Los profetas son gente del pueblo sensible a la realidad, a la historia y al futuro de su pueblo. Por eso reaccionan en el nombre de Dios criticando que ese destino construido por las ambiciones humanas no son las que Dios quiere.
Pero el profeta no solamente se dedica a señalar todos los males habidos y por haber y que se anidan en el corazón humano Dios.
Una gran dosis de la profecía es la capacidad de propuesta. Y para esto es necesario la inventiva, el soñar, el aspirar, esto es la Utopía. Por eso, Isaías propone un sueño, es un loco, pero tiene que soñar, para empujar la historia a los destinos de Dios.
A quién se le ocurre que el lobo y el cordero vivirán juntos. Eso es la Utopía.
Nos han hecho creer que ya todo está listo, no hay nada nuevo que inventar. Vil mentira para quienes quieren que el mundo se mantenga en la desigualdad.
En nuestros tiempos también hay muchos soñadores/as. Pero sueño que se sueña sólo puede ser solo ilusión, sueño que se sueña juntos y juntas es señal de solución. Entonces soñemos comunitariamente.
“Os abrazamos con mucho cariño y con mucha gratitud y toda esa mártir comunidad de Sucumbíos por vuestra fidelidad. Él está con nosotros hasta el final. Todo es Gracia, todo es Pascua”.
