
 
Chacana: Especie de hamaca para trasportar enfermos